En los testimonios que traduje recientemente, se da cuenta de la minuciosidad de Cézard en los detalles. Acabo de encontrar esta doble página de Pif, donde se verifica una vez más el aserto, pero con la particularidad que aquí el dibujante apenas está cumpliendo el encargo de anunciar la próxima edición, y encima con la imposición de ubicar a los elementales personajes protagónicos de la revista -que no le pertenecían, huelga decirlo- en primer plano. La composición termina chirriando ante semejante contraste. Como afirma Régis Loisel en una de las notas que cito, el agradecimiento a tanta dedicación del creador de Arthur, consistió finalmente en despedirlo con una mano atrás y otra adelante. Es posible que en este hecho hayan incidido los celos profesionales, ya que Cézard estaba a años luz de los demás dibujantes cómicos de Pif.
Dibujar todo eso es dibujar mucho. Reitero (ya lo dije alguna vez a propósito, creo, de Torino y algún conventillo) la asociación con esas abigarradas y polisémicas escenas de Brueghel.
ResponderBorrarSaludos.
Y por algo los dos son belgas. La bestia de Brueghel, en Juegos de Niños o Proverbios Flamencos se manda un centenar de escenas perfectamente identificables.
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