Eso de poner etiquetas a las notas en los blogs, siempre me pareció muy esquemático. Por lo menos a mí no me sirve, ya que mi forma de desarrollar los temas hace que inevitablemente vaya de una cosa a otra, dentro de un mismo post. Claro que cuando tengo que ubicarlos, me resulta bastante complicado. Andaba buscando dos notas en las que me refería a la vieja y a la nueva Fierro, a raíz de que la cuestión ha vuelto a cobrar vigencia aquí. La primera (ver) me resultó fácil de hallar, la segunda (ver) no, dado que estaba en el contexto del triunfo de Récord, en la encuesta por mí lanzada. Ambas datan de aproximadamente un año.
Releyéndolas descubro que la molestia por la irregularidad de la revista y por la arbitrariedad conque Sasturain elige sus colaboradores y contenidos, han ido creciendo en mí con el correr de los números. Lo que antes fue un voto de confianza, se ha transformado en decepción. No creo que el director llegue en esta nueva etapa siquiera a los 47 números de la anterior.
Ambos números, 1 y 100, llevan tapas de Chichoni, quien junto con El Tomi, han sido los mejores ilustradores de portadas de la revista. Uno las veía y daban ganas de comprarla, más allá del contenido. No puedo dejar de reiterar que la de Liniers, en el ejemplar de este mes, produce el efecto exactamente contrario.
La Nº 1 anunciaba a Moebius, "La batalla de las Malvinas", Altuna, poster de Salinas, Fontanarrosa, Albiac/Saborido, Piglia/Breccia (h), un Oesterheld inédito, Muñoz/Sampayo, Nine/Dalmiro Saénz, Peiró.
La herencia de la primera etapa de SuperHumor, en la que Sasturain había sido jefe de redacción, era evidente. Pero la uno de Fierro superaba a aquella publicación. Es una acabada muestra de como puede hacerse una revista de historietas de calidad, que respete el intelecto de los lectores, combinando consagrados con recién llegados. Que no faltan en ese número y resultan buenos (Chichoni es justamente uno de ellos), pero que -desgraciadamente- fueron más adelante eclipsados por otros, deplorables, o que involucionaron, como el caso de Max Cachimba.
Una de las pautas del buen criterio de selección de Sastu en ese entonces, está dada por el rescate de “El otro Dr. Fogg”, una extraordinaria serie que había quedado inconclusa en la Bang de Blotta, y que ya me había llamado poderosamente la atención en su momento.
Por lo demás, la enunciación de creadores, exime de cualquier otro comentario.
Ahora bien...en el Editorial, el director marca las diferencias generacionales, las de formas y contenidos en la historieta, y afirma que todo eso suma. Grave error, a mi entender. El huevo de la serpiente. Aunque sus primeros números resultan inobjetables, Fierro terminó siendo una revista que no conformaba a nadie. Ni a los de gustos clásicos, ni a los amantes de lo experimental. Ni a los de izquierda ni a los de derecha. En la actualidad la mezcolanza sigue, aunque con un decidido vuelco hacia formas seudo-vanguardistas y contenidos nulos. No tengo nada en contra de que hagan una publicación para pendejos descerebrados. Pero eso sí, que abandonen definitivamente aquello que tiene que ver con otro perfil de público, de modo que uno sepa a qué atenerse. Yo, si compro (si cometiera la estupidez de comprar, aclaro) Gente o Caras, se exactamente lo que voy a recibir a cambio.
Pero no nos vayamos de tema.
Pasemos a como terminó la vieja Fierro, ya con Sasturain lejos de la dirección desde hacía tiempo.
No se puede obviar el dato de que habían pasado ocho años. Y en la Argentina. Y en aquella Argentina. Porque el período que va desde el retorno de la democracia a los comienzos del menemato, significó no sólo una profunda transformación económica, sino también cultural. No se pueden disparar, entonces, todos los dardos contra la agonizante Fierro. Sí contra Cascioli, que miente en forma descarada desde el Editorial del 100, diciendo que la noticia del cierre de la publicación llegó en forma abrupta, siendo él mismo su director para ese entonces. Por otra parte, en el número 99 finalizaron todas las series y en la portada del 100 se anuncia, por primera vez, “Historietas completas”. El fin se sabía de antemano. Cascioli siempre hizo lo que quiso con sus publicaciones, cagándose en los lectores. El giro brutal de SuperHumor es prueba acabada de ello. Lo que relato en la nota de hace un año sobre Caín es otra.
El contenido de la revista no está mal. Se nota que en la últisima etapa, han tratado de elevar la puntería. Pero desordenadamente, como manotazo de ahogado. “Alice in Timeland”, de Forcadell (dónde anda ahora esta mina?), por ejemplo, es excelente. Y no se puede decir que se trate de una historieta clásica. Lo mismo, por supuesto, que El Tomi, que todavía hacía poesía ilustrada en “Polenta con pajaritos”. “El patito Saubón”, de Nine siempre me atrajo por el dibujo magistral, pero su narrativa, que pretende jugar con el absurdo y con la sátira de géneros, características constantes en el autor, nunca pasó de la trivialidad más absoluta. Ya he dicho que rescato a Max Cachimba de entre la pobreza general de su generación, al menos en aquella etapa. Las dos páginas a color de Noé, soberbias (en otra historieta no convencional, aclaro). Y hay dos narraciones extensas y bastante clásicas, que bien podrían haberse publicado en Skorpio -lo que marca el rumbo errático-, con buenos dibujos de Taborda y Lalía, pero ambas con guiones menores de Albiac. Un autor irregular, Albiac. Capaz de joyitas como "...Fogg", pero que a menudo caía en argumentos tanto previsibles como rebuscados. Tati hacía exactamente lo mismo que ahora, pero con muchas menos páginas y en blanco y negro. Así pasaba desapercibido, al menos. Resulta llamativo que de Muñoz aparezcan sólo dibujos sueltos, pertenecientes a una larga historieta en elaboración, a modo de homenaje. Se dice que es porque "Sudor Sudoca" estuvo desde el principio en Fierro y no podía faltar en el 100. Pero intuyo que la verdadera razón radicaba en que se sabía muy bien que la revista llegaba a su fin, y que si se comenzaba la publicación de la serie, nunca iba a completarse.
Una nota distintiva la da otro final, el del concurso de fanzines. Allí aparece como ganador Pablo Sapia, de apenas 22 años por entonces. He tenido la oportunidad de conocerlo personalmente, aparte de admirar su trabajo. Es un tipo verdaderamente formado en la historieta. Sabe de qué va el género. No se ocupa solamente de hacer dibujitos. Qué lástima que haya llegado tarde a Fierro. Supongo que Sastu no compró el número 100. Quiero creer que de haberse enterado de la existencia de Sapia lo hubiese convocado ahora.
Finalmente, lo que denota la desorientación general en que había caído la publicación (y que en parte atribuyo al cambio cultural en ciernes, como apunté), es un reportaje, un debate coordinado por Eduardo Orestein. También conozco a Orestein por haber sido cliente suyo en la Bond Street y el local de Almagro. Es otro tipo formado, y las preguntas que hace aquí son inteligentes. El problema son algunas respuestas.
El tema pasaba por los límites de la experimentación, el pasaje a la profesionalidad, qué significa ésta, la extinción de los guionistas, etc. Como se advertirá, una problemática muy amplia y que -viendo lo que se publica actualmente en Fierro- sigue teniendo vigencia. Y lo que expresan ahí algunos de los que continúan en la revista corrobora, por lo que hacen hoy día, que no han avanzado nada en su confusión.
En fin, para qué vamos a seguir... La confusión a la que hago referencia incluye a Sasturain, que no es ningún pendejo... o para no cargar las tintas sobre él, a la publicación. Alguien que dice pertenecer a ella afirma, en un comentario en este blog, que es el diario el que marca el ritmo. A pesar de la dudosa procedencia de dicho anónimo, es posible que así sea y que el director no decida tanto. Los seudo-progres de Página, por ejemplo, han sostenido y entronizado a Rep, lo que de por sí es indicador de un lamentable criterio. Creo que cuando quieran corregir el rumbo de Fierro, ya va a ser tarde, y no en el número 100, sino mucho antes. Por eso, sería bueno que decidan ahora.
La cuestión pasa por elegir, por un lado, a Liniers, El Marinero Turco, Tati, El Niño Rodríguez, Gustavo Sala, Quattordio (cada vez más insufrible, ya da verguenza ajena), Maitena, Rep, el hijo de Nine imitando (y mal) las intrascendencias del padre, las pajerías a las que ahora se dedica El Tomi, las incoherencias de Crist, el arte de ser un pelotudo como el actual Max Cachimba, etc. Uniformidad absoluta en la vacuidad... Hay pendejos descerebrados que aplaudirían a rabiar esta elección!
O, por el otro, quedarse con los tres últimos nombrados, pero haciendo lo que mejor saben hacer, más Trillo, Grillo, Sáenz Valiente, Mandrafina, Birmajer, Flores, Lucas Varela, Giménez, Copi (deberían reeditarlo todo), Maicas, Sanz, Jok, Túnica, De Santis, Altuna, los hermanos Breccia (Enrique, siempre y cuando no se desbarranque en lo ideológico), incluso Alcobre, incluso Minaverry... Y de paso ver en qué anda gente como Sapia o Forcadell, hacerles un llamadito. Es una interesante mezcla, me parece, de nuevos y consagrados, de clasicismo y experimentación...
Son dos revistas distintas. Para dos públicos distintos. El agua y el aceite no se juntan, no suman.
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