Y POR EL MISMO PRECIO...

sábado, agosto 07, 2010

TRIBUTOS A CEZARD (1)

Cézard es como el Torino de la Bedé, en lo atinente a olvidos injustos. Sin embargo, los franceses comienzan a reivindicarlo. Dí cuenta aquí de los recientes álbumes que recopilan Arthur y Surplouf. De los cinco que editó Thot del fantasmita, aún me queda por conseguir el quinto. Los otros llevan prólogos de Régis Loisel, Florence Cestal, Ben Radis y Jean-Louis Mourier, respectivamente. Todos ellos célebres historietistas que descubrieron en su infancia a Cézard, desde las páginas de Vaillant o Pif, como yo lo hice en Billiken. Claro que ellos pueden expresar mucho mejor la singularidad de ese maravilloso dibujante y guionista, tempranamente desaparecido. Pero además, los tributos que le rinden en esos prólogos resultan particularmente conmovedores. Hablan de cómo las historietas que leímos de pibes pueden signar para siempre el curso de nuestras vidas. Y porque de asuntos tales trata este blog (más allá de la nostalgia, que suele tener corto vuelo), me tomé el trabajo de traducirlos...
Arthur le fantôme, Kiwi, Les Rigolus et les Tristus, Brick, Surplouf, Billy Bonbon, todos estos personajitos que generaciones de niños pudieron ver en las páginas de Vaillant, Pif, y otros fascículos de las ediciones Lug y Mon Journal, se deben a un sólo y mismo autor: el dibujante Jean Cézard.
Mi personaje preferido, era Kiwi.
Cuando se piensa que este hombre produjo millares de planchas… y que no hay una que haya chapuceado, que todas eran tratadas a la perfección hasta en los menores detalles. Todos los que fueron sensibles a su universo coinciden en reconocer su maestría en el arte escenográfico.
Quién no recuerda su manera de dibujar castillos con viejas piedras, el reverso de sus viejos toneles, sus barcos y sus cuerdas, sus viejas estufas a carbón, sus viejas calles pavimentadas pobladas de carros humeantes y carraspeantes.
El sujeto manejaba la pluma con un raro virtuosismo. Podrán o no gustar sus historias, pero una cosa es cierta, era un gran dibujante que marcó a todos los jóvenes lectores de las ediciones Vaillant desde los años 60 a los años 70.
En ocasiones, sigo observando con atención el trazo de su dibujo. Los únicos KIWI que guardé de mi infancia son los que llevan su firma y cuando por azar encuentro en una librería de viejo un Arthur o un Billy Bonbon, no me privo de comprarlo y de hacérselo descubrir a mis niños.
A este hombre, que nunca conocí, se lo explotó de tal manera durante años para satisfacer la demanda de sus editores, que terminaron dándole las gracias, echándolo, abandonándolo sin ninguna otra compensación por sus leales servicios… En Ia edición, no importa siempre el sentimiento… y Jean Cézard se murió… decepcionado… (quizá entonces una cosa explica la otra …. )
Con este humilde prólogo deseo rendirle homenaje… un gran homenaje.
Fue para mí, como para otros, un enorme inspirador, al mismo nivel que un Gottfredson, Barks, Wallace Wood, Jack Davis, Uderzo, Morris ... Y lamento sinceramente que jamás haya tenido ningún homenaje, retrospectiva o exposición en uno de nuestros grandes festivales de BD.
Saludo al pasar a este pequeño editor por aventurarse a hacernos descubrir o redescubrir al gran dibujante que fue Jean Cézard, quien (sin ser el Picasso de la BD) supo crear universos en un estilo notable, y que ha contribuido a la BD popular haciendo de "Arthur le Fantôme" una obra maestra …
Régis Loisel

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