En octubre de 1974, o sea pocos meses después que Skorpio saliera a pelearle a Columba el monopolio de la historieta “seria”, aparece el Nº 1 de Turay, hermano de aventuras.
De formato apaisado, con 64 páginas -16 centrales a color-, la revista reivindicaba desde su editorial el latinoamericanismo (“turay” se llamaban los incas entre sí), la amistad y la aventura. Conceptos, sin duda, de raigambre oesterheldiana.
El sumario del Nº 1 incluía:
-“John Juan”, por Mandrini y Dalfiume
-“Historias de Tierra Bárbara”, por Euman y Meler
-“Manuscritos apócrifos de la conquista”, por Morhain y Fernández (central, a color)
-“El viaje imposible”, relato de Mandrini, ilustrado por Mandrafina
-“La cantina del soldado desconocido”, por Albiac y Olivera
-“Supervivencia”, por Morhain y Succhio.
De formato apaisado, con 64 páginas -16 centrales a color-, la revista reivindicaba desde su editorial el latinoamericanismo (“turay” se llamaban los incas entre sí), la amistad y la aventura. Conceptos, sin duda, de raigambre oesterheldiana.
El sumario del Nº 1 incluía:
-“John Juan”, por Mandrini y Dalfiume
-“Historias de Tierra Bárbara”, por Euman y Meler
-“Manuscritos apócrifos de la conquista”, por Morhain y Fernández (central, a color)
-“El viaje imposible”, relato de Mandrini, ilustrado por Mandrafina
-“La cantina del soldado desconocido”, por Albiac y Olivera
-“Supervivencia”, por Morhain y Succhio.
Fue un buen intento editorial de ofrecer historieta nacional de calidad, con miras a un público amplio, que desgraciadamente duró muy poco.