Como ya me he referido en posts anteriores, Umberto Eco, con la publicación, hace ya mas de cuarenta años, de Apocalípticos e Integrados introduce conceptos nuevos para la lectura de Súperman, entre ellos el del mito inconsumible y la paradoja narrativa que implica mantener, al mismo tiempo, su carnadura humana, a fin de que los lectores puedan seguir identificándose con su doble personalidad. La solución que los guionistas escogen en cuanto a la temporalidad -observa agudamente Eco- es la de plantear “que hubiera ocurrido si…”, del que da cuenta exactamente esta portada del primer anuario, cuya fecha coincide con la aparición del libro deEco (1964).
Pero la problemática del paso del tiempo, está presente también en varias historietas. El caso de Flash, otro super-héroe yankee, es sumamente curioso. El primigenio Flash (1940) era Jay Garrick, un joven estudiante que obtiene su único superpoder (es el primero con poder diferenciado) tras inhalar una sustancia química. Su rapidez sobrehumana hacía innecesario que ocultara sus rasgos, ya que no podían llegar a verlo. Así, su traje remitía al de Mercurio/Hermes (sombrero y botas con alas). La crisis editorial de los ’50 se lo lleva y cuando reaparece en 1961 es otro: Barry Allen. También cambia su traje, que es el que se conoce hasta hoy. Sin embargo, al poco tiempo, ambas versiones se juntan -ver portada del Nº 123-, con la explicación de que Garrick y Allen pertenecen a mundos paralelos. A partir de allí, Garrick sigue apareciendo de tanto en tanto, contemporáneamente a los otros Flash (porque llegó a haber un tercero), y aunque cronológicamente debería representar alrededor de 80 años, tiene solo 50 debido a fantásticos experimentos, consiguiendo de estos modos permanecer vigente.
Aún señalaré un tercer caso, muy alejado de los otros, de solución para el pasaje del tiempo en la historieta. Se trata del género cómico, devaluado a menudo, pero a mi parecer mucho más rico que el otro en hallazgos, en infinidad de ocasiones, por la libertad narrativa que conlleva. El ejemplo y la asociación con el planteo de Eco, me vino a través de mi querido Oso Wainer, por una nota que publicó en Página 12. Allí, Alberto, citando a su vez, dice: “Jorge Luis Borges, al recordar ese episodio en el que Peer Gynt, al final del tercer acto de la obra que –hay que recordarlo– consta de cinco, recobra el ánimo al pensar que nada puede ocurrirle porque aún faltan dos actos para que termine la historia de la que él es el protagonista…”. Metateatralidad que incluye una medida del tiempo en función de los códigos del género. Pues bien, eso es exactamente lo que hace el belga Cézard, en estos cuadros de El fantasma Justiciero…
Arturo, sobre la culminación de la larga saga “La desaparición de los aparecidos”, publicada en la revista francesa Vaillant, a mediados de los ’50, reencuentra a su padre que estaba secuestrado desde hacía cincuenta años y le dice, en el Nº 608: “Se puede decir que no nos vemos desde el Nº 506 de Vaillant, y que yo te busco desde el 552…”. Obviamente que, tratándose de fantasmas, el problema aquí no es el paso del tiempo en cuanto a envejecimiento, sino en cuanto a dimensión. Entre la secuencia conque se terminaba una página -con el clásico (continuará)- y se reiniciaba la otra, en el número siguiente, no había saltos temporales; sin embargo entre ambas, en la realidad, había pasado una semana. Esto es lo que aprovecha brillante y humorísticamente Cézard, para acercar -metahistorieta mediante- a sus lectores, a la diferente dimensión temporal en que se mueven sus personajes. Otro ejemplo admirable es cuando Arturo, regresando al castillo natal, cansado por sus aventuras, se echa sobre un árbol para una pequeña siesta …que termina durando cien años.
Este es un Maestro con mayúsculas y no Quinterno, que la única solución que encontró para el tema fue una versión infantil y otra adulta del indio…
Estimado Dao:
ResponderBorrarEl artìculo sobre el paso del tiempo en los comics es, sin duda, muy interesante. Especialmente en lo que atañe al comic humorìstico, y a la "consciencia" de sus personajes de su condiciòn de tales. En ese mismo sentido resulta bastante recomendable la lectura del "She-Hulk" de John Byrne, saga en la que los protagonistas no sòlo estàn al tanto de ser una ficciòn, sino que cada tanto se salen de la misma para dirigirse directamente al lector.
Sin embargo, en lo referente al comic de Flash que mencionàs, la incoherencia que mentàs no es tal,y si hacès nùmeros te vas a dar cuenta fàcilmente de ello.
Flash Comics #01 es de enero de 1940 y presenta a Jay Garrick como un estudiante universitario, esto quiere decir que deberìa estar en el entorno de los 20 años. Ahora bien The Flash #123("El Flash de dos mundos", la historia que citàs)tiene fecha de setiembre de 1961, tan sòlo 20 años despuès, o sea que Garrick tendrìa poco màs de 40 años, y no los 80 que calculaste. A esto habrìa que agregar que, segùn la estructura que le diò DC a su Multiverso, existe un pequeño desfasaje temporal entre Tierra I(la de Barry Allen) y Tierra II(la de Jay Garrick) que explica el hecho de que Flash I se vea apenas un poco mayor que Flash II,con lo cual la incongruencia cronològica que mencionaste dejarìa de existir.
Estimado Teddy: Quizá me expresé mal, pero cuando me referí a los 80 años de Garrick, era en relación con la actualidad (igual sería menos, es cierto: 66) y no al encuentro del año '61. Te agradezco la recomendación del "She-Hulk". No lo leí, trataré de conseguirlo. Saludos
ResponderBorrar