Ultima página de La Razón, edición del viernes 17 de diciembre de 1971
SOBRE ESTE BLOG...
Vas a encontrar, básicamente, data sobre historieta cómica argentina clásica. Además, bastante de bande dessinée. Algunas reflexiones sobre el lenguaje historietístico, muchas polémicas y miles de imágenes, la mayoría de mis propios archivos.
La forma más fácil de ubicar un material o autor es ir a "Etiquetas", revisar y hacer click en la pertinente. También podés escribir una palabra clave en "Buscar en este blog".
Tenés mi contacto, encima, acá al lado → → →→ → →→
Suelo responder mails si la consulta es muy específica. En cuanto a enlaces que ya no funcan, lo siento, llegaste tarde.
Podés tomar lo que quieras, en tanto cites la procedencia. Si no citás, y te ubico, te escracho públicamente, como he hecho en varias oportunidades.
Enjoy
miércoles, marzo 25, 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Estas páginas son gloriosas!mi finado tío compraba La Razón a la noche para ver la quiniela y yo me deleitaba con estas maravillas.Durante años leía "Divulguelo" acentuando la letra "e" pensando que era el nombre de un personaje, que inocentes que éramos!!!.Ramona ,Don Fulgencio,Hogar Dulce Hogar,Cándido,etc.!Que seleccionado!Hoy veo la "página de chistes" de clarín y me dan ganas de llorar, y pensar que allí estuvo "El Loco Chávez".
ResponderBorrarGracias por mostrar estas cosas Miguel.
Abrazo.
(Me hiciste emocionar carajo)
Adrián.
Ja! A mí también me pasaba lo de "Divulguélo". Abrazo
ResponderBorrar"El 3 de octubre de 1818, en Glasgow, Matthew Clydesdale fue hallado culpable de haber matado a un anciano durante una borrachera. La sentencia fue la horca y la entrega de su cuerpo a los anatomistas. El 4 de noviembre, no bien el verdugo lo declaró muerto, fue llevado al paraninfo de la Universidad de Glasgow, donde los anatomistas intervenían en los cadáveres a plena vista del público.
ResponderBorrarApenas llegó el cuerpo de Clydesdale, el doctor Andrew Ure, jefe del equipo, cargó su batería galvánica y realizó varias disecciones en busca de los nervios donde se haría la estimulación eléctrica. Con una de las descargas, una pierna se extendió con tanta fuerza que estuvo "a punto de derribar a uno de los asistentes", contó Ure.
Cuando conectó los cables al nervio frénico izquierdo y al diafragma, "el éxito fue maravilloso-escribió el científico-. El aliento comenzó de inmediato. El pecho respiraba agitadamente y bajaba; el vientre sobresalía y se deshinchaba de nuevo..." El proceso siguió durante toda la estimulación eléctrica intermitente.
Al público se le acabó la curiosidad cuando se aplicó corriente al nervio supraorbital y al talón. A medida que subía el voltaje, "..se exhibieron las muecas más horribles...Rabia, horror, desesperación, angustia y sonrisas espantosas unieron su horrible expresión en el rostro del asesino, sobrepasando en mucho a las más salvajes representaciones de un Fuseli o de un Kean- relato Ure, en alusión a dos pintores de la época-. En ese momento, varios espectadores se vieron obligados a dejar la sala a causa del terror o de la descompostura, y un caballero se desmayó".
Ure también tomó nota de una experimento que le falló por falta de tiempo. Su descripción está muy cerca del desfibrilador cardiaco que, un siglo después, comenzaría a salvar tantas vidas".
Para que después digan que el Divúlguelo" contenía patrañas... tenga cuidado que no lo galvanicen.
Tendré en cuenta el consejo, vaya a saber que muecas horrorosas haría yo. Aunque va a ser difícil evitarlo, después de muerto.
ResponderBorrar