Y POR EL MISMO PRECIO...

jueves, mayo 20, 2021

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (II): SEGUIMOS CON FRANQUÍN

El Integral de Modesto y Pompón era una vieja aspiración mía. Sabía que subsistía un ejemplar de Dolmen, a precio más que conveniente, en un único local de La Revistería -el de Flores-, que siempre me quedaba a trasmano y más en pandemia. A raíz que durante un mes debí grabar radioteatro por la zona de Almagro, me hice una escapada y finalmente lo conseguí.

Modesto y Pompón fue producto de un chanchullo que los Dupuis le hicieron a Franquín, lo que motivó que éste amenazara pasarse de Spirou a Tintin, la revista de la competencia.

El entuerto se arregló, pero por unos años Franquín tuvo que trabajar para las dos publicaciones. Ya había empezado tratativas con Leblanc, de Lombard; y si bien no se había formalizado aún el contrato, el empeño de la palabra, para Franquín, resultaba tan válido como un documento.

Raymond Leblanc, fundador de  Éditions du Lombard, resultó  tan negrero como Dupuis. Franquín, supuestamente, iba a estar en mejores condiciones económicas que en Spirou y le terminaron pagando la página lo mismo que ganaba Tibet en sus comienzos en Tintín (donde hacía, recordemos, Chick Bill). Franquín no era bueno para los negocios, lo engrupían fácil y se quedó.

Charles Dupuis no acababa de digerir que su dibujante estrella estuviese firmando en la publicación rival y contraatacó, apelando al sentido de la lealtad de éste y con la promesa de enmendar las tropelías económicas que le habían hecho. Hasta le lloraba, dicen.

Tampoco es que Franquín, a más del peso de duplicar sus horas de trabajo, se sintiese demasiado cómodo en Tintin, donde Hergé, de un estilo en sus antípodas, reinaba. Y más allá de los elogios públicos que el último hacía del primero, en privado rumiaba despectivamente sobre el trabajo de su colega. La redacción de Spirou, más rea -como el público al que se dirigía- era el ámbito natural de Franquín.

Finalmente, logró acortar un año el plazo del contrato (que era de cinco) y se fue de Tintín en el '59, no sin antes obligarse a entrenar a Attanasio para que siguiese con Modesto y Pompón. Cedió los derechos en otro mal negocio, como era su costumbre.


Destaco la alusión a Fangio en esta tira. Sabido es que los franceses son fanáticos de la F1, y para probarlo en la bande dessinée, tenemos a Michel Vaillant (que salía en Billiken, cuándo no...).

2 comentarios:

  1. Gracias por esta pequeña reseña y contexto a lo que pasaba Franquin mientras hacia modesto y pompom! Pobre, a él que no le iban bien historias de una página, tener que acomodarse a eso! No creo que Dolmen vayan a sacar un integral donde vemos la version de Modesto y Pompom de Attanasio y los otros 6 artistas, pero puedo soñar.

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    1. Gracias a vos por leer. Lo de Attanasio sería buena idea, forma parte de mis ídolos en la BeDé.

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