Y POR EL MISMO PRECIO...

domingo, noviembre 26, 2023

EL ESLABÓN PERDIDO (III)

Completo esta serie de notas sobre la Primera Bienal Mundial de la Historieta de 1968 en el Di Tella, merced a un aporte totalmente inesperado.

Durante los diecisiete años que lleva este blog en la web, sus lectores me han dado muchas alegrías. La última fue hace un par de días, cuando un consecuente frecuentador de este sitio me obsequió un ejemplar de "La Historieta Mundial", el catálogo oficial de la referida muestra.


Un somero repaso de su contenido no hace más que confirmar las notas precedentes y todo lo que he venido desarrollando durante largo tiempo en cuanto a la bisagra que significó la Bienal en el terreno de la historieta vernácula, en su relación con la Cultura con mayúsculas.

La publicación intenta en su primera parte -con algunas imprecisiones y errrores propios de una historiografía aún en pañales- una reseña abarcativa del panorama argentino, ratificando lo apuntado anteriormente sobre el lugar que ocupaba para entonces la vertiente cómica, la que luego fuera subestimada por décadas.

En sus páginas aparece Quinterno en un lugar destacado, más allá que no haya participado de la muestra en sí. También los ya nombrados en el primer posteo, a los que se suman Calé, Dobal, Faruk y Ferro. Llama la atención el grado de importancia que se le otorga al Don Pascual, obra magna de Battaglia, muy próxima por fin a rescatarse (VER).

En cuanto a la rama seria, el espacio que se le dedica a Columba es reducido, valorizándose a los historietistas que hoy en día son considerados grandes maestros. Otra curiosidad: una viñeta de Mort Cinder ocupa toda una página, mientras que la correspondiente a El Eternauta apenas un cuarto. Si vamos a juzgar por el espacio gráfico concedido, podríamos deducir que la primera creación de Oesterheld se valoraba para ese entonces más que la segunda. Criterio que comparto hoy en día.

Con esto quiero decir que la iniciática aproximación semiólogica (a través de Masotta, claro) al mundo de la historieta local, era por demás atinada.

Sí tengo una perlita para apuntar.

Luego de un prólogo de corte insititucional de Romero Brest, director del Di Tella, aparece otro firmado por Lipzsyc (Escuela Panamericana de Arte) y el propio Masotta. Allí se lee: "En esta primera sección nosotros queríamos mostrar la existencia de ciertas propiedades de esas imágenes, señalar la presencia de valores que habian estado escondidos muy cerca de nuestras manos, en los objetos de consumo popular y cotidiano".

La frase da para extensos análisis. Un abordaje primario indicaría que Masotta descubre América cuando ya estaba descubierta. Pasa que él, al igual que los colonizadores, piensa que puede advertir riquezas que los nativos pasan por alto. 

Confirma el párrafo extractado de la nota de Primera Plana en el posteo inaugural de esta serie: "Sin duda la historieta no necesitaba de semejante reconocimiento para sobrevivir: si ninguna moda tardó tanto tiempo en ser aceptada conscientemente por sus usuarios, también es cierto que ninguna fue más independiente de esa aceptación".

Me viene a la mente Les Luthiers con aquello de "nos descubrieron, al fin nos descubrieron".

GIACINTO IL CORSARO DIPINTO, del genial Benito Jacovitti

Suelo acumular material que dejo aparte para su lectura. Acabo de abocarme a una adquisición de comienzos de este año (VER).

Se trata de IL MAGO, nro. 16, de julio de 1973, que me interesó básicamente por traer una historieta completa de Benito Jacovitti, "Giacinto, corsaro dipinto" (que para ser fieles a la rima del original podría traducirse como "Conrado, pirata pintado").

Publicado por primera vez en el semanario IL VITTORIOSO (VER) en el año 1947, y recopilado en álbum en 1950 junto a otras historias de piratas del mismo autor, era un fumetto en colores.



En IL MAGO se explica que el prurito que les impedía la reedición era que la revista se publicaba en blanco y negro. La forma que encuentran de sortear el obstáculo es proponerle a los lectores que, munidos de lápices de colores, sean ellos mismos quienes de acuerdo al desarrollo de la acción coloreen al protagonista.



Sucede que  Giacinto es un grumete que sueña con ser un pirata famoso y lee novelas del género, donde siempre se identifica con un color a los célebres azotes de los mares.

Cuando por fin le toca el turno de comandar el barco, hace que lo pinten de distintos colores.

Esta es una sóla de las innumerables muestras del delirio conque Jacovitti lleva adelante el relato.

Para no quedame con las ganas de conocer el original bajé "Pirati, Briganti e Carambate", un hermoso álbum editado en el 2011. De allí extraigo este botón de muestra, donde Giacinto, al enfrentarse con un enemigo, le advierte que no puede tocarlo porque está recién pintado...


domingo, noviembre 05, 2023

DESLUMBRAMIENTOS PRECOCES

Así como la primera página de Arturo el Fantasma Justiciero que me maravilló en Billiken fue la del buscador de oro (VER), respecto a Umpa-pá se trató de aquella en que aparece el Fuertecito en un cuadro gigante, con el topo todavía dormido en primer plano. Era el comienzo del episodio de los piratas.

Acabo de encontrar la publicación original: Le Journal de Tintin, edición belga  N° 663, del miércoles 3 de junio de 1959, con tapa de Uderzo.  

Tanto para agradecer por haber sido pibe en los '60...