Ando muy atrasado con la lectura, recién le pude entrar al Oski que compré a principios de mayo en el Bellas Artes. Por lo tanto recién me entero que el subtítulo del volumen ("un monje enloquecido") se debe a que Eco, en el prólogo del libro -hay varios, en realidad, uno es de Sastu, pero mejor olvidémoslo-, compara a Oscar Conti con sus copistas de El Nombre de la Rosa. Que no sólo transcribían, sino que también dibujaban la marginalia. Siempre recomiendo evitar la mirada de los semiólogos sobre la historieta (causantes, a mi ver, de la perdición del género). Pero acá estamos hablando de Eco y no de un mamerto cualquiera, de los que abundan en este mundillo. O sea, la comparación que hace el tano es brillante.
Pero además -y en este punto dejo de dirigirme a la fauna historietil para enfocar la teatrera-, lo que dice Eco acerca de la manera en que Oski trata los textos, debería ser incluido en los manuales de dirección teatral.
Desde hace tiempo, me baso más para mi métier, en la plástica, la literatura, la música, que en la teoría misma del teatro.
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