Volví a Madrid, para la muestra del V centenario de El Bosco en el Prado, y después seguí rumbo A Coruña. De ahí bajé a Oporto, Coimbra y finalmente Lisboa. Más allá de del impresionante catálogo de la muestra, y de la efigie de Las Tentaciones de San Antonio (que el año pasado ví en un negocio enfrente del mueso y me quedé con las ganas), no esperaba traerme mucho más. Sin embargo, hubo varias sorpresas.
Si bien una amiga me había regalado ya El Tríptico de los Encantados, encontré otra historieta sobre El Bosco, de un holandés que fue premiado en su país por el conjunto de su obra, Leí las primeras páginas y me parece a la altura del librito de Max, aunque con una narrativa más clásica.
Salvat acaba de lanzar en España, en kioscos, nuevas colecciones de Asterix y Lucky Luke. Justo arrancaron en promoción con Astérix y la Traviata que no estaba seguro de tener pero a tres euros y con material adicional, le concedí el beneficio de la duda. Hice bien, porque efectivamente no la tenía. Eso fue en Coruña, donde la única comiquería de peso, había cerrado tiempo atrás por la crisis.
Sí encontré una en Santiago de Compostela, de donde proviene la silueta de promoción de El Papiro del César, que tuvieron la gentileza de regalarme, previo mangazo disimulado. Como retribución, compré el librito de Atila, de edición local, que pinta lindo.
El Totoche, de un joven Tabary, editado en Francia por los '70, viene de un localcito que hallé perdido en el casco viejo (Cidade Vella, calle de la Amargura) de Coruña, con carradas de material español antiguo (que no me mueve un pelo) y algo de BeDé, como esta joyita.
Y de una librería de saldos, cercana a la plaza de María Pita, me traje el muñequito de Ran-ta-plán, el librito de Spirou (de aquellos que si se pasan rápido las hojas de un lado y otro, los dibujos se convierten en dos animaciones diferentes) y el Lucky Luke en francés. Todo regalado.
En Oporto descubrí una comiquería de viejo que debe ser el paraÍso de cualquier tintinófilo, incluso francés. Y por supuesto, del fanático de la BeDé en general. Increíble el material que se acumula ahí. Eso sí, los precios ya son a nivel coleccionismo, Un Journal Tintin, depende la época, está entre € 6,50 y 10. Un poquito caro en relación a los buquinistas del Sena, pero si uno vive en Portugal es negocio, se ahorra el viaje a París.
De ahí me traje el doble Rataplán-Strapontin (Deux histoires du Journal Tintin) y lo que no encontré ni en mis expediciones en Francia y Bélgica: un muñeco de Spirou y otro del Conde de Champiñac. Tampoco eran baratos, pero larga charla de ablande con el locuaz vendedor mediante, el regateo dio sus frutos y terminé pagando un precio razonable por el lotecito.
En Coimbra, a punto de partir, encontré por casualidad una feria de antigüedades, que evidentemente funciona sólo sábados porque ya había pasado por ahí sin ver nada. Nadie informa, tampoco.
Estaba apurado así que pegué una rápida ojeada a los puestos de libros. Pocos cómics, de procedencia yanqui, la mayoría, y alguno lusitano. De pronto, resplandeció en una mesa un Attanasio auténtico. El álbum estaba viejito y en portugués... Pero por € 3 euros no me lo iba a perder.
El primer día en Lisboa, fui en tranvía hasta otra feria -lejísimo, en Algés, más allá de Belem- que funciona un domingo por mes y justo coincidió con el de mi llegada.
De revistas había poco. Me llamaron la atención unas Bomba H, choreo hasta en formato de la publicación argentina. Lo que no se si será choreo o colaboración, es lo de Divito. Fue un impacto ver las tapas en ese lugar. En el puesto había también una solitaria Spirou de 1961, edición belga. Pedí precio por ésa y una de las de Divito (para tener como curiosidad) y pretendían dos euros. Las saqué a la dos por uno cincuenta. En otro local, revolviendo en cajas llenas de porquerías, aparecieron el pequeño Astérix y Jolly Jumper, otro regalo.
En una maravillosa librería de viejo por el Chiado, encontré perdido el Johan et Pirlouit, por cuatro euros, usado, pero en excelentes condiciones (15 € mínimo, en París).
Los especiales franceses de Hergé y Lucky Luke, estaban en una revistería con mucho material de todo el mundo, casi junto al hotel, en Restauradores.
En cuanto a las Tintin y Lucky Luke de edición portuguesa, fue una compra de último momento, pero que conlleva una circunstancia anterior.
Resulta que por un tema que no viene al caso, tuve que ir al consulado argentino en Lisboa, y me trasladé en subte. En el cambio de la línea azul a la línea roja (vermelha), detecté una librería común y corriente donde se exhibían en vidriera, sin que tuvieran en absoluto que ver con el resto del materíal, dos viejas revistas Tintin nacionales. Entro y le pregunto a la dueña si había más. Muy amable la señora, saca de debajo de un estante tapado por una cortinita, una caja repleta de Tintin, pero todas en portugués. Pregunto el precio. Uno veinticinco por ejemplar. También había álbumes nuevos de Lucky Luke a cuatro euros. Una bicoca todo, pero el problema era el idioma. Decidí que hasta el francés llegaba, más no, agradecí con un obrigado, y me despedí de la amable señora. Un encanto, con decir que me dio una de esas toallitas descartables para limpiarme las manos por haber revuelto las revistas.
Me quedó rondando la idea de volver. Tenía una par de horas la mañana de la partida y retomé el mismo trayecto de subte. Llego y encuentro una empleada que ni enterada de la caja. Encima no entendía casi nada el español. Con paciencia y gesticulación le señalé la ubicación de la caja. Se asombró al comprobar que yo sabía más que ella de algunos aspectos de su negocio. Me puse a elegir por tapas. Salvo una en la que de casualidad encontré una nota de Trillo y Saccomanno sobre Oesterheld, proveniente de Récord. Aparté seis ejemplares en total, más cuatro álbumes de Lucky Luke, La cuenta daba € 19,50. Le verseé a la vendedora que la dueña me había ofrecido rebaja por cantidad. No se si me entendió porque se puso a buscar en la compu el precio de las Tintin por código. Le insistí con el descuento por lote, y el precio que me había informado la dueña. La cuestión que termina llamándola por el celular. No se qué decía porque cuando un portugués habla rápido es lo mismo que un alemán. Mientras tanto, yo pensaba que hasta 15 me estiraba, más no. Finalizada la conversación telefónica, me sale conque las Tintin cuestan 3,50 c/u, o sea que la cuenta daba 33 euros. Empiezo a armarle un escándalo de órdago, que la dueña no me había dicho eso, que esas revistas en otra parte costaban un euro o menos, que no iba a pagar... me callo cuando finalmente creo entender que con descuento me dejaba todo el lote a 13,50. Se lo hago escribir por las dudas. Había entendido bien. O sea, falando la gente se entiende, el portugués es muito fácil. Y escrito más aún, no iba a perderme esa ganga por una cuestión de idioma. De última, los dibujitos ayudarán.
Resulta que por un tema que no viene al caso, tuve que ir al consulado argentino en Lisboa, y me trasladé en subte. En el cambio de la línea azul a la línea roja (vermelha), detecté una librería común y corriente donde se exhibían en vidriera, sin que tuvieran en absoluto que ver con el resto del materíal, dos viejas revistas Tintin nacionales. Entro y le pregunto a la dueña si había más. Muy amable la señora, saca de debajo de un estante tapado por una cortinita, una caja repleta de Tintin, pero todas en portugués. Pregunto el precio. Uno veinticinco por ejemplar. También había álbumes nuevos de Lucky Luke a cuatro euros. Una bicoca todo, pero el problema era el idioma. Decidí que hasta el francés llegaba, más no, agradecí con un obrigado, y me despedí de la amable señora. Un encanto, con decir que me dio una de esas toallitas descartables para limpiarme las manos por haber revuelto las revistas.
Me quedó rondando la idea de volver. Tenía una par de horas la mañana de la partida y retomé el mismo trayecto de subte. Llego y encuentro una empleada que ni enterada de la caja. Encima no entendía casi nada el español. Con paciencia y gesticulación le señalé la ubicación de la caja. Se asombró al comprobar que yo sabía más que ella de algunos aspectos de su negocio. Me puse a elegir por tapas. Salvo una en la que de casualidad encontré una nota de Trillo y Saccomanno sobre Oesterheld, proveniente de Récord. Aparté seis ejemplares en total, más cuatro álbumes de Lucky Luke, La cuenta daba € 19,50. Le verseé a la vendedora que la dueña me había ofrecido rebaja por cantidad. No se si me entendió porque se puso a buscar en la compu el precio de las Tintin por código. Le insistí con el descuento por lote, y el precio que me había informado la dueña. La cuestión que termina llamándola por el celular. No se qué decía porque cuando un portugués habla rápido es lo mismo que un alemán. Mientras tanto, yo pensaba que hasta 15 me estiraba, más no. Finalizada la conversación telefónica, me sale conque las Tintin cuestan 3,50 c/u, o sea que la cuenta daba 33 euros. Empiezo a armarle un escándalo de órdago, que la dueña no me había dicho eso, que esas revistas en otra parte costaban un euro o menos, que no iba a pagar... me callo cuando finalmente creo entender que con descuento me dejaba todo el lote a 13,50. Se lo hago escribir por las dudas. Había entendido bien. O sea, falando la gente se entiende, el portugués es muito fácil. Y escrito más aún, no iba a perderme esa ganga por una cuestión de idioma. De última, los dibujitos ayudarán.
Las fotos no son buenas, las tomé con el celu. Y hay algunos objetos que no aportan a este blog, como la estatuilla del San Antonio convencional, una piedra de la muralla romana de Lugo y el catálogo de una exposición de muñecas de trapo. Tampoco tiene que ver con la historieta el facsímil del diario donde apareció la primer reseña sobre un pintor de 13 años, llamado Pablo Ruiz. Aunque a los historietistas debería interesarle. Lo mismo que El Bosco...
Sí, borrosa, exhibo la tarjeta de la comiquería de Oporto. Si alguno viaja por allá y quiere darse una vuelta, se la mando escanneada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario