Y POR EL MISMO PRECIO...

domingo, mayo 23, 2021

CÉZARD ILUMINADO POR WOODY ALLEN

Estuve reordenando en el altillo mi sector de la bande dessinée. Tuve que habilitar dos espacios más, aparte del que muestro arriba, porque ya los álbumes no cabían. 


La limpieza propició la idea que los muñequitos se ubicasen conforme al lugar de sus respectivos tomos. Me quedó colgado -por demasiado voluminoso- Arthur et le Père Passe-Passe. A propósito de este último... 

En antiguos posteos me cuestioné cuál sería la traducción idónea para rescatar el sentido original del nombre del mago: "El 'Père' es un tratamiento que se le otorga a personas de determinada edad y categoría, y podría reemplazarse fácilmente por nuestro 'Don'. Pero 'Passe-Passe', alude al juego de los ilusionistas, y la traducción literal, que sería 'Pasa-Pasa', no significa nada para nosotros."

Arriesgué 'Don Nadaporaquí-Nadaporallá', aunque no muy convencido, ya que suena excesivamente largo.

Tampoco me conformaba 'Don Pasemágico', porque resulta un tanto redundante cuando se le agrega el subtítulo ('Mago diplomado').

Otros sugirieron 'Abracadabra', que a mí me remite más a palabra mágica en serio que a fórmula de ilusionista.

Un amigo español que se entretiene con estas mismas cuestiones apostó por 'Truquillo', lo cual será adecuado para los españoles, pero no para nosotros, aún cuando lo pasemos a 'Truquito', que se asociaría al juego de naipes. Quizá 'Don Truco', pero para eso me quedaba con 'Don Jugarreta', que es lo primero que salta como aproximación.

Aclaro que estas disquisiciones ocurrieron hace más de diez años. Ahora bien...

Días pasados, leyendo la autobiografía de Woody Allen, hice un descubrimiento insólito.


Cuenta el cineasta que de adolescente era muy aficionado a la magia y refiere el "truco de las botellas Passe Passe". Inmediatamente recordé el dilema de cómo traducir ese nombre.

Al parecer, por lo que estuve gugleando fue un acto popularizado por Tommy Cooper, un ilusionista británico nacido en 1921 y fallecido en 1984. Comenzó su carrera en el '47, cuando Woody tenía 12 años, de modo que bien puede tratarse de eso.

El hallazgo no resuelve la cuestión de la traducción del nombre del personaje de Cézard, pero arroja luz sobre su elección. Para el lector de la época -y más allá de Francia- la alusión era pescada al vuelo.

En castellano, en otras épocas, la expresión "por arte de birlibirloque" remitía a la habilidad de los magos y era popular. Me temo -con lo mucho que se ha empobrecido el lenguaje- que ya no.

Sin embargo, al día de hoy, al menos hasta que aparezca una opción mejor, Don Birli Birloque me parece lo más aproximado.

sábado, mayo 22, 2021

NACIONALES DE ANTAÑO (...Y UN PECADO MORTAL)

Y para terminar este recuento de adquisiciones pandémicas, apareció en el marketplace del Facebook un bonito anuncio de revistas ubicadas en Wilde. Me quedaba de camino para la grabación del radioteatro, así que arreglé un precio más que razonable y las pasé a buscar.

No podía dejar de tener la Dibujantes dedicada  a Mazzone, de la que tanta data había sacado para mis videos a través de fotos. Una Figuritas completa es un milagro... acá se ofrecían tres. Destaco la portada de Martínez Parma, un olvidado maestro argentino...

Y La Pluma Cucharita, una tira de Linares Quintana original por donde la mires... 

De yapa -amorosa la vendedora- una Pobre Diablo y un Libro de Oro sin tapa en cuya última página tenemos a un Montag  premonitorio.


Mencioné más de una vez el aprovechamiento de viajar a Capital por trabajo para hacer adquisiciones historietísticas. Debo confesar una debilidad...
En la esquina del estudio donde grabé el radioteatro se emplaza una especie de juguetería / regalería / cambalachería, en cuya vidriera lucía un muñequito de Pantriste marcado a un precio irrisorio en relación a lo que por él se pide en ML.
Sabida es mi aversión por toda la ñoñería ferretiana.
Sin embargo, este muñequito ejercía sobre mí un extraño influjo.
Había ido a observarlo varias veces, tentado de comprarlo.
La terrible disyuntiva subsistió hasta que claudiqué finalmente.


Me consuela pensar que su modelo es Pinchapúa, de la etapa donde el gallego Ferré era aún un prometedor talento y no el empresario de sensiblerías baratas en que se convirtió después.

EL INCANSABLE ALCATENA

No sólo de bande dessinée vive el hombre. De la insólita, impensada, inesperada complicidad entre mi hija menor y un querido amigo, surgió  un maravilloso regalo de cumpleaños (el segundo en pandemia).

El original ya luce enmarcado en mi altillo.

En cuanto a los tomos... 


Quique Alcatena es un historietista excepcional en muchos sentidos.

De una imaginación desbordada, prolífico como pocos, superándose como dibujante en cada serie, en cada viñeta, hasta alcanzar picos que lo ubican de lejos y en vida entre nuestros máximos próceres  de la historieta... más allá de todo eso, resulta admirable su permanente capacidad de recrear el magma elemental de aquellas lecturas que nos nutrieron en la infancia, las que construyeron nuestra educación sentimental. 

El enfoque de Quique no se detiene en la mera nostalgia de la recreación. En una alquimia que sólo él puede realizar, mezcla dosis de ironía, puesta en crisis del lenguaje, metalenguaje, homenaje, cita. Se acerca y se aleja de aquél mundo de los '60, con la perspectiva del chico por momentos y con la del adulto por otros. Y no cualquier adulto. Un adulto cultísimo, inteligente y de una fina sensibilidad.

La vertiente cómica, superheroica de Alcatena, viene a reformular la tristemente célebre preceptiva de "leer  la historieta con ojos de niño".

Aquí encontramos un adulto que como tal, se sigue divirtiendo con el recuerdo de la mirada del pibe.

Resta agregar que "Las nuevas aventuras de Dugong y Manatí" (Comic.ar), "Dr. Paradox en el país de las maravillas" y "La Sra. Paradox y el lápiz mágico de Viridián"( Comiks Debris), "El Hombre Tótem y otros héroes extraordinarios" (Rabdomante), son todas ediciones de extraordinaria calidad de impresión, cuidadas al nivel del mimo, y que se pueden conseguir tanto vía web como en comiquerías, a precios más que accesibles.

viernes, mayo 21, 2021

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (VII): ASTERIX EN ARGENTINO

"La hija de Vercingétorix" apareció en Francia poco después del regreso de mi último viaje, de modo que por un pelo no me escapé de comprar nacional.


Es jodido decir esto, lo sé. Hubiese querido celebrar la colección de Astérix que acaba de aparecer en Libros del Zorzal... pero no puedo, lo lamento.

La calidad de impresión resulta pobre para un precio bastante superior a otras ediciones nacionales, que la superan ampliamente En este título en particular, muchas escenas nocturnas lucen empastadas, con planos difíciles de distinguir. 

En cuanto a la reiterada declaración de principios sobre criterios de traducción ya me venía haciendo ruido cuando publicitaron la ocurrencia de "¡No me peguen, soy romano!". 

Por supuesto que Goscinny jugaba con los anacronismos. Y sus continuadores siguieron la tradición.

Aunque una cosa es el anacronismo y otra el localismo. 

Los anacronismos de Goscinny podían ser localistas de Francia, claro.

Pero forzar un localismo argentino actual que encima no existe en el original, me saca de contexto y me saca de las casillas.

Veamos dos viñetas de "La hija de Vercingétorix".




Séptima de la página (pueden contrastar el efecto noche en ambas, de paso). En el original, el personaje repite: "on est à pied", que claramente se traduce como "estamos a pié" o "andamos a pié".

¿Cuál es el sentido del argentinismo "estamos a pata", dicho por un corsario que surcaba los mares de la Galia? ¿Necesitaban subrayar el chiste que marche descalzo?

¿Y además... por qué cambiar en la gráfica la progresión del énfasis, que contribuye al efecto cómico de reforzar la mentira /verdad ?

El segundo caso es más grave aún...



Para los que no conocen a fondo la saga del guerrero galo, es necesario aclarar que el uso de la "ch" viene de "El Escudo Arverno", donde Goscinny parodiaba la pronunciación de los oriundos de Auvergne, región del centro de Francia. Esto le daba pié para una infinidad de juegos de palabras, confusiones, etc. Acá, el guionista Jean-Yves Ferri lo retoma. 

"Chacré" es "sacré", en realidad, cuya primera acepción es "sagrado" ("sacré coeur", por ejemplo), pero que también se usa popularmente como elogio admirativo.

Qué lindo juego de palabras hubiese sido "Dichocho Dichlexix"... pero no, tuvieron que argentinizar una vez más.

No sé... Puede que haya gente a quien este tipo de ocurrencias le divierta. A mí, ¿qué quieren qué les diga...?

En cuanto al episodio en sí, argumentalmente, me da la impresión que están rascando ya el fondo de la marmita. Se nota demasiado el artilugio seudo goscinniano. El de poner un músico en cada uno de los navíos, por ejemplo. Y que mientras uno es la caricatura de Charles Aznavour, otro remita a Lennon. O el previsible juego con las costumbres adolescentes actuales, incluyendo los gags de Obelix. 

Respecto al "feminismo" del que se ha hablado por ahí, resulta ridículo. Es exactamente lo contrario: la protagonista tiene un mandato de lucha independentista y termina convertida en ama de casa.

Finalmente el dibujo... Didier Conrad imita cada vez mejor a Uderzo, lo cual me hace pensar todo el tiempo que está imitando a Uderzo. Hubiese preferido el criterio de continuidad de Spirou, donde cada creador, sin tornar al personaje irreconocible, pone su impronta personal.

Si sigue la pandemia, no tendré más remedio, supongo, que ir tras las huellas del grifo con la dupla Ferri - Conrad y con Libros del Zorzal. Pero conste que lo haré a disgusto.

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (VI): EL VIEJO NICK, DE REMACLE

Volvamos al glorioso  Journal Spirou, en cuyo staff, a fines de los '50, junto a Franquín, Morris, Peyó y otros monstruos de la bande dessinée, figuraba Marcel Remacle con El viejo Nick (Le Vieux Nick).

HGO, que tenía un gusto refinado para la historieta, lo llegó a publicar en Hora Cero.

Para fines de los ochenta, una ignota editorial argentina sacó al menos dos álbumes ("Pabellones negros" y "El barco del diablo") en ediciones muy rudimentarias (*).

Años antes, Publicaciones Océano, de España, en tomos de tapa dura más cuidados, había lanzado unos cuantos títulos.

Y desde la península también, algún capítulo nos llegó en la revista Spirou Ardilla, a principios de la mencionada década.

Pero en realidad, lo más cercano a la publicación en tomos en Francia que registro en castellano, es a través de la Editorial Argos, de Barcelona.

Acabo de conseguir, en excelente estado y con notable calidad de impresión, "Su majestad se desvela", de 1971.


"Sa Majeste se Rebiffe" (habrá que ver el porqué de la traducción), el tomo original editado por Dupuis, es de 1964.

(*) En el librito de "Pabellones negros" no figura editorial, aunque sí en "El barco del diablo", que tuve en su momento y reemplacé por el tomo español de Océano. Como se comprobará por el linkeo que hago arriba, en su título, dejé consignado que dicha editorial era CLASA. Un amigo dibujante me acota que se trata de la misma que sacaba la revista escolar Cosmi-k, donde venía un pliego central de cuatro páginas de El viejo Nick. La procedencia de allí resulta indubitable, en tanto en el volumen de "Pabellones negros" que conservo aparecen incluso las leyendas de cierre y resumen de reinicio propias del (continuará).  
  

jueves, mayo 20, 2021

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (V): ¡UN CÉZARD DE REGALO!

Alfons Moliné del Castillo es un prestigioso ensayista y traductor español de historietas (tebeos, en el caso). Tengo la fortuna que forme parte de mis contactos en Facebook.

Cierta mañana de pandemia me sorprendió con un mensaje: conocedor de mi afición por el gran Jean Cézard, me consultó si estaba interesado en que ME REGALASE (sí, leyeron bien) una edición de bolsillo de Les Mirobolantes Aventures du Professeur Pipe. Si algo no conseguí en mis tournées por la France, fué justamente este tomito que el cartero dejó en mi puerta, proveniente de España, y por el cual Alfons ni siquiera permitió que le pagase el franqueo.

El hermoso "poche" recoge los episodios iniciales de la serie, publicados en el mensuario Dakota, en 1955, que fueron en realidad reelaboración de la primera versión, de 1946, aparecida en el semanario Mon Journal. El crecimiento como dibujante de Cézard en esos nueve años resulta realmente asombroso. Y evoluciona a la par de Arthur (1953), que se emparenta tanto en estilo como en guiones con este profesor, para nada alejado de los sabios locos que acompañan con frecuencia al fantasmita. Los inventos estrafalarios, los viajes a lugares insólitos, los personajes más delirantes, campean en estas aventuras disfrutables en cada cuadro, en cada pequeño detalle. 

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (IV): SEGUIMOS CON INTEGRALES: EL PROFESOR TRIC

Bob de Moor, el legendario colaborador de Hergé (andá a saber cuánto le debe éste y hasta qué punto Tintin invisibilizó su propia creación), me fué revelado -una vez más- en Billiken, de pibe.

Rastrear oportunidades en Mercado Libre lleva tiempo y paciencia, condiciones que la pandemia favoreció.

He aquí un flamante integral de El Profesor Tric, en el preciso momento en que me llegó por correo.

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (III): PRIMER TOMO DEL INTEGRAL DE JOHAN Y PIRLUIT

Johan et Pirlouit fue a la vez para Peyó el inicio, la cumbre y la muerte de su creatividad.

Una serie que si bien registraba antecedentes, alcanzó todo su esplendor en la revista Spirou -merced a los buenos oficios de Franquín-, y de la cual surgieron esos detestables enanitos azules, que independizados, le otorgaron al dibujante éxito, fama y dinero, pero que lo capturaron en una fórmula torpe para niñitos algo tontos. Y que encima, cargan negras leyendas urbanas. En las que creo firmemente, debo aclarar.

Traje de mis viajes algunos títulos de la serie, pero no los inaugurales.

Este primer tomo del integral, editado en España, recoge los inicios en Spirou: "El castigo de Basehau", "El amo de Roucybeuf" y "El duende del Bosque de las Rocas". Junto a los siguientes volúmenes, en cuidada edición española de Dolmen, se puede conseguir en locales de La Revistería, a precios no tan descabellados respecto al euro.


BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (II): SEGUIMOS CON FRANQUÍN

El Integral de Modesto y Pompón era una vieja aspiración mía. Sabía que subsistía un ejemplar de Dolmen, a precio más que conveniente, en un único local de La Revistería -el de Flores-, que siempre me quedaba a trasmano y más en pandemia. A raíz que durante un mes debí grabar radioteatro por la zona de Almagro, me hice una escapada y finalmente lo conseguí.

Modesto y Pompón fue producto de un chanchullo que los Dupuis le hicieron a Franquín, lo que motivó que éste amenazara pasarse de Spirou a Tintin, la revista de la competencia.

El entuerto se arregló, pero por unos años Franquín tuvo que trabajar para las dos publicaciones. Ya había empezado tratativas con Leblanc, de Lombard; y si bien no se había formalizado aún el contrato, el empeño de la palabra, para Franquín, resultaba tan válido como un documento.

Raymond Leblanc, fundador de  Éditions du Lombard, resultó  tan negrero como Dupuis. Franquín, supuestamente, iba a estar en mejores condiciones económicas que en Spirou y le terminaron pagando la página lo mismo que ganaba Tibet en sus comienzos en Tintín (donde hacía, recordemos, Chick Bill). Franquín no era bueno para los negocios, lo engrupían fácil y se quedó.

Charles Dupuis no acababa de digerir que su dibujante estrella estuviese firmando en la publicación rival y contraatacó, apelando al sentido de la lealtad de éste y con la promesa de enmendar las tropelías económicas que le habían hecho. Hasta le lloraba, dicen.

Tampoco es que Franquín, a más del peso de duplicar sus horas de trabajo, se sintiese demasiado cómodo en Tintin, donde Hergé, de un estilo en sus antípodas, reinaba. Y más allá de los elogios públicos que el último hacía del primero, en privado rumiaba despectivamente sobre el trabajo de su colega. La redacción de Spirou, más rea -como el público al que se dirigía- era el ámbito natural de Franquín.

Finalmente, logró acortar un año el plazo del contrato (que era de cinco) y se fue de Tintín en el '59, no sin antes obligarse a entrenar a Attanasio para que siguiese con Modesto y Pompón. Cedió los derechos en otro mal negocio, como era su costumbre.


Destaco la alusión a Fangio en esta tira. Sabido es que los franceses son fanáticos de la F1, y para probarlo en la bande dessinée, tenemos a Michel Vaillant (que salía en Billiken, cuándo no...).

BANDE DESSINÉE EN PANDEMIA (I): SPIROU x 2: "LES VOLEURS DU MARSUPILAMI" Y "LA PEUR AU BOUT DU FIL"

La obligada abstinencia de viajes, y en consecuencia de tours de compras por cuevas europeas, hizo que acudiese a otros recursos.

El primero, el más vulgar, fué la compra en Mercado Libre. Por setiembre del año pasado, en una librería de Capital, apareció flamante el último de los tomos de Spirou, etapa Franquín, que me faltaba.  Lo podía haber traído de Francia, en mi viaje del 2019, al filo de la pandemia, pero por una distracción no lo tenía anotado en la lista que siempre llevo encima. De todas maneras, el precio del librero capitalino era más que razonable.


Dije que era el último de los tomos por conseguir, pero quedaba algo más en el tintero...

"La peur au bout du fil" es un episodio corto de Spirou, aparecido originariamente en la revista homónima, en modalidad "à suivre" (o sea nuestro "continuará")  durante siete números de principios de 1959.

Anteojito, para fines de los '60, lo publicó en Argentina como "El miedo al final del hilo". Traducción literal que resulta más feliz que la española "El pánico llegó por teléfono", ya que en ella se pierde la ambigüedad entre el  conector  de este aparato y el de un detonador. Para mí, estaría perfecto "El miedo al final del cable".

Ferré injertó  un espantoso crossover en la viñeta final. Así y todo agradezco el haberme permitido asomar por primera vez al talento deslumbrante de Franquín.

Claro que para dicha época andaba rondando la adolescencia y ya no estaba para Anteojito, que por otra parte compraba mucho menos que Billiken. Recuerdo apenas alguna entrega aislada.

Ferré acometió también con "Zorglub ataca" (o sea, "Z como Zorglub") y logró grabarme en  la retina la triunfal entrada del villano a Champignac. Recién pude reencontrarla varias décadas después, en la edición de Grijalbo, que tuvo distribución en la Argentina.

Pero bastante antes, cuando en  las bateas de las librerías de calle Corrientes se encontraban tesoros a precios irrisorios, di con un álbum de Jaimes (Madrid, 1965) que aún conservo: "El turista del mesozoico".

Todo esto viene a cuento que en las ediciones francesas  posteriores de "Le voyageur du mésozoïque", junto a este último título se incluyó como segunda historia "La peur au bout du fil".

Luego ya se impusieron los integrales, de modo que me quedó colgada esa corta aventura -con guión de Greg, nada menos-  para completar en papel todo el ciclo Franquín. 

Hace muy poco me enteré que los franceses, que ya no saben que inventar con la bande dessinée clásica, sacaron "La peur au bout du fil" en lujosa versión restaurada, con dibujos inéditos y comentada por dos sabelotodos, más la hija de Franquín, a un costo de 24,95 €.

Bajé el tomo: las 14 páginas originales de la historieta la estiraron con pavadas a 72. Encima, la reproducción del episodio en sí, deja en blanco la zona donde iba el logo de portada de cada entrega en Le journal de Spirou (se publicaba desde la primera página) por una supuesta  fidelidad al original. Si algo faltaba para disuadirme de la peregrina  idea de comprarla por internet, era justamente eso.


Se me ocurrió entonces armarme mi propio tomito con la versión anterior, la que acompañaba a "Le voyageur du mésozoïque", que tenía guardada en digital. 

Elegí como tapa la de los antiguos álbumes recopilatorios de la revista (el 70, en el caso), como portada el número de la primera entrega en el hebdomanario francés, a continuación la página presentación de segunda historia con título incluido, y finalmente la historieta en sí.

Podrán apreciar lo bonito que quedó.