(Nota solicitada por la Agencia NOVA, que republico aquí con mínimas variantes y con su diagramación original)
Con 65 años a cuestas he presenciado, en vivo y en directo, varios acontecimientos historietísticos. Uno de ellos, ocurrió exactamente el 8 de marzo del año 1973. Ese día el diario Clarín modificó su página de “chistes”, comenzando así un proceso de reemplazo de tiras –mayoritariamente de sindicatos estadounidenses- que habían perdurado durante décadas, para dejar paso a jóvenes valores nacionales.
Por la misma época me llamó
poderosamente la atención una portada que vi en un kiosco de revistas de la
Estación Retiro, recuerdo. Se trataba de la flamante Satiricón.
El título de esta nota está
tomado justamente de una página de esa publicación, aparecida en el número 11,
de septiembre de 1973.
Al igual que en Clarín, donde si bien subsistieron
durante un tiempo los anacrónicos "Mutt y Jeff " y "De la
crónica diaria", de Dobal, las nuevas luminarias fueron "El Loco
Chávez" de Trillo-Altuna, "Bartolo y Clemente" de Caloi y
"El Mago Fafá", del dibujante que nos ocupa.
La historieta y las dos tiras
mencionadas (una tira, aclaremos, se diferencia por el desarrollo argumental en
pocos cuadros, y por ser autoconclusiva con remate) alcanzaron enorme
popularidad. No me cabe duda que hoy en día "El Mago Fafá" merecería -al igual que las otras- reediciones permanentes, si su autor no hubiese fallecido tan
joven.
La carrera de Bróccoli como
humorista gráfico se extendió desde mediados de los sesenta, en que debutó con
chistes sueltos en Tía Vicenta, hasta
mediados de los ochenta en que falleció, a la edad de 42 años, cuando todavía
se podía esperar mucho de él. Pero esos escasos veinte años de producción
bastaron para inscribirlo entre los grandes. Trabajó en las revistas
humorísticas más importantes de su época, en diarios y en semanarios de interés
general.
Digo diarios en plural, porque como
si no le bastara con el éxito que alcanzó en Clarín, creó en 1979 para La Nación una nueva tira: "Pérez
Man".
Su firma, además, venía
apareciendo en la revista Siete Días Ilustrados
desde no bien iniciada la década del '70, en donde se publicaba "Juan y el
Preguntón", otro de sus principales hitos que después continuaría en el diario
Tiempo Argentino, para recalar
finalmente en la revista dominical de La
Nación.
Y ya en el terreno del rastreo detectivesco,
como primicia exclusiva, he hallado dos tiras que preceden a las tres nombradas
y que preanunciaban un talento singular. Se trata de "Bonifacio" (que
firmaba con el seudónimo de "Histerio")
y "Don Orlando el Jubilado".
Ambas fueron publicadas en la
revista Semana Gráfica en el año 1969.
El jubilado, personaje anacrónico, porta un pájaro sobre su cabeza. No es de
descartar que haya sido inspiración para el posterior Bartolo de Caloi.
En su corta vida, Bróccoli se
hizo tiempo inclusive para escribir, junto al guionista Carlos Trillo, una trilogía
de libros sobre el humor en la Argentina, que publicó el Centro Editor de América Latina.
Más allá de su oficio, Bróccoli
era un apasionado de la historieta. Lo demuestran las constantes alusiones a
otros autores del género, con recursos de metalenguaje. Para poner un simple
ejemplo: El rival acérrimo de El Mago Fafá era Mandrake. El protagonista de la
tira de Clarín vivía inmerso en un universo
de historieta donde solía cruzarse con Mafalda, La Pequeña Lulú, Popeye, Mickey
o Dagwood (entre nosotros Lorenzo, el
marido de Pepita). Otro recurrente recurso de la tira era el "chisme del ambiente", y ese
ambiente no podía ser otro, claro, que el historietístico.
También el mundo inmutable y
surrealista de "Juan y el Preguntón" (dos únicos personajes, uno de
ellos sentado en un escritorio) tiene su inspiración innegable en otra tira. Me
refiero a "La mujer sentada", aparecida en 1964 en Francia, en Le Nouvel Observateur, pero de autor
argentino radicado en ese país: el historietista, escritor y dramaturgo Raúl
Damonte Taborda, más conocido como "Copi".
Finalmente "Pérez Man"
es un hombre común, endeble y desvalido, pero enfundado en traje de superhéroe,
en evidente parodia a los de DC o Marvel.
Mucho se ha escrito sobre estos
personajes, y lo merecen, por supuesto. "El Mago Fafá" y "Juan y
el Preguntón" se han recopilado en libros y han trascendido largamente
nuestras fronteras. Existen en cambio muy pocas referencias al talento de
Bróccoli en su faceta de humorista gráfico y dibujante.
Mengano, de Editorial Julio Korn, fue un quincenario de humor de
excelente factura. Apareció por setiembre de 1974, fecha para nada casual, ya
que coincide con la prohibición por decreto de Satiricón. La transgresión
permanente de la revista de Oskar Blotta
y cía. no fue soportada por el gobierno de María Estela Martínez de Perón.
Meterse con el sexo y la Iglesia (a más de la política y otros espinosos
ítems), como lo hacía Bróccoli en un chiste integrado en diagramación a
jovencitas en bikini, aparecido en el número 2, resultaba demasiado para
aquellos tiempos turbulentos.
En el número 8, Bróccoli se luce como
portadista. Allí sin dejar de hacer alusiones a la actualidad de la época, el
tono es mesurado y se opta por la elipsis.
Esta limitación implicó, en el
caso de Bróccoli, un despliegue imaginativo y gráfico que lo llevó a transitar brillantemente
por tópicos de distinta índole.
"Este Bróccoli está verde", Mengano N° 2 |
La temática sexual, lo picaresco,
no estaba ausente, aunque ejercida con mayor moderación, haciendo guiños al
lector, sin necesidad de ser explícito. Bróccoli, además, se da el gusto de
volver a la cita historietística, como en una página con temática de aerosoles,
en que incluye a un Tarzán preocupado por las críticas de Jane a los efluvios
que suele emanar.
"El aerosol sale para todos", Mengano N° 1 |
En cuanto a lo gráfico, se
permite el virtuosismo que no le era posible ejercer en tiras diarias o semanales,
donde la urgencia de la entrega lo obligaba a un trazo rápido y sintético. Un
ejemplo maravilloso de página entera, cuya temática parece inspirada en
"El combate entre el Carnaval y la Cuaresma" de Brueghel el Viejo, lo
constituye el del inminente encuentro entre una comparsa circense (el circo es
un elemento recurrente en Bróccoli) y un cortejo fúnebre.
Mengano N° 3 |
Para terminar, como frutilla del
postre, un chiste gastronómico. Ilustraba –siempre en Mengano- una nota de Alejandro Dolina. Recuerdo el impacto que me
causó cuando lo vi por primera vez, hace casi cincuenta años. Me sigue
asombrando hoy la rotundez, la eficacia de su comicidad, con el recurso de un
único y brevísimo texto repetido para dar énfasis expresivo, susurrado por el mozo a su colega, en referencia al comensal que, en segundo
plano, degusta tranquilo su almuerzo.
"Los que escupen el asado. Oficios canallas. Hoy: los mozos", Mengano N° 14 |
Tengamos en cuenta que en toda
una vertiente de humor gráfico, el dibujo ha sido simple ilustración del gag
escrito. Aquí no: la frase se encuentra perfectamente integrada a la imagen, al
punto que carecería de sentido la una sin la otra. Y existe además una doble
apelación al lector. La primera, obviamente, es para completar la escena
imaginando lo que puede llegar a contener el plato servido. La segunda, nos hace
pensar en las veces que habremos estado en el lugar de la víctima.
Lo dicho... una pena que Bróccoli se nos haya ido tan joven.