Anduve por el Reino Unido. En el campo de la historieta, por lo que yo pude apreciar, los yankees y los ponjas copan el mercado con súper héroes y minga. Me resultó difícil encontrar producción local. Más aún material de colección.
Empecemos por lo más valioso.
En una comiquería de Londres, al final de Hyde Park, llegando casi al barrio de Notting Hill, encontré este ejemplar de Buster, de 1985, en excelentes condiciones, y por sólo dos libras. La revista se publicó entre 1960 y 2000, siendo uno de sus personajes más famosos Faceache, creación de Ken Reid, quien lo dibujó hasta su muerte en 1987, o sea que la página de este número le pertenece. La tira trata sobre un pibe bastante desagradable que podía transmutar su rostro a voluntad.
Empecemos por lo más valioso.
En una comiquería de Londres, al final de Hyde Park, llegando casi al barrio de Notting Hill, encontré este ejemplar de Buster, de 1985, en excelentes condiciones, y por sólo dos libras. La revista se publicó entre 1960 y 2000, siendo uno de sus personajes más famosos Faceache, creación de Ken Reid, quien lo dibujó hasta su muerte en 1987, o sea que la página de este número le pertenece. La tira trata sobre un pibe bastante desagradable que podía transmutar su rostro a voluntad.
De una librería de viejo de Londres, me traje esta recopilación, profusamente ilustrada, de publicaciones infantiles británicas durante un siglo (toma desde 1870 a 1970). Curiosamente, el volumen está dedicado por el autor. Marcado en 25 libras, lo saqué por 22.
Esta librería en York no es de viejo, pero sí de cuento. Llena de pasajes, escaleritas, recovecos.
Aparecieron allí un Gulliver ilustrado por el multipremiado Chris Riddell (Jonathan Swift, por otra parte, es un héroe en Dublín, por donde también anduve) y una curiosa y onírica historieta -sin texto- para adultos, cuya autora, Shirley Hughes, ha forjado su carrera ilustrando cuentos infantiles.
A escasez de historietas, opté por la ilustración. Este libro lo traje de Liverpool, no podía ser de otro lugar. Estaba -insólito- en una feria de usados dentro de un museo de arte moderno. Una bagatela (de todas maneras regateé una libra).
De kiosco. Todavía sale Beano (arrancó en 1938) y su contracara satírica, Viz (de 1979)
También, de un periódico de Londres, rescaté este chiste sobre el brexit, que toma como referencia la reciente creación de Matt Groening, Des-encanto (la estoy empezando a ver por Netflix y promete mucho).
Y ya fuera del British Comic y de Gran Bretaña misma, en los suburbios de Dublin, en la que realmente debe ser la última librería, escondidísimo, sólo detectable por mi entrenado olfato de coleccionista, apareció este Gastón de tapa dura, edición francesa del '82. Estaba marcado 5 euros, lo saqué por 4 (los buquinistas del Sena te lo pueden llegar a cobrar 15). Creo que a esta altura, puedo encontrar bande dessinée hasta en la China.
En el mismo tenor, ya regresando, en el aeropuerto de Amsterdam, me gasté el último cambio en euros en la más belga de las series: Bob et Bobette. Y en neerlandés original (se entiende igual, la historieta es un lenguaje universal).
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