Y POR EL MISMO PRECIO...

lunes, noviembre 17, 2008

LAS PAVADAS DE ACCORSI SOBRE PATORUZU

"Un señorito de la clase alta porteña que dibujaba muy bien, cosas muy divertidas para gente como uno, que se codeaba con la high society y con los extranjeros que venían a ver la ciudad más europea de América, tenía la idea fija con un personaje que creía lo haría famoso: el típico porteño piola, parte para mofarse de los advenedizos trepadores de la clase media, parte para deschavar los secretos de sus compañeros de juerga (timba, burros, pero no minas porque ya es zarparse). Así, con ayuda de sus amigos cajetillas en altos puestos, como Muzio Sáenz Peña (amoroso), un Dante Quinterno muy jovencito comenzó a publicar su personaje en la tira Aventuras de Don Gil Contento en el matutino Crítica, el diario de Natalio Botana que contribuyó al golpe de estado contra ese populachero de Hipólito Yrigoyen. Pero Gilito no era popular en ninguna de las dos acepciones; ni era para el pueblo, ni era famoso, precisamente por lo antedicho."
Así comienza Diego Accorsi su crónica sobre Patoruzú, en el último número de Comiqueando. O sea que arranca -como es característico en el cronista- estúpidamente. Porque de entrada introduce como hipótesis dos falacias fácilmente refutables: a) El Pibe Quinterno, ayudante del Mono Taborda, en Crítica, no pertenecía a la high society VER ; b) Gilito no constituía una obsesión particular de Quinterno; era apenas una expresión más de la línea de la tira cómica costumbrista, predominante en los ’20 y gran parte de los ’30, donde se ponía en crisis una supuesta identidad nacional, marcada por las clases altas; lo atestiguan desde Sarrasqueta hasta Maneco, los cuales -al igual que Gilito- fueron inmensamente populares.
El artículo continúa y finaliza de la misma manera en que comenzó (es decir -reitero-, estúpidamente, como resulta característico en el cronista
VER). Está escrito pour épater al patoruzófilo. Y es posible que lo logre, con los que son tan ignorantes como Accorsi. Lo que hace Dieguito en Comiqueando es exponer conceptos que han sido ampliamente desarrollados décadas atrás por brillantes intelectuales como Oscar Steimberg. Pero el menor de los Accorsi -el mayor es digno jefe de redacción de la revista- los repite como si se le hubieran ocurrido a él. Claro que burdamente, sin ningún respeto por la exactitud y profundidad que alcanzó esta corriente crítica a las creaciones de Quinterno. Y como frutilla del postre, en un recuadrito, reitera por milésima vez las supuestas similitudes del indio con Astérix. Eso sí: la gráfica que acompaña la nota es excelente.

14 comentarios:

  1. estupido no entendes nada

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  2. Estoy desilusionado. Leí el artículo más temprano y ahora entré a recontar puteadas en tu contra: ¿una sola y para colmo light? Jajaja.
    Dos cosas. Una, me cansa mucho el reduccionismo psico-socio-económico que pretende explicar fenómenos discursivos como una historieta y su circulación. Dos, en un viejo western, el editor de un diario miserable decía: "En el Far West, cuando la historia es más interesante que la verdad, publicamos la historia". Quizás nada haya cambiado demasiado...
    Un abrazo.

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  3. Yo también extraño las puteadas, Cinzcéu. Esto de que lo traten a uno de simple estúpido resulta denigrante. Abrazo

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  4. vos sabes bien quien soy forrito
    los patorufacistas amigos tuyos tienen la manos atadas ante tanta verdad

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  5. Es el resultado de un modo ridículo de pensar la crítica. En Comiqueando se acostumbra enumerar los avatares de los personajes, casi como si fueran personas, no situar la producción de esos personajes.
    Entonces cuando quieren decir otra cosa, se empantanan.
    A diferencia de Cinzcéu, yo adoro el reduccionismo psico-socio-económico. Pero suponer que un cajetilla (más allá de que Quinterno lo fuera o no) hace historietas cajetillas es bastante tonto.

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  6. Usté adora decir que adora el reduccionismo, Fede. Pero hablemos en serio: en realidad, Gilito(al igual que Julián e Isidoro) no era estrictamente un cajetilla. Era un "quiero y no puedo". Se satirizaban también, sí, las costumbres de las clases altas a través de esos personajes. Pero caracterizándolos como arribistas. Lo cual, de algún modo, quería decir: los cogotudos hacen pelotudeces, pero no los imiten porque solo ellos pueden hacerlas bien. O sea que los destinatarios del mensaje no era la gente como uno. O sí, si uno es igual al autor. Quinterno, sin pertenecer a ese mundo, lo admiraba. Pero su moral era otra, disentía en eso. O sea que su crítica no puede asimilarse a una chanza entre pares. Mas bien podría leerse como la aspiración a un modelo de vida, pero corregido. Y que no denotara la extracción de clase. Aspiraba a mimetizarse absolutamente, a ser uno de ellos, o mejor que ellos. No a "parecerse" a ellos. Y para ser mejor había que erradicar la tilinguería y la amoralidad. En realidad Quinterno, tomaba como modelo la generación anterior de la oligarquía vernácula, la que todavía no viajaba a París a tirar manteca al techo. Y en eso se convirtió, para eso inventó la ascendencia de nobles piamonteses. De todos modos, repito, Gilito, Julián e Isidoro formaban parte de una vasta galería de personajes de ese tipo, que poblaba las tiras cómicas de la época. La cuestión del arribista o del dandy venido a menos, flotaba en la sociedad. Piénsese sin ir más lejos en "Las de Barranco", escrita por un real exponente de la High Society, que pergeñaba sus piezas en los salones del Jockey Club.

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  7. Me parece bastante tonto descalificar una idea con la que no coincidimos tratando de estúpido al autor. Más, cuando el autor no es un improvisado, sino un especialista en el medio y un tipo que no suele decir estupideces, sino cosas que molestan a muchos, que no es lo mismo.
    Más allá de estar de acuerdo o no con lo que dice Diego, creo que su opinión debe respetarse, y en todo caso, refutarse con argumentos valederos (que faltan en tu comentario), no con insultos.

    "Ladran, Sancho..."

    Oscar De Majo

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  8. Lo que es bastante tonto, estimado Oscar de Majo, es opinar sin haber leído el post, con sus respectivas referencias, a más de los comentarios, donde me extiendo. Si lo hubieras hecho, estimado Oscar de Majo, corroborarías que ésta es una estupidez más de las que caracterizan al mayor de los Accorsi. Claro que un estúpido, estimado Oscar de Majo, no puede tener por seguidores sino a otros estúpidos. Con lo que quiero decir que quizá, estimado Oscar de Majo, hayas leído todo, pero no pudiste entender nada.

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  9. Leí todos los post y en ninguno de ellos hay una argumentación válida, a menos que no sepas lo que es una argumentación. No voy a apabullarte con mis títulos, cargos ni trayectoria que demuestra que no soy un estúpido. No sé por qué repetís tanto mi nombre (que escribís mal, vos sí que no sabés leer). Escribilo bien, buscame en la web y enterate de todos los antecedentes que avalan mi "no estupidez".
    Yo te traté con mucho respeto, como habitualmente lo hago, y el hecho de que vos me insultes a mí solamente comprueba que sos un reverendo pelotudo.

    Oscar De Majo (no me escudo en el anonimato)

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  10. Estimado Osmar Del Carajo: pareciera que a vos te importan mucho los antecedentes y los títulos. Ya lo habías mencionado antes con respecto a Dieguito. A mí no, no me mueven un pelo. Sobre todo en una sociedad como ésta, donde cualquiera se fabrica antecedentes y a cualquiera le otorgan títulos. Lo único que respeto es la coherencia de los discursos, la reflexión, la capacidad de lectura, la inteligencia, en definitiva. Elementos todos que es evidente que no te caracterizan ni a vos, ni al mayor de los Accorsi, por más trayectoria o títulos que ostenten. Mis respetuosos saludos, estimado Osmar Del Carajo.

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  11. Evidentemente, lo que corroboran las primeras intervenciones, en este blog lo que se buscas y se festeja es la puteada y la descalificación del que no piensa igual que el "dueño" del blog. Por esa razón, no voy a alimentar más a las alimañas, y la termino aquí. Contestame lo que quieras e insultame cuanto quieras, y dales de comer a tus pobres lectores. Yo estaba buscando bibliografía y me enteré de la existencia de tu ignoto blog, al que seguramente volveré a visitar cuando quiera renovar el repertorio de insultos.

    Osmar del Carajo (ya que te gusta tanto)

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  12. Volvé cuando quieras, me divertí mucho con vos!

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  13. Sr. Omar De Majo: No sé quién es ni voy a ir ahora a buscar en la web sus "títulos, cargos ni trayectoria que demuestra[n] que no soy [es] un estúpido". De paso le aclaro que ése si es un argumento -un entimema- pero de los más pedantes y flojitos: se apoya en una premisa general que dice que quien posee títulos y cargos no es estúpido y no digo que Ud. lo sea sino que la apelación sólo funcionaría para cierta chusma sumisa y reverente a cargos y títulos.
    No soy de prenderme en las polémicas estériles que, a veces, acá se dan (y cuyo, a veces, fomento, he criticado públicamente al autor) pero esta vez Ud. ha soltado de un modo liviano y no argumentado: "dales de comer a tus pobres lectores". Y resulta que yo soy un consecuente lector de este sitio (quizás uno de los 10 ó 20 más consecuentes comentaristas) y de "pobre" no tengo nada excepto mi salario, con el cual como bien, más allá de lo que alimenta este sitio (y si no comprendió el doble sentido y la metáfora que Ud. mismo instaló, se lo explico otro día).
    De todos modos reconozco ser un lector menos exhaustivo que Ud. que "leyó todos los posts": yo no todos. ¿Acaso se excluye de la categoría de "lector" habiéndolo leído "todo"? ¿O su nivel superior -cargos, títulos, trayectoria, pichichi, balón de oro, etc.- lo ubican en una clase diferente?
    Si hay una argumentación -¿sabe Ud. qué es una argumentación?- pobre, patética y despreciable es aquélla que en lugar de poner en juego pruebas en el discurso adelanta la supuesta condición diferencial del argumentador, para colmo basada en títulos y cargos que a veces se ganan en rifas y otras se pagan barato.
    En definitiva, hago mías las palabras del autor/ editor del sitio: "Lo único que respeto es la coherencia de los discursos, la reflexión, la capacidad de lectura, la inteligencia, en definitiva".
    Y respecto de "pobres lectores", creo que Ud. es el más pobre de todos fuera de los imbéciles que sólo escupen puteadas.

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  14. Para mí que al pobre Osmar del Carajo, lo picó un entimema. Por eso quedó así, Cinzcéu.

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