Y POR EL MISMO PRECIO...

lunes, marzo 31, 2008

QUE TRISTE PAPEL EL DE PEÑA...

Estuve escuchando la nota realizada por Fernando Peña en “El Parquímetro” (FM 95.1 Radio Metro) a Luis D'Elía. Si alguno todavía no se enteró, el archivo de audio circula por todas partes.
Adhiero en todos sus términos al discurso del piquetero.
Lástima que ni D'Elía, ni Cristina, ni su marido, ni el peronismo que gobierna, sea consecuente en la práctica con ese discurso.
Peña acaba de redactar una carta abierta a la Presidenta, escandalizado por el episodio, y sugiriendo incluso que se siente amenazado por el otro (aunque en realidad, busca prensa para el inminente estreno de uno de sus engendros).
Peña es un hipócrita, como lo es todo el medio pelo argentino.
El humorista presenta la entrevista de la siguiente manera: "Tenemos una nota de color... de color negro, porque está Luis D'Elía".
Peña tiene impunidad -so pretexto de ser un "puto transgresor"- para calificar de ese modo a D'Elía y el otro se tiene que quedar en el molde?
La palabra "negro" encierra el mismo odio que expresa el piquetero, pero desde el otro bando.
El medio pelo sabe que no se puede usar porque no es políticamente correcto. Lo hace Peña en su rol de "puto transgresor", pero en realidad como vocero de lo peorcito de aquéllos, con su aplauso y sin consecuencias.
Hasta llega a proclamar el medio pelo (extremando la corrección política) que se "compadece" y es "solidario" con los "sectores de menores recursos". Siempre y cuando, claro, se queden en el molde y no salgan a joder fuera de las villas.
Ahí ya son drogadictos, asesinos, patoteros... son "negros".
Pero eso que lo diga Peña...

7 comentarios:

  1. Claro, vos decís eso porque como sos ´´negro´´ Delia no te va a pegar..
    Asi cualquiera !

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  2. Así que ahora estás con los kamisas negras de la Duce!.
    Vos si que tenés una claridad meridiana.

    No tenés ganas de leerte un patoruzito y comentar el guión?.
    Dale, hacenos el favor.
    Porfi.
    Si?

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  3. Si me aclararas quien sos y a quiénes le tengo que hacer el favor, por ahí...
    Porque vos hablás en plural, y ni siquiera te identificás, por lo que no puedo saber de que sectores sos representativo... Puede que sea la tilinguería del medio pelo, puede que sea el gorilaje, puede que sea el fascismo, puede que sea la oligarquía de la Sociedad Rural... Pero lo más probable es que representes a los pelotudos sin un gramo de cerebro que tanto abundan.

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  4. Miguel, seria bueno que fuera mas explicita tu referencia al "medio pelo argentino". O en todo caso, especificá cual es tu criterio para definir esa categoria, ya que muchos argentinos de diversas ideologias, niveles socioculturales, economicos, etc pueden sentirse agredidos. Muy bueno el laburo de tu blog. Saludos
    Mariano

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  5. Si querés enfermarte del todo, no te pierdas la "carta abierta" que le escribe Peña a Kristina, en Crítica del sábado pasado.
    Un asco por varias razones, en la que Peña no deja de hacerse la víctima (como si existiera una mínima posibilidad de que lo manden matar, se siente Rodolfo Walsh) e informa que tiene empleados "a los que hace facturar" (espero que ya le hayan mandando una inspección del Ministerio de Trabajo, por utilizar esa práctica de negreo.
    Y lo peor es que deja en claro que, "transgresor" y todo, es un ciudadano decente que quiere policía, orden y progreso.

    Un asco, más allá de que yo crea que D'Elía hace rato trabaja de bufón, de que crea que la Argentina ya tuvo demasiados muertos como para andar gritando odios y ganas de matar a los cuatro vientos, y de que ni en pedo el fantasma de la oligarquía me haga alinearme con oligarcas subsidiadores de otros oligarcas como el matrimonio K.

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  6. Mariano: Creo entender a que te referís. Jauretche no confundía medio pelo con clase media. Yo tampoco. Por lo demás no voy a repetir lo que él magistralmente describió y a él me remito.
    Fede: Justamente, a raíz de la "carta abierta", escribí este post. Es asquerosamente hipócrita. También coincido en lo demás, aunque yo, si fuera necesario, ante una instancia crítica, como podría ser la amenaza de -o la preparación del clima para- un golpe, me alinearía junto a los Kichner.

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  7. Ante la amenaza o la preparación de un clima golpista –entendiendo por “golpe” las recurrentes interrupciones institucionales inauguradas por nuestras oligarquías ilustradas en el 30- por supuesto que cualquier ciudadano mínimamente honrado debe defender la continuidad de los gobernantes democráticamente elegidos, les gusten estos o no e, incluso, trascendiendo el juicio que le merezca la cantidad y calidad de la democracia en cuestión.
    Esto es algo que nuestros progresistas (sin generalizar) no entendieron cuando le tocó a Irigoyen, lo que torna más terrible aún si cabe la peripecia de algunos argentinos ilustres, el paradigmático Lisandro de la Torre, por ejemplo; ni cuando fue el turno de Perón, de ahí el vergonzoso colaboracionismo en la Junta Consultiva o la Asamblea Constituyente de Santa Fe que legislaba el retorno al país de los vencedores de Caseros, ¿Cómo recordar sin vergüenza ajena las justificaciones por izquierda de los fusilamientos del 56, a “La Protesta” el histórico periódico de los anarquistas celebrándolos con este titular “SE ACABÓ LA LECHE DE CLEMENCIA” o al P.C.A. explicando que ninguna medida, por cruel que apareciera, era excesiva a la hora de impedir el retorno del fascismo. ¿Y la figura trágica de un demócrata convencido como el Doctor Illía aceptando gobernar con la inmensa mayoría del pueblo proscrito? ¿Y el P.C.A. detectando contradicciones entre sectores democráticos y reaccionarios en el seno de la Junta Militar del Proceso genocida?... ¿hacen falta más ejemplos?
    Miguel, si te hace falta ponerle apellidos estoy de acuerdo con vos: yo también, en esta eventualidad, apoyaría la continuidad de los Kirchner. Pero si los resultados electorales hubieran sido otros y los gobernantes se llamaran Carrió e incluso Macri (con todo lo improbable que a Macri le organicen un golpe sus propios aliados estratégicos por cualquier otra cuestión que no sea su inoperancia,) también me movilizaría para intentar frustrar la violación de la voluntad popular.
    Los tonos de todas esas circunstancias históricas que acabo de evocar eran, creo, muchísimo más sombrías y, más allá de los deseos de Grondona o La Nación, no me parece que se adecuen a lo que social, económica y psicológicamente está ocurriendo en nuestra país. Resumiendo: hay dos pecados que nuestra sociedad no puede permitirse, el primero, que duda cabe, es olvidar la fragilidad del compromiso democrático de nuestra dirigencia económica y su sumisión a sus patrones multinacionales, el segunda, no menos importante, caracterizar con ligereza las coyunturas políticas y hacer de la amenaza de un golpe institucional una herramienta táctica frustrante de cualquier lectura crítica.
    Alberto Wainer

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