"Ya que tan evidentemente la vida es imitada por el arte, trataremos que en nuestro asunto, en reciprocidad, el arte colabore un poco con la vida" ("El fin y los medios", Alberto Wainer)
Me gusta el suspenso y/o el terror en el cine. Como género. Independientemente de actores o directores. Aún así, dentro de mi despiste, a veces distingo alguno.
De M. Night Shyamalan había visto “El protegido” y me pareció muy buena. De los pocos films que abordan la historieta en sí -no sus personajes, aclaro-, es el mas original.
Así que cuando anunciaron "La Aldea" (The Village) me froté las manos, entusiasmado, esperando su estreno. No son muchas las ocasiones que uno tiene, en estos géneros, de no salir decepcionado del cine.
En el caso fue peor... Salí puteando.
No porque la película fuera mala, sino porque no pude disfrutar lo buena que era, a causa de la puta ideología que trasunta.
Es una fabulita de moraleja transparente (no se por qué se discutió tanto al respecto) acerca de lo que los yankees están dispuestos a hacer para sostener su famoso American way of life. Y ojo, eh... sin el menor asomo de auto crítica. Con absoluta convicción de que así debe ser.
Lo que la película, o Shyamalan, o los productores -sospecho que el indio (reitero que no hablo de Patoruzú, acá) no es mas que un mercenario al servicio de Hollywood- dicen, es: "Si no existen los monstruos, debemos crearlos". Honestidad brutal.
Lo que sí hay que reconocerle a la cinta (me gustan los arcaísmos) es que está llamada a tener una vigencia cada vez mayor.
No paré de pensar en ella, cuando hace unos días me anoticié del supuesto complot desbaratado por Scotland Yard...
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