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sábado, julio 31, 2010
RECURRENCIAS
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Etiquetas: Bande Dessinée, Cézard
viernes, julio 30, 2010
REGALOS DE CUMPLEAÑOS
Me escribe una muchacha desde Tinogasta, haciéndome una consulta que me guardo, para no cometer una infidencia. Pero sí puedo rescatar el fragmento donde relata que encontró aquí imágenes de Don Nicola y las compartió con su padre, a quien le gustaba mucho. "También recuerda a Barrabás, el insecto galerudo. Anoche se puso a recordar, a reírse y a contarme", me dice. La imagen de un padre y una hija remontando décadas juntos, a través de una historieta, me parece bellísima, al tiempo que me gratifica el haber contribuido a generar ese encuentro.
El otro mail es de un familiar de Torino, que llegó hasta aquí buscando información sobre él en la web. Aparte de elogiar mi trabajo, me propone reunirnos con el objeto de continuar la tarea de revalorización de su obra.
Mi búsqueda de información sobre los herederos de don Héctor data de bastante tiempo, con resultados infructuosos hasta el momento. Se concreta de la mejor manera, a través de mi trabajo.
Corrijo: peco de modestia con lo de "no he hecho tan mal las cosas". En realidad, me siento muy orgulloso de este blog, que quieren que les diga...
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miércoles, julio 28, 2010
Novela gráfica "Dear Patagonia"
Autor: Jorge González
Fuente: http://jfgv.blogspot.com/
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Etiquetas: Curiosidades, Quinterno
martes, julio 27, 2010
HISTORIETA-PINTURA-TEATRO, por DAO
Así comienza, cargada de sucesos extraños, Le Bal du rat mort, bande dessinée de origen belga (1980), con guión de Jan Bucquoy y dibujos de Jean-François Charles, que tardía y gozosamente acabo de descubrir.
Tendría unos catorce años, cuando leí por primera vez a Michel de Ghelderode. Quedé fascinado para toda la vida con este genial dramaturgo belga, cuyas obras sombrías, expresionistas, surreales, trancurren en su mayoría en el medioevo, al igual que Arthur, le Fantôme Justicier, de su coterráneo Cézard, quien había volado mi imaginación infantil desde las páginas de Billiken. A través de Ghelderode, conocí -además de Breughel y El Bosco- a James Ensor, pintor y grabador de la misma nacionalidad, que solía plasmar el carnaval ostendense y sus grotescas máscaras. Ghelderode le dedica una de sus piezas, Masques Ostendais.
El “Baile de la rata muerta” es un acontecimiento real, se celebra desde 1898, en conmemoración de la visita de Ensor y sus amigos al cabaret La Rata Muerta, durante un viaje en París que habían realizado dos años antes.
O sea que la historieta también homenajea al pintor.
Pero además Bucquoy, su autor, es régisseur. Una de las piezas que puso en escena poco antes de comenzar este guión, fue precisamente Masques Ostendais, de Michel de Ghelderode.
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Etiquetas: Bande Dessinée, Bosco, Breughel, Ensor, Ghelderode, Teatro
lunes, julio 26, 2010
EL PATORUZU Y LA PATORUZA
"En Luján había un lugar maravilloso que se llamaba La Gruta Azul. Era una pizzería donde se jugaba al villar y al metegol. Había muchas mesas, de vez en cuando servían comida, y ahí solía presentarse algún guitarrero de Buenos Aires que cantaba tangos. Los dueños eran un matrimonio italiano que había venido de Rosario. A nosotros nos quedó muy grabada una pareja que solía venir de Buenos Aires. Se llamaban el Patoruzú y la Patoruza, y hacían su show en La Gruta Azul. El se ponía una nariz, una peluca y un poncho como Patoruzú y tocaba una especie de violín armado con una lata de aceite, un palo y una sola cuerda. La mujer -que para nosotros era una anciana pero que debería tener cuarenta y pico de años- lo acompañaba tocando la guitarra. El Patoruzú se emborrachaba mucho, y ella, que lo adoraba, muchas veces, cuando terminaba la función, lo dejaba dormir sobre la mesa. Una noche, mientras él dormía, ella se quedó charlando con mi hermano, conmigo y con Cacho Tamis. Advertí que ella no era una mujer común, sino que tenía una gran cultura. Tomó la guitarra y empezó a tocar cosas maravillosas. Resultó que era concertista. Mi hermano y yo quedamos pasmados. Si analizás, ella debe haber estudiado guitarra en los años veinte, lo cual te indica que vendría de una familia muy especial para que en esa época mandaran una chica a estudiar guitarra. De su boca, por primera vez escuché la palabra Tárrega. Ella acompañaba al Patoruzú porque lo amaba. Los dos eran borrachitos, aunque ella más suavemente que él. Pasan los años, yo vengo a Buenos Aires, me instalo en la pensión de Retiro y, para mi sorpresa, me encuentro con que en la pieza de al lado vivían el Patoruzú y la Patoruza. Eso arremetía con todas mi nostalgia. Para ellos yo era una figura difusa que no alcanzaban a recordar. Cada dos por tres les llevaba paquetitos de yerba. Me preguntaron si no tenía algún amigo que pudiera hacerlos entrar a trabajar en el Parque Japonés, dado que yo pasaba tantas horas ahí. Finalmente los hice entrar en ese lugar que se llamaba Babilonia que estaba al lado del Parque Japonés y que yo recreo en Gatica , en la secuencia en que Gatiquita denuncia a su amigo que se coló a ver el espectáculo. El Patoruzú y la Patoruza durante un tiempo tocaron ahí, pero luego empezaron a salir en gira por las distintas provincias, según donde hubiera cosecha, como los gitanos. No los vi nunca más."
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Etiquetas: Curiosidades, Quinterno
PI-PIO, EL POLLITO QUE IMPONIA EL ORDEN (3c)
Consonante con los desaguisados ideológicos, la imaginería gráfica de Ferré se torna desbocada. Son incontables los detalles delirantes que aparecen aquí y allá. Baste decir que en el exacto centro de un nuevo cuadro gigante, el de la preparación del malón, planta a Don Quijote de la Mancha con taparrabos, junto a un indio que representa a Sancho Panza.
La primera embestida de la indiada es resistida con heroicidad por los habitantes de Villa Leoncia. La conducta ejemplar de Ovidio en el combate, es premiada por Calculín y Pi-Pío –en renovada muestra de poder omnímodo- ascendiéndolo a Sargento Mayor.
Pero aquí se presenta una vuelta de tuerca magistral: Paco-Pum vuela el dique del pueblo, inundándolo.
Para evaluar la magnitud de este giro, debe considerarse que la historieta cómica, por su misma índole, pocas veces ha intentado –y logrado- una épica, aún dentro de lo paródico. Podrían mencionarse –siempre remitiéndonos a lo nacional- algún episodio de Patoruzú, por Quinterno (pienso en “El Gran Duque de la Mancha”, por ejemplo), los proyectos delirantes de dominar el mundo de Agustín, en el Don Pascual, de Battagia, los viajes a países exóticos del Langostino, de Ferro. Pero ninguno de los autores citados puso de héroe a un pollito, lo que ubica a la creación de Ferré en un lugar privilegiado, en este aspecto. Lograr verosimilitud interna, después de instalar y naturalizar un código, en el hecho que un sheriff-pollo lidere la resistencia de un pueblo ante las hordas invasoras, roza la genialidad.
Otra particularidad es que, en las vicisitudes de la gesta, no se observa el menor rasgo de solemnidad, lo que de ningún modo resta grandeza a la misma. Es que si Ferré hubiese suspendido por un momento el delirio que venía imponiendo para ponerse serio –tentación frecuente en otros, y en el mismo Ferré posterior a Pi-Pío-, los resultados no habrían sido los mismos. La sabiduría narrativa del autor, la absoluta confianza en el lenguaje creado, hacen que redoble la apuesta, multiplicando extravagancias y disloques cómicos.
Todo vale: el rescate de la vaca “Pipiovidia” en tareas de inteligencia, un ejército de perros y gatos al que cuesta dominar, Paco-Pum encabezando la invasión desde un carrito de bebé, el sheriff-pollo donando sangre a un humano.
Después de la inundación, cuando las aguas bajan y el malón entra en Villa Leoncia, los vecinos se refugian en su máximo baluarte, el banco. Los indios se disponen a sitiarlo, pero a consecuencia de haber destruido el dique, paradójicamente comienzan a sufrir de sed. Los sitiados, en cambio, gracias a las previsiones arquitectónicas de Calculín, tienen reservas para meses. Paco-Pum va a mendigarles un vaso de agua, pero el sheriff exige como paso previo la rendición. Al dar cuenta de la situación a sus huestes, el bandido rompe en llanto. Los indios aprovechan para beber sus lágrimas. Antológico.
Para suavizar tanta crueldad, desde el puerto, los despide la banda de música de Villa Leoncia con un tango de Gardel.
Te lo firma: Miguel Dao a las 12:30 a.m. 15 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: "Pi-Pío el pollito que imponía el orden", García Ferré
domingo, julio 25, 2010
PI-PIO, EL POLLITO QUE IMPONIA EL ORDEN (3b)
Calculín no sólo buscaba a su antiguo amigo, sino también el permiso de éste para establecer el primer banco de Villa Leoncia. Pi-Pío se lo concede, con lo que su rol de autoridad abarca un nuevo atributo: el de otorgar con libre arbitrio espacios públicos para uso privado. Es el primer paso hacia la "institucionalización” del pueblo. Así lo expresa Calculín en el discurso de inauguración de su entidad (el "City Bank"). Desde el palco oficial, donde sólo el sheriff ostenta cargo (al igual que el banquero, los otros ocupantes son personajes destacados de esa sociedad), el niño sabio proclama: “…Y espero que este día sea un escalón más del engrandecimiento de Villa Leoncia, que desde la llegada de Pi-Pío avanza por la senda del orden, de la seguridad y del trabajo…”. A lo que los vecinos responden, exaltados, vivando al pueblo, a Pi-Pío y al progreso. Entre los “vivas!” y “bravos!”, se cuela un “olé!”.
En "Secuestro de Maida", Ferré solo había quebrado la métrica de cuatro tiras por página, de dos o tres cuadritos cada una, planteando tiras con un único cuadro. Llegados a este tramo, se vienen observando viñetas gigantes, que ocupan el espacio de dos tiras y cuatro cuadros (en adelante, esta transgresión se hará frecuente y será utilizada, sobre todo, para momentos épicos).
Por lo demás, la narrativa transita por carriles más, menos lógicos, siempre dentro del esquema delirante de la serie. Paco-Pum simula regenerarse e instala una panadería desde la que cava un túnel hacia la caja fuerte del banco, guiándose primero por el viento y después por un imán. Perpetra el atraco. Es perseguido –he aquí un tercer cuadro gigante, que abarca dos columnas completas- y capturado por Pi-Pío.
El bando que lo anuncia –de forma remisible a la España medieval, dicho sea de paso- formula en sus considerandos: “¡¡Atención!! El sheriff, usando de las atribuciones de su alto cargo, dispone: 1º) Que mañana a las 9 horas, y si el tiempo no lo impide, Paco-Pum será juzgado públicamente en la plaza principal. 2º) Queda invitado el vecindario de Villa Leoncia a este acto de justicia. 3º) Mañana cerrará sus puertas el comercio. 4º) Divúlguese, coméntese y archiveseee…”.
Resta revisar la lógica subyacente en el uso de las grandes viñetas.
a) Construcción del banco: cimientos de un “orden y progreso” basado en lo económico;
b) Inauguración del banco: institucionalización del “orden y progreso”;
c) Persecución de la banda de Paco-Pum, luego del asalto: transgresión del “orden y progreso”;
d y e) Balanza de la justicia: reinstauración del “orden y progreso”.
Y todo este andamiaje conceptual es determinado en exclusividad por el sheriff (recibido por correspondencia) y su amigo financista. La población se halla ubicada en un rol meramente secundario: el de coro aprobatorio.
A esta altura, resulta evidente que al análisis argumental y gráfico de la serie se ha sumado el aspecto ideológico de la misma, andarivel que seguiré recorriendo, aunque con una aclaración (que supongo no alcanzará, de todos modos, para calmar los ánimos de los fanáticos ferretianos). Creo firmemente que sin este matiz de incorrección política verificable en García Ferré, y con origen posible en una no revelada –hasta donde se- simpatía por el franquismo, Aventuras de Pi-Pío no hubiera sido la cumbre historietística que hoy es.
Te lo firma: Miguel Dao a las 12:30 a.m. 0 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: "Pi-Pío el pollito que imponía el orden", García Ferré
sábado, julio 24, 2010
PI-PIO, EL POLLITO QUE IMPONIA EL ORDEN (3a)
A partir del tercer episodio de Aventuras de Pi-Pío (Billiken Nº 1741), la palabra fin, como se ha adelantado, desaparece, dando paso al (continuará) que la serie exhibe de forma permanente (alternando algunas didascalias con interrogantes) hasta el momento mismo en que se deja de publicar. Sin embargo, García Ferré sigue dividiendo los distintos capítulos mediante la renovación de logos alusivos, aunque no siempre incluyendo títulos en ellos, ni correspondiéndose inmediatamente dichos cambios a las unidades temáticas, como se verá más adelante.
En rigor, a este tercer episodio, unificado bajo una misma franja de presentación, cabría dividirlo en tres sub-unidades temáticas. La primera, de 15 páginas, a la que denominaré “Secuestro de Maida”, se extiende hasta el nro. 1755, la segunda (“Robo al banco”, 17 páginas) transcurre entre el 1756 y 1773, y la tercera ( “Inundación de Villa Leoncia”, la más extensa, 24 páginas) desde el 1774 al 1798. Así, durante un año y un mes (27.4.53 al 31.5.54), los lectores de Billiken siguieron las distintas vicisitudes del pollito en Villa Leoncia, su lugar de asentamiento luego de la etapa errante.
Es dicha continuidad de espacio, junto a la de tiempo, la que permite englobar este extenso episodio de 56 páginas en total, más allá de los giros argumentales que en él se verifican, bajo el título otorgado por Ferré: “Justicia en el Fart-West”.
Lo que resulta certero es que a partir de este episodio, y después de apenas dos ensayos de aventuras continuadas, la serie alcanza prontamente un alto punto de madurez creativa, asentando y expandiendo todos los elementos expresivos que hasta aquí se perfilaban.
Esta opinión parece ser también la del propio creador, en tanto, varios años después, elije “Justicia en el Fart-West” como punto de partida para la republicación de Aventuras de Pi-Pío en Anteojito.
Así, Ferré dejó afuera aproximadamente un año de tiras en Billiken, con la consecuencia de borrar el pasado de lustrabotas y de linyera del pollito. De modo que los lectores de Anteojito lo conocieron de arranque con un status superior, aunque más tarde, avanzada la serie, los dos episodios omitidos fueron también reeditados.
Nada más que con la didascalia de inicio se derrumba cualquier expectativa de asimilación de esta historia a parámetros clásicos de aventuras del oeste. El protagonista, que "al servicio de la ley y el orden", llega a Villa Leoncia para hacerse cargo de "mantener la justicia", no es un cow-boy, curtido en cientos de duelos y acostumbrado a tratar con forajidos, sino un pollito “recién recibido de sheriff, en unos cursos rápidos por correspondencia”. Además, el nombre del lugar donde va a ejercer dicho rol suena a aldea española, como también tienen esa resonancia los apodos de los bandidos (Paco, Pepe). Claro que el apelativo del caballo, Ovidio, remite a los clásicos latinos. Con lo cual, lo apuntado respecto al vocablo “Fart”, parecería no solo intencional, sino además corresponderse con la confusión mental que genera al lector semejante mescolanza. Eso sí… en la viñeta final de la entrega recuperamos la coherencia: Ovidio habla en inglés. Lo que nos hace olvidar el hecho que sea cabalgado por un pollo.
Si bien en este tramo aparecen otros bandidos, sólo se destacan los mencionados, con una distinción jerárquica: Pepe el Largo monta un caballo de madera y porta una bocina. Paco-Pum, en cambio, que remata sus frases con la onomatopeya “Pum!”, cabalga de verdad y dispara un trabuco.
Una emboscada al flamante sheriff y el consecuente intento de forzarlo a la renuncia, inaugura la larga cadena de tropelías, engaños, secuestros, extorsiones, seudo arrepentimientos, encarcelamientos, huidas, etc. que caracterizarán el historial delictivo de Paco-Pum y sus secuaces.
Precediendo en pocos años al Joe Dalton de Lucky Luke, con el que se emparenta en fisonomía y carácter, Paco-Pum por momentos se conduce tan elemental e infantilmente como Averell. Sus ardides se ven favorecidos por la ingenuidad casi pueril de los “buenos”. Como cuando se presenta ante Pi-Pío con un disfraz de mendigo limitado a una camisola raída y un bastón, manteniendo la característica de su rostro embozado, y el pollito no lo reconoce. Eso sí: se priva de decir “Pum!”, sólo lo piensa. Es Ovidio quien, mediante un olfato más propio de perro que de caballo, advierte el engaño.
No obstante el fracaso, Paco-Pum continúa su raid con el abigeato antes mencionado. Para desbaratarlo, será Pi-Pío quien esta vez se camufle -junto a su caballo- como vaca “Pipiovidia”.
- Ovidio: “¡Hola, Paco! ¿Cómo estás? ¿Me remember o no te acuerdas de mí?”
- Paco-Pum se tirotea con los colonos que vienen a liberar a Pi-Pío, alertados por Ovidio (rol salvador que el caballo cumplirá a menudo). En tanto lo hace, el bandido se sirve soda de un sifón.
Te lo firma: Miguel Dao a las 1:16 a.m. 0 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: "Pi-Pío el pollito que imponía el orden", García Ferré
lunes, julio 19, 2010
TORINO ENSEÑA A DIBUJAR (2)
Te lo firma: Miguel Dao a las 2:44 p.m. 3 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: Coleccionismo, Torino
domingo, julio 18, 2010
CACHITO Y TITO - 2DO. EPISODIO - 47
Te lo firma: Miguel Dao a las 2:27 p.m. 0 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: Cachito y Tito - 2do. Episodio
viernes, julio 16, 2010
El matrimonio homosexual desactualiza a Torino
Claro que lo de la agencia matrimonial ya se había vuelto antiguo hace dos décadas, pongamos, con el auge de los contactos a través de internet.
Te lo firma: Miguel Dao a las 7:34 p.m. 2 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: Torino
jueves, julio 15, 2010
GUIONISTAS "INVISIBILIZADOS": WADEL
Fuera del trabajo de
Se suele mencionar, en los pocos testimonios que existen acerca del autor, su extensa cultura. Se observa en esta historieta, sin embargo, que dicho bagaje aparece implícito, sin ostentaciones literarias -frecuentes en Wood, por ejemplo- y al servicio de una narrativa popular. Por otra parte, acotaciones (escuetas comparadas con guionistas de esa generación, incluido Oesterheld, y también posteriores) y diálogos están expresados en un estilo sutil que acompaña la difícil amalgama entre costumbrismo y tragedia.
Te lo firma: Miguel Dao a las 11:49 p.m. 5 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: D'Adderio, Qué es la Historieta?, Quinterno, Reggiani, Van Rousselt, Wadel