Los muchachos de La Bañadera rescataron del olvido una frase de enorme popularidad en los '30: "Sonaste, Maneco!". Tal era la exclamación que profería el personaje del mismo nombre, en el cuadro final de una tira ("Las Desventuras de Maneco") que publicaba Caras y Caretas, y cuyo autor firmaba como LINAGE. Maneco era el típico chanta porteño de la época: en la lona, pero con ansias de figuración social, cazafortunas empedernido y cuyas avivadas -huelga decirlo, dado el título de la tira y la frase de remate- terminaban siempre mal. Exactamente el mismo modelo sobre el cual Quinterno diseña a Isidoro Cañones. Me he referido hace poco al tema, a propósito de la película. O sea, que Maneco es un argumento más para sostener mi (esbozo de) tesis de los prototipos historietísticos necesariamente contextuados en el socio-histórico que los produce, y las dificultades -que no son tomadas en cuenta- de cualquier "actualización".
Mi tarea de desempolvar cajas arrumbadas en antiguos galpones ha dado nuevos frutos: unos ejemplares de Caras y Caretas de finales de los '30, de donde extraje estas páginas de Maneco, que aquí les dejo de regalo.
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