Uno aprendió que cuando se llega a un lugar nuevo no se deben desperdiciar los fines de semana haciendo turismo. Es cuando se reúnen los coleccionistas. Tenía el dato, en Lisboa, del Mercado da Ribeira. Un mercado verdadero en la semana, donde los domingos, alrededor de los puestos cerrados se montan mesas exhibiendo objetos coleccionables de todo tipo, según la información que manejaba. No me quedaba lejos de Restauradores, donde estaba parando. Me fui a pié y ubiqué al toque la feria. Pero se trataba de una fauna específica: filatelistas y numismáticos. En Portugal está muy difundido eso, hasta hay museos del dinero. Lo único que pude rescatar de ahí es un álbum, con las monedas de la aldea gala. La foto solamente, porque costaba 300 €. Saqué al menos la información sobre otra feria de antigüedades, en Algés, de la que hablo en un post anterior.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario