De pibe, mi revista escolar era el Billiken.
Y por las historietas, ya lo conté.
A pesar de que le hinché los ovarios a mi vieja para que me comprara el número dos de Anteojito (el primero se agotó en un día de los kioscos de Zárate), a pesar que esa tapa del dúo tío y sobrino botando una cáscara de nuez en una fuente (ahora me aparece un reloj de arena, y me confundo) era sumamente atractiva, como las demás que siguieron, a pesar de que las putas maestras la recomendaban como la revista infantil más completa, yo seguí fiel al Billiken.
Compraba Anteojito de tanto en tanto, sí. Pero ni punto de comparación.
El Hada Patricia, Manuelo, el Topo Gigio o cualquiera de esas pajerías me parecían absolutamente ñoñas. Y ésa es la caracterización de García Ferré que sostengo aún hoy: un industrial de la ñoñería. Sus creaciones fueron siempre especulativas, promoviendo la emoción fácil y la moraleja barata.
A diferencia de Quinterno -que también era un empresario, por supuesto- sus personajes no resistían una lectura adulta. Para nenitos de 6 años y hasta ahí.
Me cuesta entender a los enormes pelotudos que hoy pagan una fortuna por el nro. 1 de Hijitus o, peor aún, por los muñequitos de Kolinos o la caja del Nutri Súper Chotitus. Esa gente de historietas, nada, supongo. Se solazan en la peor de las regresiones.
Pero aunque no sea santo de mi devoción, sino más bien todo lo contrario, algunas virtudes hay que reconocerle al viejo García Ferré.
Creo haber dicho ya que considero a Antifaz (los primeros nros., de orientación juvenil, después volvió al enfoque ñoño) una buena revista de historietas.
Ahora, revisando una Anteojito de fines de los ’60, cuando yo ya casi no la compraba, reivindico lo que allí se publicaba del género.
Para mi sorpresa aparecen Arancio y Arturo del Castillo. Sabía que estuvieron en el staff de Antifaz, pero no los recordaba en Anteojito.
También aparecía allí Spirou. Y el Sónoman de Oswal, claro. Palabras mayores.
Además, hace poco, ojeando en una librería de viejo de Mar del Plata un ejemplar de los ’70, descubrí que se había publicado a Tin Tín.
En cuanto a la producción del propio Ferré, creo que lo mejor que hizo en su vida fue Pi-Pío, una historia interminable y surrealista que había dibujado originariamente para Billiken, antes de fundar su propia editorial.
Alguien tendría que preocuparse por recopilarla, valdría la pena.
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ResponderBorrarCreo que vale la pena aclarar, Sergio, que las historietas de Anteojito que reseñé eran en base a este único número, y que las tomé como ejemplo. Por supuesto que Mirco Repetto ha sido otra buena elección de Ferré. Y habrá algunas más, sin duda.
ResponderBorrarTomos recopilatorios de Pi Pío y La vaca Aurora ya!!!
ResponderBorrarflaco sos un pelotudo de mierda estas tratando de pelotudos a los que leimos anteojito?? chupame medio huevo y el resto cometelo
ResponderBorrarespero cruzarte un dia para hacerte comer tus palabras
No, pelotudos, no. PUTOS, como el viejo Ferré.
ResponderBorrarHola!, he estado buscando fotos de Sonoman y Zoglub y me encontre con tu blog. Rescato emotivamente todas estas historietas que leía en mi infancia. Quisiera saber si es posible que tengas historietas de Sonoman. Por lo poco que vi, vweo que hay gente que no aprueba tu blog. Bueno solo quiero darte las gracias por publicarlas.
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