En esos suplementos tipo “lecturas de verano”, Tiempo Argentino reprodujo un fragmento de “Para leer al Pato Donald”, de Dorfman y Mattelart, libro que parece tener nueva reedición, cosa que no viene mal apuntar para los que no lo conocen. Sin embargo a mí, que lo puedo recitar de memoria, me hizo recordar este tramo de un episodio de autoría de Barks, que leí hace poco. Lo escandaloso no radica tanto en la revelación de Tío Rico, quien nunca se caracterizó por conductas altruístas, precisamente, sino en la falta de reacción de Donald, que sigue preocupado por su estatura, y de sus sobrinos, que parecieran reprobar que la tribu se vengase. O sea, la absoluta naturalización del despojo. Después, Fabio Blanco y sus secuaces, dicen que Dorfman era un "payador marxista"...
Para leer al Pato Donald y Tiempo argentino resultan una sociedad obvia, famosa y evidente aún antes de materializarse en tal suplemento. Yo vivo en otro barrio.
ResponderBorrarSaludos.
Yo me mudé al más poblado. Abrazo
ResponderBorrarpero carl barks reconoció que se excedio en esa historia más allá de que en otras ocasiones utiliza a scrooge como antagonista. incluso don rosa en la genial "vida y obra de scrooge mc duck" explica el accionar del personaje en esa historia y en ningún momento lo justifica sino que lo reprueba. dorffman debería leer un poco más de historietas me parece.
ResponderBorrar...o los historietófilos deberían leer más historia. Dorfman escribió "Para leer al Pato Donald" en un contexto: el Chile de albores de los '70. Es decir, se ocupó de tratar la forma en que llegaban esas historias a los pibes, y la mentalidad que iban creando. Dentro de ese parámetro, poco importa si Barks después se arrepiente o Don Rosa lo reprueba. Y la mecánica de análisis, aún rudimentaria y más allá de los contenidos, es aplicable a cualquier producto que llega hoy en día de los yankees. Pero escribí bastante sobre esto, y doy por sentado lo que escribí. Para evitar comentarios apresurados, bastaría recorrer la etiqueta "Dorfman".
ResponderBorrar