El primer desliz que surge del “Decálogo…” ya reproducido consiste en aceptar que la mayoría de los coleccionistas son enfermos.
Lo cual es rigurosamente cierto.
Aunque, por supuesto, el iluminado que lo escribió negaría indignado tal condición, lo mismo que otros tontos de la especie.
Entonces, hablo de desliz porque dicha verdad subyace inconcientemente en el texto.
Veamos…
Se afirma en el torpe escrito que para coleccionar algo, previamente debemos considerar si tenemos dinero suficiente para sostener las erogaciones que nos insuma la afición o si el espacio que contamos es el adecuado.
O sea: el carácter de coleccionista precedería al objeto a coleccionar.
Mentira!!!
La enfermedad se revela a través del síntoma, y en el caso del fetichismo coleccionista el síntoma es el objeto en que se deposita la obsesión.
Uno no dice: "Ay, hoy me levanté con ganas de ser coleccionista!!!" "Veamos qué cosa podría adecuarse a mi presupuesto y al espacio con que cuento..." "Debo elegir cuidadosamente ahora, pues luego seré ganado por la compulsión y ya será tarde."
Uno –yo ya no, gracias a la terapia- se topa un día con el objeto de deseo y hace cualquier cosa para obtenerlo, así tenga que sacrificar el alimento de la familia y confine a ésta a una sóla habitación de la casa para guardar en el resto las porquerías que junta.
Lo cual es rigurosamente cierto.
Aunque, por supuesto, el iluminado que lo escribió negaría indignado tal condición, lo mismo que otros tontos de la especie.
Entonces, hablo de desliz porque dicha verdad subyace inconcientemente en el texto.
Veamos…
Se afirma en el torpe escrito que para coleccionar algo, previamente debemos considerar si tenemos dinero suficiente para sostener las erogaciones que nos insuma la afición o si el espacio que contamos es el adecuado.
O sea: el carácter de coleccionista precedería al objeto a coleccionar.
Mentira!!!
La enfermedad se revela a través del síntoma, y en el caso del fetichismo coleccionista el síntoma es el objeto en que se deposita la obsesión.
Uno no dice: "Ay, hoy me levanté con ganas de ser coleccionista!!!" "Veamos qué cosa podría adecuarse a mi presupuesto y al espacio con que cuento..." "Debo elegir cuidadosamente ahora, pues luego seré ganado por la compulsión y ya será tarde."
Uno –yo ya no, gracias a la terapia- se topa un día con el objeto de deseo y hace cualquier cosa para obtenerlo, así tenga que sacrificar el alimento de la familia y confine a ésta a una sóla habitación de la casa para guardar en el resto las porquerías que junta.
El verdadero problema del espacio es cómo hacer para ir ganándolo sin que se aviven, lo mismo que la guita que se gasta.
Porque el coleccionista jamás va a blanquear los despilfarros que realiza frente a su mujer, por ejemplo, que de enterarse lo echaría inmediatamente a patadas en el culo o le iniciaría un juicio de insania (atención esposas de coleccionistas: les ofrezco mis servicios jurídicos, nadie sabe tanto como yo del tema, podemos destrozar a esos sicópatas que las tienen a ustedes y a sus hijos a mate cocido y pan duro!!!).
El coleccionista miente todo el tiempo, y descaradamente...
MUJER DEL COLECCIONISTA (que le descubrió una nueva pila de Andanzas): Che, de nuevo andás gastando en las revistitas de ese indio del orto (1)???
EL COLECCIONISTA: No, que voy a gastar!!! Me las regaló un amigo, que las tenía tiradas en un galpón!!!
MUJER DEL COLECCIONISTA: Ese es el mismo amigo que la semana pasada te dió toda la colección de un abuelo que se le había muerto???
(Ojo, que cuando las minas ironizan así es porque el divorcio ya está en puerta...)
El coleccionismo es una enfermedad oculta, vergonzante. Como el onanismo, nunca se confiesa frente a los no pajeros...
Pero respecto a la paja (en el ojo ajeno)…
La siguiente anécdota apoya mi afirmación que lo que aparece en primer término es el objeto (síntoma) y no la decisión de coleccionar (enfermedad)…
Hace un tiempo estaba escuchando radio -Mitre- y lo reportean en el programa de Slotowiazda (o como mierda se escriba) al conocido tetiroelfideotetirolagoma, de FERIA FRANCA, pergeñador de innumerables truchadas, entre las que se puede recordar el célebre libro del Chavo autografiado. Un boludo total. Importante boludo. Boludo a toda prueba. Las idioteces que dijo en el reportaje son innumerables.
Pero la que quiero citar ahora es ésta: Slotowiazda, no bien comenzado el interviú, comentó que él mismo se dedicaba a coleccionar cajitas de fósforos, y de entrada el mogólico (con perdón de los individuos con capacidades diferentes, lo que pasa es que en mi época se decía así) de tetiroelfideotetirolagoma se empieza a tirar contra el citado conductor y lo trata poco menos que de tarado por eso, rebajando a ínfima categoría la fosforomanía. Entonces la Hanglin, que tenía una lista de lo que el entrevistado coleccionaba, le retrucó: "y los sifones, entonces???" Y el pelotudo, contesta: "ah, no!!! los sifones pueden ser objetos artísticos!!!"
JUAJUAJUAJUA!!!!!!!!
He aquí la prueba irrefutable de que el coleccionista reivindica “su” objeto, antes que la condición de serlo!!!
Cosas como éstas son las que colman mi medida y me han hecho decidir mi retiro definitivo del mundo de los coleccionistas.
Me defino, entonces, como un amante de las historietas (anteriores a los '70, no quiero saber nada con lo que sigue) y juntador de las mismas!!!!!!!!!!
Pero no por lo antedicho dejaré de meterme con la fauna y con el "Mecálogo...", cuyos otros puntos desarrollaré en próximos posts...
O sea que (continuará)
(1) La expresión "indio del orto" no me pertenece, sino que es un magistral hallazgo de la mujer de un muy conocido truhán.
No eres lo suficiente hombre para tratarme de tarado en mi cara. Si junto consoladores es problema mío viejo verde y mitómano.
ResponderBorrarEs que TÚ ERES anónimo... Para tratarte de tarado en tu cara deberías tener cara (de tarado). No dudo que la TIENES, pero dála (no digo MUÉSTRAMELA, porque vaya a saber que INTERPRETAS TÚ), así presto lo hago.
ResponderBorrar"...ese indio del orto", jua jua. Que martilleo de marote, era la biblioteca nacional de la mentira!!!, pero ojo, a la larga todo hace agua. Ahora lo mio son los pájaros, aficion que de niño me entretenia, mientras me pajeaba esperando que "caiga" algun Jilguerito o Cabecita Negra. Te puedo comentar que es más facil discriminar el gasto ante la bruja, salvo que se compre el manual del ornitólogo. Paso a explicarte, te compras un cardenal de Virginia, pájaro residente en Mexico y EEUU y portador de un plumaje rojo impresionante, y te gastas una luca, la bruja ni idea de la vida, es facil..."lo caze hoy a la mañana...te gusta?", que carajo sabe si el pájaro es de yanquilandia o del baldio de la esquina!!!!. Pero ojo...a la larga hace agua. Un abrazo!.
ResponderBorrarCaíste en la trampera, jilguero!!!
ResponderBorrarAhora, o me das la 3 de Andanzas o la llamo a tu jermu, invitándola a que lea tu comentario!!!