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domingo, junio 20, 2021

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (IX): IZNOGUD EN ARGENTINO - 2DA. PARTE

Pasemos a la otra página que fotografié de la edición nacional de "El Gran Visir Iznogud".

Segundo episodio que tanto Grijalbo como Del Zorzal coinciden en intitular "Viaje oficial", ya que mucho misterio en la traslación no había.

El problema empieza con la didascalia de la viñeta inaugural.

El juego de palabras que asocia los tres caballos con el servicio postal, es intraducible. Sólo los franceses pueden entender la referencia: el "tri" se vincula a sus propias, distintas etapas, del proceso de "clasificación" de la correspondencia... que además son  tres.

La solución que encuentran los zorzaletes a "ces messagers a trois chevaux, appartenaient au service du tri-postal" es "estos mensajeros de tres caballos pertenecían al servicio trifecta-postal".


"Trifecta" es un término que sólo conocen los burreros y que nada tiene que ver con el correo. 

O se quisieron sacar de encima el problema con lo primero que se les ocurrió o ni siquiera llegaron a entenderlo.

Vayamos ahora a los -tan criticados siempre- traductores españoles. 

Mientras que Del Zorzal es fiel al final del párrafo anterior ("al galope de su triple montura"), Grijalbo abandona la literalidad y formula: "gracias a la fuerza de sus 3 caballos". Inmediatamente entendemos el por qué: "Más tarde bastará la fuerza de un 'dos caballos' para distribuir, mucho más de prisa, el correo...".


No cabe duda que aquí está entendida la dificultad y se buscó  una solución que incluyese el tema postal, como en origen. O sea, por si no quedase claro: se pasa de la fuerza de tres caballos a los dos caballos de fuerza, es decir a un vehículo automotor, para el reparto de las cartas. 

Y si hilamos más fino, descubrimos que el trabajo del traductor español resultó realmente exquisito, puesto que la primera furgoneta de correo utilizada en Francia, era de la marca Citroën, y tenía un aire de parentesco con el mundialmente conocido 2 CV (sigla que responde, claro, a "chevaux vapeur" = "caballos de vapor").


Resumiendo: las denostadas traducciones galaicas que Del Zorzal prometió erradicar definitivamente de la memoria de los cultores de la bande dessinée argentinos, para inaugurar una nueva manera de leer a Goscinny, respetándolo tanto en letra como en espíritu... esos viles traductores españoles, decía, le pasan el trapo a los zorzaletes no bien se analiza un ínfimo cuadrito. 

No quiero ni imaginarme que podría encontrar  de ponerme a cotejar el álbum íntegro.

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (VIII): IZNOGUD EN ARGENTINO - 1ERA. PARTE

Enterado que Del Zorzal arrancó con Iznogud, pasé por Cúspide. En efecto, estaba allí el primer álbum,  tal como cronológicamente lo publicó Dargaud ("Le Grand Vizir Iznogoud", 1966) y con la anotación en portada de "Primeras aventuras". 


Tengo parte de la serie en francés, pero la mayoría en la edición española de Grijalbo, que cambió la secuencia (allí el primero es "Una zanahoria para Iznogud"). Me faltan algunos tomos, y con la aliteración del orden, las variantes de traducción en los títulos (algunos muy parecidos incluso en original: "Iznogoud  l'infâme"," Iznogoud  l'acharné"), las diferentes portadas y la progresiva pérdida de memoria debida a la edad, quería cerciorarme que no tuviese éste, de ahí que saqué foto al principio de dos episodios. Llegué a casa, me fijé, lo tengo en Grijalbo como tomo 8. 

Pero claro... no pude resistir la tentación de comparar traducciones. Porque sabemos que esta serie es un campo minado para cualquier traductor, ya que Goscinny, desde el protagonista mismo, se dedica a jugar desenfrenadamente con las palabras (ver "Los 'jeux de mots' de Goscinny").

Con el nombre y la calificación honorífica del Califa Haroun El Poussah  tenemos el primer disenso, nada menos.

Empecemos por el honor. "Commandeur" puede traducirse como comandante, en efecto, como hicieron los zorzaletes, al contrario de comendador (también aceptable), como era tradición en las ediciones que nos llegaban de España. La cuestión es que el título islámico de Califa va más allá de la bande dessinée y  está universalmente asociado en nuestra lengua desde hace siglos al de Comendador de los Creyentes. En Del Zorzal, más fuerte que la tradición, ha sido el caprichito de mostrarse originales.

El nombre ahora. La palabra "poussah" tiene su origen en un busto vinculado al budismo donde se representa un hombrecito sentado y panzón. Para los franceses es un juguete. Una figura pequeña con base redondeada que aunque sea empujada, siempre oscila  y vuelve a sentarse  en posición vertical.

O sea, tres características (gordura, pasividad, infantilismo) evidentemente asociadas al personaje.  Si bien los españoles tienen una palabra que designa al mencionado juguete ("tentetieso") no cayeron en la tentación de castellanizar el nombre y apenas lo modificaron fonéticamente -al igual que Iznogud-, quedando en Harún el Pussah.

Pero los genios de Del Zorzal no pudieron con su genio y argentinizaron. Más bien porteñizaron o lunfardizaron. El Califa pasa a llamarse "Harún el Fiakah".

Mientras que el esbirro del Gran Visir cambia del Dilá-Lará español (fiel al juego fonético original: Dilath Larath) al discepoliano  Dhale Kevah.

Dan ganas de balearse en un rinkón, contestaría Homero Expósito...

(continuará)