Bueno, la cosa es así: parece que en Santo Domingo demandaron a un montón de vivillos que estaban colgados de la luz (ver).
Entre ellos se encuentra el Restaurante Patoruzú, cuyo fraude por alteración del medidor fue por un valor de 181 mil pesos (supongo que se trata de mucha guita).
Al juicio en marcha, podrían sumarse la acciones de los herederos de Quinterno, por plagio, y la de los patoruzófilos, por daño moral (...reza su primer mandamiento: "no invocarás el santo nombre del indio en vano"). Ampliaremos...
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