SOBRE ESTE BLOG...

Vas a encontrar, básicamente, data sobre historieta cómica argentina clásica. Además, bastante de bande dessinée. Algunas reflexiones sobre el lenguaje historietístico, muchas polémicas y miles de imágenes, la mayoría de mis propios archivos. La forma más fácil de ubicar un material o autor es ir a "Etiquetas", revisar y hacer click en la pertinente. También podés escribir una palabra clave en "Buscar en este blog". Tenés mi contacto, encima, acá al lado → → →→ → →→ Suelo responder mails si la consulta es muy específica. En cuanto a enlaces que ya no funcan, lo siento, llegaste tarde. Podés tomar lo que quieras, en tanto cites la procedencia. Si no citás, y te ubico, te escracho públicamente, como he hecho en varias oportunidades. Enjoy

viernes, diciembre 23, 2016

"Historia de la gente", de Antonio Mingote


Hoy, revolviendo en los estantes de una líbrería de viejo que frecuento, apareció un libro raro. De humor ilustrado por el propio autor, un español, Antonio Mingote. No lo conocía. Sin parecerme un dibujante la mar de original, me resultó fino y con un gran oficio. En el prólogo señalan similitudes con el inglés Ronald Searle, de Punch. No se... la verdad, me parece más refinado Mingote (Ángel Antonio Mingote Barrachina, I marqués de Daroca, me tira la Wiki). Quizá mi queridísimo Francho lo conociese y algo haya tomado de él, a mí me lo recuerda.

El libro se llama "Historia de la gente", edición española del 68 (salió en el 55), tapa dura, entelada, en estado impecable.







jueves, diciembre 22, 2016

CHICHUMECO, RANITA Y CAROZO

Encontré en una revista El Suplemento de 1931 esta historieta, que desconocía. Por el título no aparece nada en Google, y buscar por Billiken -a todas luces un seudónimo- parecía tarea imposible. Salvo, claro, que uno tenga la paciencia de rastrear en el blog de Siulnas (...extraño tanto a Siulnas):

…5 de julio de 1911: Nacía Ramón Baldomero Muñiz Lavalle. “Billiken”, antes que el título de una revista había sido el apodo de Ramón Baldomero Muñiz Lavalle, hermano del caricaturista Eduardo Muñiz; ello quedó demostrado cuando los editores de la revista “Billiken”, tras cuestionar el seudónimo del dibujante – con el que en 1929 había firmado algunos trabajos publicados en “La Nación Magazine”-, desistieron de un juicio al comprobarse que efectivamente, el título de su revista era posterior.
De todos modos Muñiz Lavalle, que también publicó en “Páginas de Columba” y fue fundador y director de “Bolita”, tuvo una actividad humorística más esporádica que la de su hermano, aunque también dibujó en revistas editadas en España, adonde había viajado con cargo diplomático, lo mismo que a Hong-Kong y Japón.




lunes, diciembre 19, 2016

OSKI, UMBERTO ECO Y EL TEATRO

Ando muy atrasado con la lectura, recién le pude entrar al Oski que compré a principios de mayo en el  Bellas Artes. Por lo tanto recién me entero que el subtítulo del volumen ("un monje enloquecido") se debe a que Eco, en el prólogo del libro -hay varios, en realidad, uno es de Sastu, pero mejor olvidémoslo-, compara a Oscar Conti con sus copistas de El Nombre de la Rosa. Que no sólo transcribían, sino que también dibujaban la marginalia. Siempre recomiendo evitar la mirada de los semiólogos sobre la historieta (causantes, a mi ver, de la perdición del género). Pero acá estamos hablando de Eco y no de un mamerto cualquiera, de los que abundan en este mundillo. O sea, la comparación que hace el tano es brillante.
Pero además -y en este punto dejo de dirigirme a la fauna historietil para enfocar la teatrera-, lo que dice Eco acerca de la manera en que Oski trata los textos, debería ser incluido en los manuales de dirección teatral.
Desde hace tiempo, me baso más para mi métier, en la plástica, la literatura, la música, que en la teoría misma del teatro.



El Klondike

El Klondike vendría a ser la continuación de El Pie Tierno (petimetre, titularía yo), con guión de Léturgie y Yann. Trata sobre la fiebre del oro en el Yukon, Canadá, casi Alaska. Un cameo de lujo en esta viñeta...


Además, en un tramo de esta continuación aparece Jack London, quien participó en la realidad de la fiebre del oro en Klondike, y sacó de allí material para sus primeros relatos.
Ya que anduvimos hablando de recreaciones... Léturgie y Yann no son Goscinny, por supuesto. Pero si uno no compara, el guión está más que bien.

HORTENSIA


En el '73, yo salté de la Patoruzú semanal a Satiricón, sin escalas. Ni siquiera había pasado en ese entonces por Rico Tipo. 
Tuve algunos números de Hortensia, sí, pero la revista no me llamaba la atención, me parecía un humor localista.
Mi opinión no varió demasiado con los años, y si sucumbí hoy al encanto de este ejemplar temprano es por la tapa, sobre todo: el primitivo Inodoro, cuyo estilo de dibujo Fontanarrosa fue cambiando con los años, virando definitivamente a lo humorístico.
Además, trae una de las primeras entregas de García y La Máquina de Hacer Pájaros, maravillosa tira surrealista con un título que Crist le dejó servido en bandeja a Charly.




domingo, diciembre 18, 2016

NO TODA REVISION ES BUENA (...en realidad, pocas lo son)

Un extraterrestre llega en una cápsula espacial a la Tierra, en el mismo momento que estalla su planeta natal, desarrollando en éste poderes especiales.
Un niño presencia el asesinato de sus padres y utiliza la fortuna heredada para combatir la delincuencia con un disfraz de murciélago.
Estas dos tramas, de una simplicidad absoluta, contenían en germen centenares de historias que fueron explotadas durante décadas.
A medida que el lenguaje de las comiquitas iba modificándose, se reformulaban una y otra vez esos y otros inicios. A veces con fortuna, otras cayendo en el ridículo total.
Es el caso de JLA - Año I.
No cabe duda que los guionistas Waid y Agustyn son frikis que conocen desde chicos, de pé a pá, toda la saga de la Liga y sus prototipos inclusive, como la Sociedad de la Justicia de América y la Patrulla Condenada.
Con la fatal influencia de Watchmen, arman con todo eso un cóctel indigesto.
Como en el caso de "La Torre de Babel", compré este tomo por su complemento, la reedición de la historia del origen de la Liga, publicada en 1962, luego que hiciese su primera aparición, dos años antes.
Si uno contrasta ese guión, de menos de una treintena de páginas, con el centenar -calculo- restante, salta a la vista su contundente efectividad. El otro -de fin de siglo- no sólo se hace de chicle, sino que por momentos parece pertenecer, más que al género de súper héroes, al romántico que consumían las chicas, tipo "Susy, secretos del corazón".
Siempre me pareció fatal la "psicologización" de los enmascarados que leía de pibe sin necesidad de justificar nada, sin preocuparme de su verosimilitud, dejando volar la imaginación junto con ellos, simplemente.
Debo reconocer que hay algunas pocas excepciones que justifican el vuelco, la revisión, el ahondamiento de las tramas originales. 
No es el caso, en absoluto, repito.



domingo, diciembre 04, 2016

Número raro de El Conventillo

En un puestito del Mercado de San Telmo, encontré arrumbado entre porquerías tipo Condorito, un ejemplar de El Conventillo de Don Nicola Nº 123 -marzo del ’71-, franja de numeración que aparece muy poco, seguramente por la baja tirada que tenía en esa época de decadencia. Joya absoluta. 


Se notará que el logo con bandas blancas imita al de las publicaciones de Quinterno de la época (sobre todo Correrías) y preanuncia el de Cielosur, que resultó más elaborado.

Inmediatamente anterior al relanzamiento de Cielosur, pero ya con Torino poniéndose las pilas y volviendo a tomar el lápiz que había dejado demasiado tiempo en las rutinarias manos de Mazza y otros peores que Mazza. El material de la revista le pertenece íntegramente. “El gran golpe” está dibujada especialmente para esa edición y ocupa la mitad de las páginas. El resto es un episodio de Barrabás que no recuerdo -seguramente re edición de las historietas cortas del personaje, aparecidas en el primer tiempo de La Barra de Pascualín-, y “Viaje al infierno”, argumento original de Aquí Está (de 1940), redibujado por el propio Torino en los ’60. Creo que la primera aparición fue en un suplemento de Tric y Trake. Hacía tiempo que lo buscaba. Casi diría que me gusta más que el original. Ojo, es menester aclarar que hubo otra versión posterior, que es la que más se reeditó, pero destrozada por un dibujante manco de las dos manos.

La modalidad de (continuará) de Conventillo, en Aquí Está, hace que el planteo argumental se resuelva en pocas viñetas (la imagen fue digitalizada por Hernán Schneider)

El (continuará) de Aquí Está! era permanente, y aunque se podían distinguir con facilidad los inicios y cierres de cada capítulo, implicaba muchas veces continuidad de personajes episódicos. El loro, las chicas y Sansón, el enano del circo, en el caso de "Viaje al Infierno". Esto sin duda, ha sido determinante para que Torino la adaptara y redibujara integralmente.Lo cual, a mi criterio, ha resultado afortunado, ya que por los '60 Torino se hallaba en plena madurez creativa.
Opino que también el argumento, al tener más desarrollo, ha resultado favorecido.


Por los '80 aparece este engendro de re-versión, dibujada vaya a saber por quién. Elijo apenas -para no lastimar la vista- algunas viñetas conservadas, aunque con torpe imitación, de la anterior.


lunes, noviembre 14, 2016

LANDRU = RASPUTIN

Otro caso de seudónimo, identificable a simple vista. En Loco Lindo Nº 3, de marzo del '55, un inconfundible Landrú firma como Rasputín.



RAAL = LANTERI (2)

Primeros números de Loco Lindo (1955)







domingo, noviembre 13, 2016

RAAL = LANTERI

Me llamó la atención este extraordinario dibujante que en el nro. 1 de Bomba-H, de julio del '55, firma dos trabajos como "RAAL". Me parecía demasiado bueno como para que yo no lo conociese, así que hice la fácil, recurrí a Siulnas: no es otro que Arturo Lanteri, pionero de la historieta vernácula con personajes como El Negro Raúl y Don Pancho Talero.



jueves, noviembre 03, 2016

"EL JARDIN DE LAS DELICIAS", de EL BOSCO, explicado a través de CORRERIAS DE PATORUZITO

Descubrí a El Bosco en mi más temprana adolescencia y me deslumbró. Desde entonces la fascinación perdura. He recorrido  su obra, a lo largo de mi vida, una y otra vez.
Pude incluso, aunque tardíamente, estar frente a algunos de sus originales, tanto en Holanda, como en Bélgica, como en España.
Hace un mes se me concedió la gracia de asistir a la exposición del V Centenario en El Prado, que reunía gran parte de su producción, diseminada en museos de todo el mundo.
Previo a ese viaje, que renovó mi entusiasmo por el pintor, y ya de regreso, leí y sigo leyendo el más variado material sobre su vida y obra. Del enigmático maestro de 's-Hertogenbosch se han escrito bibliotecas enteras.  Se sigue sabiendo poco y nada, sin embargo.
Es más, como en el Derecho, una mitad de la biblioteca afirma como certeza irrefutable lo contrario a lo que se da por sentado en la otra.
Uno de los cuadros que más polémica suscita es El Jardín de las Delicias, aunque no hay mayores disidencias con el tríptico cerrado y los paneles laterales.
Para no aburrir a los que conocen del tema, resumo:
El tríptico cerrado representa al mundo en el tercer día de la creación, con Dios fuera, y las leyendas «Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo mandó, y todo fue creado», frases extraídas de los Salmos.
Una vez abierto, el panel izquierdo muestra el Edén y a Dios (Cristo) bendiciendo la unión de Adán y Eva.
En el panel central un desfile cortesano de hombres y mujeres desnudos, junto a todo tipo de animales y frutos,  sugiere una gigantesca orgía sexual.
El panel derecho exhibe los castigos que reciben los pecadores en el Infierno.
En la primera ala  se ha señalado con acierto que, aun cuando la escena transcurra  en el Paraíso, ya el mal acecha. La lechuza (de simbología ambivalente durante el Medioevo) en la fuente de la vida, la serpiente en el árbol de la sabiduría, los animales deformes que salen de la charca, son claros ejemplos de ello.


En la tercera tabla, si bien  se la ha denominado como "infierno musical", por las torturas con instrumentos de ese tipo aplicadas a los juglares que practicaban el género profano, se exponen distintas formas de mortificaciones a los penitentes, según sus faltas. Están claramente reflejados los castigos al juego, la avaricia, la vanidad, la envidia. Un guerrero es asaltado por perros diabólicos, una liebre transporta  como presa a un presunto cazador.  Está representado también el clero. Si bien El Bosco perteneció a una cofradía dominicana, dicha filiación no le impedía criticar a los franciscanos, orden mendicante rival. Una pequeña digresión al respecto: situada en el extremo inferior, una cerda con tocado de monja intenta seducir a un hombre sentado, mientras un engendro con yelmo le alcanza pluma y tinta. Sobre la pierna del hombre descansa un pergamino con un escrito de tipo protocolar. En el afán de disimular las faltas de la Iglesia, algunos exegetas ensayan la interpretación que ese pergamino se trataría  de un pacto con el Diablo que el condenado habría firmado  en vida y que los demonios  se lo estarían recordando para que lo cumpliese. Absurdo desde todo punto de vista puesto que la acción se ubica en el infierno mismo. Qué función tendrían el tintero y la pluma, en tal caso, si el contrato ya se halla en vías de ejecución? El conjunto alude, según consenso generalizado, al legado de bienes que el clero obligaba a efectuar a los fieles, e incluso al fraude que se efectuaba con ellos (hacer firmar a los muertos).
El panel central, “El jardín de las delicias” propiamente dicho, es el que más disenso provoca. Se ha intentado justificar la desnudez de las figuras con la leyenda improbable de la pertenencia de El Bosco –respetado burgués, miembro de una prestigiosa cofradía- a la secta de los adamitas, que propiciaba entre sus prácticas andar como Dios nos trajo al mundo. Otros aluden a un Falso Paraíso del Amor, que durante el medioevo  se creía existía, denominado Grial, sin que tuviese que ver con la copa de la última cena del ciclo artúrico. Finalmente, la mayoría de los eruditos ven en esta tabla sólo pecado y lujuria.
El nombre actual del cuadro data del siglo XIX. Nadie sabe cuál era su título original, si es que lo tenía.  En algún momento se lo llamó “de la variedad del mundo” o  “los deleites terrenales”, pero nada hace suponer que las escenas del centro del tríptico –al que aluden en exclusivo esas denominaciones, ya que los paneles laterales no hay duda donde se sitúan- estén ocurriendo en nuestro orbe. Más bien todo indica que existe una continuidad espacial, una identidad con el paisaje de la izquierda. Se trata, sin dudas, del Jardín del Edén, con los cuatro ríos que lo regaban, inclusive, Lo cual abonaría a la teoría adamita, pero no explica por qué el destino final de los nudistas sería el Infierno, en tanto el nudismo resultaba bien visto para esa secta herética. Deberíamos volcarnos entonces a la tesis del Falso Paraíso o Grial. Claro que en tal caso surge una pregunta que veo nadie se hace: por qué en el Paraíso real aparecen indicios del mal, y en el Falso Paraíso no? En la tabla izquierda, prácticamente a los pies de Cristo, pululan alimañas monstruosas y repugnantes, mientras que los animales que juegan con los degenerados del panel vecino lucen estilizados y bellos... no debería ser al revés?
Otro enigma al que se dan diversas respuestas es el del trío situado en una cueva, en el extremo derecho, donde aparece la única figura vestida de todo el conjunto. Hay bastante acuerdo en que se trata de Adán culpando a Eva del pecado original. El tercer personaje es el más controversial. En general se lo ignora, pero algunos arriesgan que puede ser Noé. Son aquellos pocos exégetas que discrepan con el significado del exterior del tríptico y afirman que en vez del tercer día de la creación, se expone el mundo después del diluvio. Nadie explica qué tiene que ver ese trío cavernícola con el Jardín, qué hacen ahí, qué pito tocan en el conjunto.


Creo que la gran dificultad para un análisis integral del cuadro es que ha permanecido durante demasiado tiempo en España. Se han tenido que hacer malabarismos para que el oscurantismo imperante durante siglos en ese país no lo considerara una aberración digna de la hoguera. Para lograr tal cometido no cabía otra conclusión sobre  el panel central que se trataba del retrato del pecado de lujuria, condenable al infierno sin escalas. Aun cuando en la tabla contigua, curiosamente, no se grafique el castigo a esa falta. Para lograr que se imponga tal sentido, se han ensayado alambicadas explicaciones, buscando símbolos del mal en una escena de lo más placentera, en la que muchos contemporáneos no desdeñarían zambullirse de cabeza. Cuánto más un contemporáneo de El Bosco.
Así, en el trascurso de mis lecturas, e incluso en los muchos videos que hay en la web sobre esta obra, he encontrado las interpretaciones más disparatadas, lo cual me exime de privarme de realizar una propia. Que podrá sonar tanto o más absurda que las existentes, pero que creo -a diferencia de las demás- cierra a la perfección. Parto del comitente (el que encargó el cuadro, para los legos). Bien sabido es que el tríptico resultaba un formato habitual para iglesias, pero que “El Jardín de las delicias” jamás estuvo expuesto en una. Que fue realizado a requerimiento de Engelbrecht II, conde de Nassau, del que se chismorrea por aquí y por allá, no gozaba de buena reputación, aun siendo un entusiasta promotor de las artes.
A esto se suma el propósito de la comisión del cuadro: que fuese “de conversación”, como se denominaba en la época. Es decir, un elemento de entretenimiento para los cortesanos, que no disponían ni de cine ni de internet. Y encima con la imprenta en sus albores... De pornografía ni hablemos, pobres.
Me he referido ya a Marcel Ruijters, un historietista holandés que plasmó en ese formato una biografía tentativa de El Bosco, en base a profundos estudios sobre su obra, su vida y fundamentalmente el universo que lo circundaba.
La secuencia que muestro, en la que el Conde de Nassau encarga el cuadro, es por demás sugerente. No creo –al igual que Ruijters-  que en “El Jardín de las delicias” estén tan presentes las convicciones del pintor, como las intenciones de su comitente. El siniestro personaje, en la historieta, recalca que el tríptico debe resaltar «el pecado omnipresente de la lujuria», agregando «...en todas sus formas». Y con una risa lúbrica, recomienda: «Sed imaginativos, señores míos».



Imaginemos, pues, una escena posterior, que este enfoque de Ruijters sugiere, pero no desarrolla: el Conde lleva hasta un rincón de su palacio a una jovenzuela (o jovenzuelo, vaya uno a saber) para mostrarle una pintura sobre la creación del mundo. Al muchacho (o muchacha) no le llama demasiado la atención  esa bola en grisalla. Es allí cuando Engelbrecht despliega, cual un taumaturgo, los paneles laterales, haciendo aparecer inquietantes escenas de un deslumbrante colorido. Inquietantes sobre todo las de la tabla central, para quien no tiene en absoluto el hábito de ver gente desnuda.
La muchacha (o muchacho), turbada (o turbado)  pregunta el significado del tríptico. Entonces el Conde, con voz meliflua, señalando al Señor pone en su boca la frase: «Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra.» Es el punto donde Engelbrecht explica, con toda lógica, que es en el segundo panel donde se ilustra la orden divina. O sea: ni más ni menos que la ucronía de cómo hubiese sido la vida de la humanidad en el Paraíso, de no haber mordido Eva la manzana. «Que no era la del sexo -aclara-, sino la de la suposición que el sexo es impuro. Contradiciendo así el mandato divino de practicarlo libremente y sin culpa». Para reforzar el concepto, vuelve a citar el Génesis: «Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban». Y culmina con voz tonante: «Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: '¿Dónde estás tú?' Y él respondió: 'Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí'. Y Dios le dijo: '¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?'» Remata el noble indicando ahora el extremo inferior del panel central: «Aquí está Adán, imputando a Eva, mirándonos, diciéndonos: ‘Ella tuvo la culpa de hacerme creer que todo lo que se muestra más arriba, la desnudez, el sexo, el placer, era pecado, contrariando el criterio del Creador. Por eso iremos al infierno. Por eso el Diablo, que está acá, detrás nuestro, nos viene a buscar para llevarnos al próximo panel' ».
Lo que hacen después el Conde de Nassau y el extasiado muchacho (o muchacha) ya no es cosa nuestra.
Para mí, la única lectura de “El Jardín de las delicias” que cierra, en serio, es la que acabo de exponer. Curiosamente, en la viñeta de Ruijters, donde El Bosco describe al Conde de Nassau, se halla el mismo mecanismo de relato gráfico. Un narrador en el extremo izquierdo, y el hecho narrado detrás, en el centro de la imagen. El viejo recurso del racconto, tan viejo como la historieta misma, que proviene a su vez de las pinturas que contaban historias, para entretenimiento de cortesanos (como El Jardín de las Delicias) o del populacho.


Al punto que yo conocí el mecanismo gráfico del racconto de muy pibe, antes inclusive de saber de la existencia de El Bosco, a través de las Patoruzú y las Patoruzito. Nadie de mi generación podía dejar de entender, por ejemplo, el sentido de la yuxtaposición de escenas de la portada de “El Crimen Perfecto”, la Nº 115 de Correrías, aparecida en marzo del ’67.


Pasa que los estudiosos de El Bosco, deben haber frecuentado muy poco la historieta y demasiado las iglesias. 

sábado, octubre 22, 2016

El Bosco, por Marcel Ruijters

A mí me dicen biografía en historieta y saco el revólver. Me suena a colegio primario,  a Felipe Pigna con ilustraciones de algún admirador de Lucho Olivera.
Por eso le di tanta vuelta a comprar la de El Bosco, en El Prado. Aparte, ya tenía El Tríptico de los Encantados, de Max, que era edición oficial del Museo. Del libro de Marcel Ruijters no me  había llegado noticia previa alguna, tampoco de su autor. Lo encontré en la tienda, ya yéndome. Lo ojeé veinte veces antes de oblar lo  que lucía la estampilla agregada. Incluso la conminé a la chica de la caja a que me confesase si no se vendía más barato fuera de El Prado, dado que lo del V Centenario les podía dar patente de corso para chorearte. Ella me aseguró que era el precio de editorial. Lo compruebo ahora (no lo ví en ninguna comiquería durante el resto del  viaje) en internet, aunque un sitio lo ofrece con descuento de un euro.
Pero más allá de mis miserias de regateador compulsivo, vamos a lo importante: es una historieta excepcional. Y haberla leído en paralelo con el catálogo de la Muestra, fue una experiencia apasionante. De El Bosco en directo se sabe poco y nada, de modo que para  investigar sobre él, se ha debido abordar la periferia, el contexto, la época, el socio-histórico, la cultura de la que surgió semejante y único monstruo. Así y todo hay enormes divergencias entre los estudiosos de su obra y sigue sabiéndose más nada que poco.
Marcel Ruijters siguió el mismo camino  -estudiar a El Bosco desde las fuentes que se pudiese-, pero completó los huecos con una imaginería formidable y coherente.  Y sin la más mínima concesión a la obviedad. Y sin marcarte todo el tiempo su erudición sobre el tema, que surge por sí misma. Al punto que leer las notas que agrega al final del libro resulta casi superfluo. Te llega a convencer que la vida del pintor brabanzón podía ser perfectamente como él te la cuenta.  Y con un final tan poético, como sobrecogedor. Y con un estilo de dibujo de una armonía absoluta y de una belleza extraña, que –salvando las distancias- se emparenta con el Bosco. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto una historieta.

Acá les regalo unas páginas (de enorme actualidad, notarán) de este laburo excepcional que recomiendo sobre todos a los admiradores de Hieronymus Bosch. Pero que no vendría mal que leyesen muchos historietistas e historietófilos, aunque más no sea como ejercicio de reeducación del gusto estético, que tan atrofiado vengo notando en los últimos tiempos, entre la  gente del ghetto.







sábado, octubre 15, 2016

DE VUELTA

Resulta que hoy cobré en Actores una guita que ni idea iba a cobrar. Pasé por el negocio de José, en Congreso, que está al toque y ví el libro de Tía Vicenta. No me interesa mucho, pero como andaba dulce, decidí erogar los $ 250 marcados para completar así los cuatro de Espasa. Fui y volví en colectivo. Me llevé para leer el tomito de la JLA, que está en los kioscos, y compré por el complemento, que es la primera aparición de la Liga, en el ´60. Para mí eso solo vale la pena. Pero por si alguno está indeciso, paso a dar mi opinión sobre "La Torre de Babel".
Es un muy buen guión, con alguna que otra inconsistencia perdonable, sobre todo al final. Podría ser más sutil, pero sabemos que la fábrica de hacer chorizos debe adaptarse al gusto masivo. La narración gráfica es bastante limpia, lo que ya es mucho decir en la industria yankee del súper-héroe, que privilegia la espectacularidad a contar fluidamente un cuentito, que es lo que deberían hacer siempre. El dibujo, aceptable, si uno se resigna a la perfección adocenada (aunque no cae en esa abominable manía del realismo extremo, y hay un racontto que evoca las buenas épocas sin relieve, que es como una bocanada de aire fresco). La traducción, pésima y la edición de lujo. Todo eso da un 6, 50/ 7. Promedialo con el 10 de The Brave and the Bold, y no te quedan dudas.



ASTERIX Y LA NUMISMATICA

Uno aprendió que cuando se llega a un lugar nuevo no se deben desperdiciar los fines de semana haciendo turismo. Es cuando se reúnen los coleccionistas. Tenía el dato, en Lisboa, del Mercado da Ribeira. Un mercado verdadero en la semana, donde los domingos, alrededor de los puestos cerrados se montan mesas exhibiendo objetos coleccionables de todo tipo, según la información que manejaba. No me quedaba lejos de Restauradores, donde estaba parando. Me fui a pié y ubiqué al toque la feria. Pero se trataba de una fauna específica: filatelistas y numismáticos. En Portugal está muy difundido eso, hasta hay museos del dinero. Lo único que pude rescatar de ahí es un álbum, con las monedas de la aldea gala. La foto solamente, porque costaba 300 €. Saqué al menos la información sobre otra feria de antigüedades, en Algés, de la que hablo en un post anterior.



HABLANDO DE EL BOSCO...

En otra vida, en Zárate, yo tenía un amigo tano -que era mi escenógrafo, además- muy renegado. Hacía una descripción del comportamiento provinciano que me divertía mucho. Era la época que se tomaba tren, y él decía que los zarateños bajaban en Retiro, en la salida subían a un taxi apurados, iban donde tenían que ir, volvían en taxi a Retiro con el tiempo justo para mear, tomar un café de parados y agarrar el tren de vuelta. Todo eso porque les daba miedo moverse en Capital.
Pasa con algunos turistas argentinos en el mundo. Visitan el Louvre o el Prado, pero no se enteran de lo que circunda.
Enfrente del Prado hay un comercio muy visible que se llama "Objetos de Arte Toledanos", que puede que sí, a algunos turistas no les pase desapercibido. Vende militaria y baratijas para la gilada. Pero al lado de ése, se situa un local menos aparatoso, "Arte Stilo", que la mayoría ni debe junar, apurados por ir a mear al Retiro (chiste). 
Allí ví, año pasado, un muñeco maravilloso, que no me traje, porque era demasiado grande y delicado, y temía que no llegase intacto. La vendedora me mostró inclusive la forma en que lo empacaban, que parecía bastante segura, pero no acabé de decidirme. Como sucede siempre en estos casos, después me arrepentí. Por suerte, pude volver este año y sacarme el gusto.
Se trata del detalle de Las Tentaciones de San Antonio que muestro en el posteo anterior, y que ahora luce en un estante de mi escritorio, justo enfrente mío. 
Pero también le traje otro a una de mis hijas, sacado de El Juicio Final de Viena, que es una hermosura...




HABLANDO DE PICASSO...

... acá lo tienen como historietista...