Era demasiado tentar la suerte dejar que
los murales de Astérix y Lucky Luke apareciesen solos. Y no me podía ir de
Bruselas sin fotografiarme junto a ellos. Así que planifiqué una excursión a
pie, en su búsqueda. Me levanté temprano, dejé a mi mujer descansando, desayuné
y salí planito en mano. En el camino me fui encontrando otros. Claro que
dependía de la bondad de los paseantes ocasionales para tomar las fotografías y
la mayoría no manejaba ese metiér, pero bueno... ahí estoy. Para mejor apreciación del mural, subo dos versiones. En el caso de Bill
y Bolita, tres. Podía conformarme con la que aparezco en el espejo, pero como no me bastaba, acudí a un viejo para
que me sacase la foto. Al pobre vieillard no terminaban de sucederle percances,
como el de sonarle el celular en medio de la toma o avanzar hacia él una
ambulancia a los pedos, cosa que justo le estaba advirtiendo cuando me capturó
(mi amor por la BeDé no da para cargar con una muerte en la conciencia).
Finalmente llegué a la meta. Asterix y Lucky Luke se encuentran en una misma
cuadra (por la que jamás iba a pasar si no iba intencionalmente) y ambos
murales son enormes. Pero mientras que la creación de Morris está en una
esquina, la de Uderzo-Goscinny se encierra en el patio de un colegio. Tuve
suerte que la reja estuviese abierta, ya que estaban limpiando.
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