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sábado, marzo 08, 2008

LO QUE LE “FALTA” A LA HISTORIETA

Los personajes del cómic sólo existen para vivir intensamente. Tal es en efecto su destino puesto que no aparecen más que en función del corte selectivo de un cartoonist muy decidido a poner en escena los únicos momentos que cuentan. Las relaciones interpersonales reducidas a lo esencial, a veces incluso paroxísticas, tejen entonces un microespacio muy propio de los cómics.”
Esta cita pertenece a "El espacio interpersonal en los cómics", ensayo de Pierre Fresnault·Deruelle, publicado en la década del ’70, cuando el análisis semiológico de los géneros populares o “menores” se encontraba en pleno auge.
El contexto cronológico de la cita es importante para entender que refiere a la producción -y difusión- de la época. Aún habiendo aclarado esto, y para que no me fatiguen citándome todos los ejemplos en los que el aserto no se cumple, me adelantaré y haré restrictiva su interpretación a la HPD
(ver), y más específicamente aún, a lo que suele llamarse “historietas de aventuras”.
Seguiré circunscribiendo: cuando yo hablo de historietas de aventuras, me refiero a una narración clásica, en el sentido de un argumento que, además de contener un conflicto, lo plantee desde presentación, nudo y desenlace.
En el teatro, esto fue sostenido desde una teoría dramática que el siglo XX se encargó de refutar con dramaturgos como Brecht o Beckett. Pero dado que la historieta no ha parido aún creadores de ese calibre, prefiero quedarme con el modelo clásico. Al menos, para esta nota.
Hechas ya las salvedades necesarias -más largas que el asunto que me ocupa, pero en este blog resulta imprescindible hacerlas- me aboco al párrafo en sí.
Aquí se discutió si a la historieta le falta o no lo falta algo (ver)
. Creo que el ejemplo de los fotogramas faltantes irrita porque pareciera con eso que se ubicase al género por debajo del cine. Opino que de las restricciones nacen muchas veces, no sólo obras maestras (ver al respecto “Cinco Obstrucciones”, traída a colación justamente en los comentarios del mismo post), sino también nuevas posibilidades de lenguaje. El ojo del director, la cámara, puede demorarse en una panorámica hasta llegar a su objetivo. En la historieta no se pueden destinar diez cuadros para ello. Lo descriptivo tiene que estar integrado a la acción, ser parte de ella. Pero ese “no se puede”, ese "falta" (comparando con el cine o la novela), es una provocación a la creatividad. Se lo puede reemplazar con la intensidad de la que habla Fresnault·Deruelle. Es decir, lo que se pierde en tiempos y consecuentes climas, se gana en concentración dramática (y disculpas por volver a utilizar términos teatrales, pero se me ocurren muy oportunos). La carencia se convierte en virtud, en especificidad del lenguaje.
Traigo como ejemplo “El corazón delator”, adaptado por Breccia.
Tiene como base un cuento, que si bien -a diferencia de la novela- comparte con la historieta la necesidad de concentrar la acción, sigue siendo literatura. Sin embargo, la secuencia de imágenes que allí establece Breccia no es pobre sustituto de lo que podría hacer el cine con el mismo material, tampoco literatura ilustrada, sino por el contrario, lenguaje específico de la historieta. Y obra maestra, al mismo tiempo (si quieren “arte”, pero de acá pa’bajo, nada, eh...).
Lo mismo podríamos observar con la carencia de la acción hablada desde el cuerpo en la historieta, tema del que algo me ocupé también en los comentarios del post citado. En este caso, dentro de lo que yo he podido observar, el desafío todavía persiste sin que se le atrevan. La solución que se da generalmente, para no hacer farragosos los globos, es la reducción de textos y el reemplazo por imagen. Pero, ya lo dije, hay textos que resultan imprescindibles, porque son esencia misma de la acción. Una de las razones -a más de la principal: los dibujos- por la que espero con ansiedad el Shakespeare que ha anunciado aquí el maestro Grillo
(ver), es ver como “suenan” los textos completos del bardo dentro de sus viñetas.

3 comentarios:

  1. Vio como es la gente: a pelearse, vienen todos, a leer un post interesante, nadie.

    En fin, a ver qué puedo aportar...

    Me parece que hay cierta confusión entre posibilidades del lenguaje de la historieta y posibilidades editoriales.
    Fresnault escribe con la tira y la "sunday" como modelos casi excluyentes de lo que se considera "historieta".

    Nos dice:
    "El ojo del director, la cámara, puede demorarse en una panorámica hasta llegar a su objetivo. En la historieta no se pueden destinar diez cuadros para ello."
    En realidad sí se puede. No va a ser un traveling. Va a ser algo muy diferente, pero se puede.
    Lo mismo el caracter descriptivo: no hay razón para que esté más integrado a la acción que en una novela. Flaubert dedica un montón de páginas a la feria agrícula en Mmme Bovarý. Nada me impide dedicar un montón de viñetas "descriptivas" a lo mismo en una adaptación de Mmme. Bovary.

    Capaz que no le entendí...

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  2. Sí, Fede, yo ya creía que este post pasaba de largo. De todos modos, aún remando contra la corriente, creo que es más valiosa la calidad que la cantidad de los comentarios.
    Fijáte que en el ensayo de Fresnault·Deruelle se analiza un sólo ejemplo de tira (Rip Kirby) y numerosos de álbums europeos de editoriales de la época (Losfeld, Casterman, Dargaud) y de la Marvel (Stan Lee).
    Por eso aclaro que lo escrito vale para la HPD -según mi terminología-o "de aventuras" y también lo del esquema clásico presentación/nudo/desenlace.
    Vos traés como ejemplo una novela que a mi criterio, es un género que puede adaptar bien el cine, pero que es arduo de trasladar a la historieta.
    No quiere decir que no se haya intentado y no se pueda seguir haciéndolo.
    En este blog hay ejemplos, como La Isla del Tesoro (Pratt) y Moby Dick (varios).
    Si bien se trata de novelas consideradas como de "aventuras" (mucho más que eso la segunda), y a pesar que sus hacedores en historieta son brillantes, la pérdida respecto al original es grande.
    La obsesiva búsqueda del capitán Ahab se traduce en climas y tiempos muy difíciles de expresar en dibujos inmóviles.
    Entonces, habría que preguntarse para qué versionar, sacar del lenguaje original, si no se aporta una mirada enriquecedora.
    El criterio de "divulgación" de la literatura a través de la historieta, no creo que nos conforme como respuesta. Al menos a mí, me suena a subestimación del lector del género. Una suerte Reader's Digest ilustrado, como lo que hacía Columba.
    Lo mismo vale para el cine, donde los mejores productos con respecto a adaptación de textos literarios ha pasado por la "traición" al original, justamente. Son lenguajes distintos y no es posible la traslación literal.
    En ese sentido afirmo que no se puede en la historieta demorarse en lo descriptivo, porque la expresividad no es la misma que se logra con las palabras (no creo en eso de que "una imagen vale más...").
    Así llego al criterio de concentración dramática, de intensidad, que creo que el ejemplo de Breccia grafica magníficamente. Breccia logra algo muy distinto a lo que puede ser la lectura de El Corazón Delator, o una adaptación cinematográfica de ese cuento. Es lenguaje específico de la historieta y aporta al original una visión enriquecedora, aún cuando del texto de Poe haya quedado un cinco por ciento.
    O sea que no estoy en contra de que Ud. me adapte a la Madame... pero le pediría, eso sí, que me aporte una lectura distinta.

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  3. Estamos de acuerdo en que no nos interesa la adaptación por el puro sentimiento de inferiorirdad. Dejamos esas adaptaciones de lado.

    Hay una afirmación que no me cierra: el cine podría adaptar mejor la literatura que la historieta. No sé bien por qué. El cine puede hacerse cargo mejor de las palabras dichas (en ese sentido, adaptaría mejor al teatro, digamos). Hay una adaptación de Eisner de un monólogo de Hamlet muy mala. Pero no de las palabras del narrador, digamos.

    Porque la historieta implica la práctica de la lectura. Por un lado, incorpora mejor, con más naturalidad, la escritura. Vea páginas de Oesterheld, o de (agárrese fuerte) Nippur de Lagash, o el Watchmen de Alan Moore.
    Por otro, las viñetas mismas se leen, lo que permite establecer ritmos diversos.

    Claro que hay que encontrar formas. Breccia encontró una forma para "El corazón delator". Hace poco leí una adaptación de Proust por un francés, malísima. Pero malísima porque nada en la historieta tomaba el fluir de la prosa de Proust: se trataba de una puesta en página convencional, con mucho texto y dibujos de estandard francés.

    Pero creo que la descripción se le da muy bien a la historieta. Qué se use poco es más que nada un problema comercial. Búsquese algo de Seth ("It's a good life if you don't weaken", por ejemplo). Intercala páginas de pura descripción que son muy bellas.

    Algo que para la historieta es difícil (pero lo es mucho más para el cine, quizás menos para el formato serie) es la extensión: el efecto de una novela que nos acompaña semanas de lectura. Una novela de 500 páginas puede durarnos un mes. Una historieta de 500 páginas se lee en una tarde.

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