El vendedor, muy hábil, en vista de mi admiración por Baert, me mostró además una publicación intermedia entre La Danza... y El rey... que desconocía: Causas Perdidas. Dudé porque en el caso se trataba únicamente de guión del nicoleño. Lo ojeé y los dibujos y el color me resultaron agradables, así que lo compré también. Lo bien que hice.
Devoré los dos libritos.
Baert es un maestro narrando la progresión hacia una decadencia inevitable. La caída en la marginalidad de sus personajes resulta ineluctable, más allá de los buenos propósitos y la ingenuidad inicial (el Facundo Botero de Causas Perdidas) o de lo encumbrado del lugar social desde donde arranquen (el Fabricio Barraza de El Rey de la Historieta).
Recomiendo fervorosamente a Baert, quien para mí es una gema del irregular colectivo Historietas Reales.
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