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martes, enero 17, 2012

TREINTA Y CINCO AÑOS TARDE

Varias veces en este blog me he referido a los sellos estampados en revistas antiguas. En su mayoría, provienen de casas de canje presumiblemente desaparecidas, pero nunca se sabe...
En un antiguo post (y perdóneseme la autocita), escribía : "Los sellos son una información vital para el coleccionista. Muchos pelotudos puristas desdeñan los ejemplares con sellos. Gracias a ellos he conseguido gangas increíbles. Mientras todos creían que el kiosco de Alberdi no funcionaba más, y apartaban con asco cualquier revista donde estuviera estampada su dirección, yo me apersoné hasta allí y lo encontré más lozano que nunca. Durante años, hasta su cierre definitivo, periódicamente volvía de la excursión con joyitas a precios irrisorios. Lo mismo hacían los puesteros de Parque Rivadavia, que revendían a coleccionistas no tan exigentes lo que compraban allí, a veinte veces lo que habían pagado, con el único valor agregado de una bolsita de celofán"
Un sello que se repite en mi colección es el de locales de la calle Tristán Narvaja, en Montevideo. Cuando indagué al respecto, me hablaron de una fabulosa feria de libros y revistas usadas, donde en una época se conseguía lo que uno quisiese de Quinterno y demás, y que era la meca de coleccionistas y mercaderes argentinos.
Si bien había estado en Uruguay un par de veces, los proyectos de correrme hasta Montevideo, por una u otra razón siempre se frustraban. Este verano elegí la ciudad para vacacionar. Sabiendo que la feria funcionaba los domingos,  ese día me levanté bien temprano  para visitarla. Preveía que la encontraría tan despojada de las preciadas revistas como el Parque Rivadavia, pero no podía dejar de corroborarlo in situ. Tristán Narvaja es una calle céntrica que abarca unas siete cuadras, donde tradicionalmente se aglutinan librerías de viejo y revisterías de canje. La feria comenzó sacando a la calle los tablones con esos rubros, y paulatinamente se fueron agregando otros. Hoy en día, se pueden encontrar allí desde verduras y frutas hasta pajaritos. El sector librero y revistero se ha replegado sobre una de las transversales, Paysandú, donde -en efecto- hay poco para ver de lo que a uno le interesa. En los locales de canje, al menos, se siguen conservando los sectores para historietas, como se muestra en la foto, que corresponde a la casa "Rubén", fundada en 1940. Los estantes donde otrora han estado seguramente los primeros números de Andanzas y Correrías, a precios irrisorios, se llenan ahora con reediciones de los '90. Porque veinte años es el término para encontrar material fácilmente, y fuera del ámbito del coleccionismo. O sea que hasta pasada la mitad de los '70, Tristán Narvaja era la gloria. Yo llegué treinta y cinco años tarde.

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