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martes, febrero 14, 2017
LOS EXTRAÑOS CRUCES DEL COLECCIONISMO
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Etiquetas: Bande Dessinée, Bara, Coleccionismo, Curiosidades, Oesterheld, Oski, Quino, Sokal, Urtiaga
jueves, febrero 02, 2017
SAGRERA: TATALO Y PATORUZU
lunes, septiembre 28, 2015
ULTIMAS COMPRITAS...
Hoy, de manera casi azarosa, me hice de estas curiosidades...
-2 Mundo Infantil de la época en que el peronismo le daba argumentos a sus detractores (las dos traen Pocho... digo, Picho! de la Federal, eso sí)...
-Glorioso y maltratado Conventillo Nº 35, con mayoría de reediciones, pero con algunos Torino legítimos de la época...
-Una Rico Tipo donde Divito detiene el mar!...
-Hablando de glorioso y de Torino legítimos, qué decir de esta aventura de Tony Barcal en el planeta "Vegetanus", extraña desde la portada misma? Delirio puro del autor de Don Nicola...
-Delirio era también el criterio editorial de Torino, que hasta se largó con "Planetín"!!! No tenía ninguna de ésas... De Tric y Trake y Barrabás, sí, claro, pero estas dos suman...
Bueno, eso es todo...
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Etiquetas: Coleccionismo, Daloisio, Divito, Torino, Urtiaga
viernes, marzo 21, 2014
OTRA DE MUNDO INFANTIL
Chupete, Mimosa y Pillín, otra muestra del talento de Urtiaga (uno de los mejores dibujantes que tuvieron las Andanzas de Patoruzú y las Correrías de Patoruzito).
Se publicaba en Mundo Infantil, al igual que Picho de la Federal, del mismo creador.
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Etiquetas: Urtiaga
miércoles, enero 18, 2012
TREINTA Y CINCO AÑOS TARDE (2)
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lunes, enero 18, 2010
EL PATORUZITO DE PERFIL
Nunca me interesé demasiado en completar esa franja de numeración por la pobreza de guiones y dibujos. Las historias no sólo eran elementales, sino que además se empezaba a excluir a Isidorito del lado del pequeño gran cacique. Sin embargo, alguna excepción podía aparecer, como la adaptación de semanales (nro. 251, “Profecía Gitana”, por ejemplo) o la de este título ahora republicado, que no poseía. Me sorprendió, entonces, encontrar allí el trazo de Urtiaga, quien hacía ya un tiempo que se había marchado de la editorial y se encontraba trabajando para esa época en los Estados Unidos. O sea que por este dato, y por el contexto, opino que la realización del episodio no se condice con la fecha en que fue publicado. Puede haber quedado traspapelado o desechado por algún motivo y aprovechado en un momento en que la producción de originales en la editorial comenzaba a decaer, al punto que poco antes del nro. 300 termina definitivamente.
Otro elemento que aporta a este argumento es que se notan correcciones en los valores monetarios. Obsérvese que en el cuadro que reproduzco, el globo del paisano que hace la traslación a pesos moneda nacional (recientemente abolidos por la época) muestra una línea a la izquierda. Esto se repite en otros momentos similares, lo que da la pauta de un agregado.
Curiosamente, a la Editorial Perfil, que anunciaba “textos originales (actualizados sin modificar el argumento)”, se le pasó ese “pequeño” detalle.
Sí se ocuparon de cambiar “botica” y “boticario” por “farmacia” y “farmacéutico”. Noté una alteración en la tipografía de estas últimas palabras y le pedí a Sergio Maganás que consultara el original. No sólo lo hizo, sino que me envió una página escanneada, con lo que corroboré mi suposición. Que los correctores de Perfil no jodan y dejen todo como está, así no pasan papelones. Aparte, la palabra “boticario” formaba parte de ese mundo de la Patagonia que habitaba Patoruzito, y le era cara a su primer guionista, Mirco Repetto, que precisamente le adjudicó ese oficio a Nicodemo, en La Vaca Aurora. Pero que le vamos a pedir tal nivel de conocimiento historietístico a los adaptadores de Perfil...
Por otra parte, la edición es muy cuidada y este primer título no está tan mal en argumento, si bien se halla lejos de las épocas de oro. Desconcierta un poco ver a Patoruzito laudando entre dos grupos de codiciosos, y sospecho que eso puede haber provocado los consabidos reproches morales de Quinterno, quien en su momento pudo haber mandado el trabajo al freezer. Pero los dibujos del gran Urtiaga (aún cuando no se observe el detalle con que trabajaba al indiecito en los '60) valen la pena. Además, la incorporación del color, aunque sea digital, favorece. Si bien coincido con Maganás en que los sombreados han oscurecido algunos tramos. La paradoja es que aparecen los créditos de los digitalizadores, pero no así los de dibujantes y argumentistas originales.
Pero en fin... como dije en el post anterior, es bueno que la historieta crezca en los kioscos.
(Ahora el matutino de la señora Innoble anuncia junto con la Ñ, y a partir del sábado próximo, una colección del Corto, lo cual es bastante más valioso que la porquería del Hombre Araña que acaba de lanzar)
viernes, junio 12, 2009
BAJA DE ACA!!!
Como verán, inauguré una nueva sección -debe haber pasado inadvertida con tanta transcripción de párrafos delirantes y fotos tenebrosas de los aludidos infra (o los infra aludidos)- intitulada “Bajá de acá”, donde me propongo subir alguna que otra cosita que me alcancen o que encuentre perdida por ahí, y que no tenga cabida en La Colección de Dao, que como se sabe, está dedicada a la historieta cómica argentina. Dí el puntapié inicial con el Nº 1 de “Barricada”. Pronto subiré el 2 y el 3, si me pongo de acuerdo con Fernando Sosa en el orden de las páginas (él dice que es el correcto y a mí me parece que no).
No resistí la tentación de “recortar” y compilar “La Isla del Tesoro”, de Pratt, publicada en Gaceta Junior, por los motivos que apunté antes (ver) .
Ahorrándoles trabajo, Dao se las ofrece en “Bajá de Acá”. Si alguno tiene la edición de Récord, le sugiero que compare.
En la misma revista española, a lo largo de tres números, aparece “El Misterio del Kain Merah”, con guión de “E. Ventura” y el enorme Alberto Breccia. Es posible que se haya publicado originariamente en Argentina, y que el autor del argumento sea Oesterheld, bajo uno de los tantos seudónimos que utilizó. Supongo además que el coloreado pertenece a los yoyegas. Si alguno tiene datos, bienvenidos. También en “Bajá de Acá”.
En los archivos de las revistas no figuran los créditos del escanneador original, por lo que no he podido consignarlo.
Aclaro que la oferta es por tiempo limitado, ya que no se cuando voy a necesitar ese espacio para nuevos puteríos (todo no se puede, che!)
Aprovecho también para avisarle al amigo Ricardo Mascaro que recibí gran parte del Libro de Oro Rico Tipo del ’57, del que ya había mandado un adelanto, y que pronto lo subiré a La Colección de Dao. Muchísimas gracias!
Lo último en La Colección es, como podrán apreciar al costaú, la Correrías de un Pequeño Gran Cacique Patoruzito Nº 85, de Enero de 1965, que como le adelanté a Fernando Sosa en un comment “pertenece a una época brillante de la revista, aunque no es lo mejorcito de esa etapa. Claro que comparado con lo que vino después, resulta genial. Hay rastros del Urtiaga del que vengo hablando en el dibujo.” También reproduzco el comentario dejado por el amigo Ricardo, que da cuenta del valor que tienen estas revistas perdidas en el tiempo: “La descarga de este número es especial para mí, aunque todas son importantes. Es uno de los Patoruzitos más disfrutados y recordados de mi infancia. Nota al margen, saber lo que "decía" Patoruzito fue un gran incentivo para aprender a leer.”
(*) Si algún lector de este blog vive en Mar del Plata, y en una de las dos manzanas de alcance que tiene la FM trucha donde hace el programa Wilson, que lo sintonice y me cuente después lo que dice de mí, así me cago un rato de la risa (..me meo no, porque sería una redundancia con mi apellido)
Te lo firma: Miguel Dao a las 10:06 p.m. 6 Comenten, puteen, disparen...
sábado, mayo 02, 2009
EL PINGÜINO Y OTROS ARGENTINOS
Te lo firma: Miguel Dao a las 12:19 p.m. 2 Comenten, puteen, disparen...
Etiquetas: Urtiaga
domingo, abril 26, 2009
ENTRETELONES DE EDQ Y UNIVERSO (III): DIBUJANTES Y GUIONISTAS
La curiosidad compartida por estos temas con Atilio Millán y Rubén Hernández, ha llevado a éstos a consultar a Borello, un dibujante que se desempeñó mucho tiempo creando historietas para Ediciones Torino y que desembarcó en EDQ en 1968, o sea, siete años antes que Hernández, por lo que su testimonio resulta sumamente esclarecedor del panorama anterior a la decadencia de la editorial.
Me escribe Atilio:
“Hemos hablado con Anselmo Borello, y si bien a sus 75 abriles hay fechas que se le escapan, nos tiró algunos datos respecto al reparto de tareas en la editorial. En un principio, en las historietas colaboraban la mayoría de los dibujantes rotando sin personajes fijos (eso puede llevar a las diferencias de línea que se observan) hasta el armado de los equipos. Según Borello, Ferro tenía suficiente con la dirección del Patoruzú semanal y no trabajaba en Andanzas. Pudo haber hecho alguna colaboración esporádica o el diseño de personajes para que otro los plantara, pero no más allá de eso. El que sí colaboraba en los '60 para Andanzas era Blotta, especialmente para dibujar mujeres, y nos remarcó que Blotta tendía a confundirse con Ferro en ese trabajo.
Borello entró a colaborar en Quinterno en el '68 y procedía de Ediciones Torino. Nos comentó que Don Héctor hizo pruebas de guión a mediados de los '70 pero que no quedó. Como dato anecdótico, solía alternar su trabajo de entintador con changas de albañilería, lo que le valía reproches de Q. "Usted no debe hacer eso, se va a arruinar el pulso", le decía. En concreto, cuando Borello entró, los equipos eran los siguientes...
Correrías: plantaba "Chechi" Saavedra con asistencia de Sánchez. Entintaban Paura y Piccoli, guionaban Mirco Repetto, Heredia y Franco Panzera (el mismo de Jaimito). Andanzas: plantaba Urtiaga, con asistencia de Quartieri y Costa. Los entintadores eran Torreiro y Borello y curiosamente uno de los guionistas era Oesterheld. Locuras: plantaba Lovato con asistencia de Quartieri con tinta de Moradei, Liotta y Torreiro. Los guiones eran de Mariano Juliá. Algunos entintadores rotaban y eso podía influir en "confusiones" en el estilo final. Rubén me comentaba que Piccoli era un zurdo de buen trazo a quien le decía que era "un pantógrafo", ya que podía trazar perfecto a pluma recorriendo la línea del dibujante, pero el trabajo final resultaba frío. Piccoli tuvo inconvenientes con Quinterno y lo descendió a pasar fondos... había quienes soportaban esas arbitrariedades y quienes, no.
Lo concreto es que en los sesenta, Lovato estaba más dedicado a la tarea docente formando dibujantes y metía mano en algunas ocasiones, pero no con regularidad.
La mayoría de los mencionados fueron partiendo detrás de Urtiaga cuando logró colaborar para USA, Rubén recuerda que el propio García (a quien mencionó Grillo como responsable por la familia Panconara, dato certero al 100%) colaboraba con él cuando estaba a cargo del departamento de cómics en Jaime Díaz. Algunos dibujantes mantuvieron colaboraciones esporádicas, como Oscar Saavedra, que plantaba a Isidoro en una tira que salía en el Patoruzú semanal, bien entrados los setenta, pero terminaron alejándose.”
Sobre este riquísimo informe, debo hacer dos puntualizaciones.
La primera se refiere a Héctor Adolfo Urtiaga, quien por mediados de los ’70, luego de marcharse de la editorial de Quinterno, comienza a trabajar para los yankees (ver).
Y es explicable que Borello ubique a Urtiaga en Andanzas, ya que habla -como se apuntó- a partir del ’68, año en el que coincidentemente yo dejo de advertir su estilo en Correrías, pudiendo ser ésta entonces la época del “pase” definitivo a la otra publicación.
Nunca se me ocurrió hacer el correlato con Andanzas, pero yendo a las del año mencionado, alrededor del Nº 140, es comprobable que se empiezan a notar cambios con los trazos anteriores. No me atrevería a afirmar que las páginas de “Pregunta por un Millón” que subo aquí pertenecen a Urtiaga, dado que la línea de Patoruzú siempre fue un poco más “realista” que la de Patoruzito, pero me parece encontrar sus huellas. Los dibujantes que frecuentan este blog, de ojo más entrenado que el mío, podrán corroborarlo o desmentirme.
La segunda puntualización tiene que ver con los guiones de Locuras. Atilio los atribuye, coincidentemente con muchos testimonios, a Mariano Juliá. Y en otro mail me apunta la colaboración de Faruk. Si quedaron instituidas estas autorías, es porque primó la imagen del “rey de los play boys”, que este dúo le imprimió a Isidoro. Pero las Locuras que yo valoro, las primeras -una veintena de números, siendo generoso-, las del chanta perdedor, acosado por la figura rectora de su tío, buscando un mango desesperadamente para pagar deudas de timba o de burros, fracasando en sus intentos de ascenso social mediante casamientos o amoríos supuestamente convenientes, siempre al borde del desastre y salvándose por un pelo a último momento... el Isidoro que continuaba al de Patoruzú, en definitiva, y que era el que había configurado Quinterno... pertenecía a la pluma de Mirco Repetto, quien lo guionaba ocasionalmente, según él mismo declara en “Buscado Vivos”. Es más: en la entrevista concedida a Sasturain se enorgullece de haber sido el único en haber recibido un premio otorgado por la editorial. Fue por un episodio suyo de Locuras, “El Hijo de Satán” (Nº 13, julio del ‘69). Que otros elogien a Juliá (que era bueno, sin embargo, haciendo “Jovito Barrera, un barrilete sin cola”) y a Faruk. Yo me quedo con Repetto y esos primeros números. Para mí, el resto es silencio.
sábado, abril 04, 2009
ENTRETELONES DE EDQ Y UNIVERSO (II): LA MECANICA DE LAS REEDICIONES -2da. parte-
De la época dorada de la editorial son estas instrucciones sobre Patoruzito, aportadas por Rubén Hernández, a través de Atilio Millán.
Hace un tiempo, Marcelo Niño, en su blog subió una curiosa página de un Patoruzú dibujado por Torino que fuera rechazado por Quinterno. En el comentario a ese post, el maestro Cilencio da una idea de como funcionaba la fábrica quinterniana: “plantarle a Quinterno, era más difícil que plantar cebollitas en Venus... tenía unas exigencias altísimas... y que me perdonen quienes aman a Patoruzú, pero me gusta más el dibujo, de lejos, de Torino, cuando dibujaba él mismo El conventillo de don Nicola, en la revista Aquí Está. El de Quinterno es una heladera, más por ser hecho en equipo, donde uno planta el lápiz, otro, pasa fondos a tinta, otro pule... etc.”
Es muy valioso también el testimonio de Hernández acerca de lo que fue la transición entre la última etapa de producción de originales y el comienzo de las reediciones, que él vivió personalmente.
Refiriéndose a Quartieri, relata: “...hacía Andanzas ya que era muy rápido y eficiente pero con un estilo más estilizado. Tendía a hacer los personajes más altos, lo que provocaba las rabietas de Quinterno, especialmente con Patoruzú. Los cortocircuitos con el equipo de dibujantes eran frecuentes en esa época y ciertos exabruptos no eran tolerados por los más jóvenes.”
Esta desconfianza y menosprecio -no se lo puede calificar de otra manera- que Quinterno tuvo desde siempre hacia sus empleados, y que lo llevaba a establecer rígidos parámetros, terminó adquiriendo su forma más perversa. Continúo con el jugosísimo aporte de Hernández: “Cuando se produjo el exódo de dibujantes (Chechi Saavedra, Torreiro, Paura, Valenti, Oscar Saavedra, luego Quartieri), quienes se fueron a trabajar con Héctor Urtiaga (que había partido antes a la Disney cómics) ya al frente del estudio montado por Jaime Díaz, los dibujantes que quedamos pensamos que se cerraba la editorial. Pero Quinterno había viajado a Europa como todos los inviernos y vino de allá con nuevas ideas, que consistían en la compra de modernas fotocopiadoras que imprimían en papel tipo fotolito los personajes, que luego se raspaban con Gillete y se corregían sobre el mismo papel. Seguidamente, ese papel se pegaba sobre las planchas (se eliminaban sombreros, botamangas y moños, se reemplazaban elementos por otros más modernos, al igual que los autos). Contrató un montón de secretarias que se encargaban de seleccionar los personajes y las diversas poses, proveyendo a los dibujantes a pedido. Demás está decir que las secretarias pasaron a ser más importantes que nosotros los dibujantes, eso creó un resquemor entre ellas y nosotros ya que se daban ínfulas por tener un trato cercano a Quinterno. Eso me hizo renunciar a la editorial, quedando entonces Sánchez, Borello, Moradei, Bustos, Romeu y Dowbley.”
De la mecánica industrial relatada a las reediciones simples y llanas, sólo hay un paso, que Quinterno terminó dando finalmente. Y si bien Hernández no precisa fechas, supongo que sucedió al poco tiempo que llegara de Europa con la “solución” para suplir dibujantes. El ejemplo gráfico del post anterior (“El Tata no se Borra”) revela que el procedimiento descrito es el mismo que se utilizó para reeditar.
De lo expuesto, se deduce que el huevo de la serpiente anidaba en la editorial desde muchísimo antes que la progenie del viejo asomara las narices por allí. Diría que desde el momento mismo en que Quinterno dejó sus personajes en manos de colaboradores, aunque sin confiar en ellos, negándoles la posibilidad de crear, a pesar de la altísima idoneidad que les exigía para incorporarlos. En consecuencia, la atribución de la decadencia de EDQ a los hijos del fundador, por la ineptitud con que se manejaban, resulta un erróneo lugar común. Muchos patoruzófilos se niegan a admitir que la responsabilidad la tuvo desde siempre el propio Quinterno. Yo mismo tenía dudas al respecto, si bien después de la charla con Susana Muzio, comencé a esbozar algunas hipótesis (ver), que veo ahora plenamente confirmadas, con el aporte de Hernández.
Incluso más. Atilio Millán me ha enviado una nota interna de puño y letra de Quinterno, datada en 1978 -o sea inaugurado ya el ciclo de reediciones- y dirigida al mencionado dibujante, fidedigna fuente de estos artículos. Atilio me señala: “Esta era la forma de comunicación predilecta del viejo, dejar un sobre con la misiva y, en este caso, recortes de expresiones del personaje para la práctica del dibujante. Firmaba 'Q.'”. Lo curioso es que las directivas que seguía impartiendo -de manera fría, patronal, como fue siempre su costumbre- sólo tenían como objeto la elaboración de portadas y alguna adaptación menor de las historietas, ya que para entonces había concluido definitivamente la etapa de producción de originales. Genio y figura...