"Creo que a esta altura, puedo encontrar bande dessinée hasta en la China", es una afirmación que acuñé en oportunidad de haber detectado en una librería de los suburbios de Dublín un tomo de Gastón. Usé el título "La Bande Dessinée Partout" dando testimonio gráfico de mi reciente viaje al centro y sur de Francia, donde era lógico hallarla, aunque no con la profusión que observé. En cambio, nunca hubiese esperado nada en este sentido de Cuba. Sin embargo, un contacto de Facebook, enterado por mis posteos que yo estaba en La Habana, me recomendó visitar "la Vitrina de Valonia, una Biblioteca de Historietas que tiene el apoyo de la Embajada de Bélgica".
Ya había pasado no menos de cinco veces por Plaza Vieja, antes que me llegase el mensaje situando allí la Biblioteca y no había visto algo ni remotamente parecido. Pero advertido desde el primer día que en La Habana nada es lo que parece (o al menos lo que uno espera que se parezca) volví y pregunté. Con toda precisión me indicaron un portal por el que efectivamente podría haber pasado mil veces sin percatarme de qué se trataba.
No encontré a la encargada de la Biblioteca (aún no había llegado, ya comenté que en Cuba no es posible determinar cuando una persona llega), de modo que tuve que contentarme con sacar fotos a las vitrinas que están en la semipenumbra de la entrada.
Si alguien anda por ahí, pregunte por Lysbeth, la directora... quizá haya llegado...
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