El maestro Siulnas hace en su blog una muy interesante reseña de los comienzos de su vínculo con el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro, cuya existencia ha sido asombrosamente negada en estos días por Carlos Garaycochea (quien ostenta nada más ni nada menos que el cargo de Presidente de la Asociación de Dibujantes de la Argentina). Vale la pena leer la nota completa ( ver ), pero me permito transcribir aquí un jugoso párrafo referido a Quinterno. Siulnas se hallaba en la tarea de reunir dibujantes para una importante muestra en la Galería Picasso, y narra el frustrado intento de convencer al Viejo para que expusiera:
Perla Siderman –hermana de Marcos–, por su parte, colaboró con nosotros para convencer a los más remisos.
Ella logró con su femineidad, persistencia y trato afable, lo que su hermano, Villanueva y yo, difícilmente hubiéramos logrado; por ejemplo, ser recibida por Dante Quinterno en persona, algo que era “tabú” para nosotros y para muchos humoristas. Sin embargo, ello no le valió para obtener la participación del para nosotros legendario creador de Patoruzú; su pretexto era irrebatible:
–Yo no podría dibujarle un Patoruzú para esa exposición, porque el Patoruzú que yo dibujaba en los primeros años ha sido modificado por mi equipo de dibujantes, y el público ya no reconocería al original. Podría hacerle dibujar un Patoruzú por ese equipo, pero entiendo que no es ésa la clase de representación que buscan ustedes en su exposición…
Por suerte, Quinterno fue una excepción (al igual que todos sus colaboradores de entonces, vaya uno a saber por qué extraño influjo).
Ella logró con su femineidad, persistencia y trato afable, lo que su hermano, Villanueva y yo, difícilmente hubiéramos logrado; por ejemplo, ser recibida por Dante Quinterno en persona, algo que era “tabú” para nosotros y para muchos humoristas. Sin embargo, ello no le valió para obtener la participación del para nosotros legendario creador de Patoruzú; su pretexto era irrebatible:
–Yo no podría dibujarle un Patoruzú para esa exposición, porque el Patoruzú que yo dibujaba en los primeros años ha sido modificado por mi equipo de dibujantes, y el público ya no reconocería al original. Podría hacerle dibujar un Patoruzú por ese equipo, pero entiendo que no es ésa la clase de representación que buscan ustedes en su exposición…
Por suerte, Quinterno fue una excepción (al igual que todos sus colaboradores de entonces, vaya uno a saber por qué extraño influjo).
Más allá de la cerrazón de Quinterno, sutil e irónicamente marcada por Siulnas en el último párrafo, es dable leer allí un concepto: Patoruzú era para él un producto comercial (al que cuidaba mucho), no una creación. Si bien en aquella época, los '50, la mayoría de los que hacían historieta no la pensaban como "arte", no renegaban en ningún momento de su condición de dibujantes. En Quinterno, en cambio, primaba su rol de editor. Desde allí es posible entender la mentalidad estrecha con que se viene manejando desde hace décadas la Editorial Universo, en manos de su hijo, con respecto a la obra del creador. Sin embargo, lo que en Quinterno padre -equivocado o no- resultaba entendible en función de las enormes tiradas que tenían sus publicaciones, hoy día resulta francamente absurdo.
Mi estimado Dao: que Quinterno se manejara como un editor lo puedo entender perfectamente, pues tenía casi un imperio editorial y logicamente no podía tirar el corner, cabecear la pelota y atajarla. Pero no creo que sus hijos se manejen con el mismo criterio de excelencia que caracterizó las obras del Viejo. Creo que perfectamente podrían hacer bien su negocio comunicacional más rentable (¿las abobinables películas?) y al mismo tiempo preservar la obra gráfica. Lejos de ello, la edición de revistas se ha descuidado, como si fuera la preparación de un largo funeral. Las cosas en la vida se pueden hacer mal o bien y a veces hacerlas bien resulta más rentable que hacer cualquier truchada. Lo que los hermanitos Quinterno hacen con Andanzas, Correrías y Locuras es simplemente no hacer nada. Se limitan a refritar con aceite quemado las mismas papas fritas que hacía papi y no les agregan ni siquiera un poco de sal para darles sabor. Es un milagro del brujo Chiquizuel que esas revistas todavía existan cuando hasta hace poco Editorial Universo ni siquiera tenía un miserable blog para presentarlas. Aún así, esos tres títulos sobreviven con tiradas que son bastante interesantes (según fuentes de Sociedad Impresora Americana que las imprime). Con ponerles un poco -un poquitito- de "nafta" e imaginación, los tres títulos podrían ocupar un lugar mucho más destacado en la historieta gráfica. Bueno, al margen de estas obviedades que he escrito, te mando un gran saludo y mis felicitaciones habituales por tu siempre interesante blog. Raúl
ResponderBorrarQuerido Raúl: por supuesto que coincidimos en la caracterización de lo que Universo es y lo que debería ser. Lo del post apuntaba a que si Quinterno preservaba como editor al Patoruzú original, dibujado por él, en función de no cambiar la imagen que finalmente se instaló, hoy día ese Patoruzú firmado por el Viejo pasó a ser patrimonio histórico y debería difundirse para todos los argentinos. No hay razón editorial que pueda anteponerse a eso. Dicen que se prepara un libro del indio, similar al de Isidoro... Espero que el criterio de selección sea el de homenaje a Quinterno, con los episodios exclusivamente dibujados por él, y con la calidad que merecen, y no el de "las mejores historias" o alguna boludez por el estilo. A lo sumo, podría incluírse algo de Lovato, pero no más. Un abrazo.
ResponderBorrar