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sábado, abril 15, 2023

BRÓCCOLI NO ES VERDURITA

(Nota solicitada por la Agencia NOVA, que republico aquí con mínimas variantes y con su diagramación original)

Con 65 años a cuestas he presenciado, en vivo y en directo, varios acontecimientos historietísticos. Uno de ellos, ocurrió exactamente el 8 de marzo del año 1973. Ese día el diario Clarín modificó su página de “chistes”, comenzando así un proceso de reemplazo de tiras –mayoritariamente de sindicatos estadounidenses- que habían perdurado durante décadas, para dejar paso a jóvenes valores nacionales.

Por la misma época me llamó poderosamente la atención una portada que vi en un kiosco de revistas de la Estación Retiro, recuerdo. Se trataba de la flamante Satiricón.

El título de esta nota está tomado justamente de una página de esa publicación, aparecida en el número 11, de septiembre de 1973.


El factor común entre ambos acontecimientos es, claro, Alberto Bróccoli, que ya en el primer Suplemento de Humor Negro, ocupaba un sitio relevante en el staff.

Al igual que en Clarín, donde si bien subsistieron durante un tiempo los anacrónicos "Mutt y Jeff " y "De la crónica diaria", de Dobal, las nuevas luminarias fueron "El Loco Chávez" de Trillo-Altuna, "Bartolo y Clemente" de Caloi y "El Mago Fafá", del dibujante que nos ocupa. 

La historieta y las dos tiras mencionadas (una tira, aclaremos, se diferencia por el desarrollo argumental en pocos cuadros, y por ser autoconclusiva con remate) alcanzaron enorme popularidad. No me cabe duda que hoy en día "El Mago Fafá" merecería -al igual que las otras- reediciones permanentes, si su autor no hubiese fallecido tan joven.

La carrera de Bróccoli como humorista gráfico se extendió desde mediados de los sesenta, en que debutó con chistes sueltos en Tía Vicenta, hasta mediados de los ochenta en que falleció, a la edad de 42 años, cuando todavía se podía esperar mucho de él. Pero esos escasos veinte años de producción bastaron para inscribirlo entre los grandes. Trabajó en las revistas humorísticas más importantes de su época, en diarios y en semanarios de interés general.

Digo diarios en plural, porque como si no le bastara con el éxito que alcanzó en Clarín, creó en 1979 para La Nación una nueva tira: "Pérez Man". 

Su firma, además, venía apareciendo en la revista Siete Días Ilustrados desde no bien iniciada la década del '70, en donde se publicaba "Juan y el Preguntón", otro de sus principales hitos que después continuaría en el diario Tiempo Argentino, para recalar finalmente en la revista dominical de La Nación.  

Y ya en el terreno del rastreo detectivesco, como primicia exclusiva, he hallado dos tiras que preceden a las tres nombradas y que preanunciaban un talento singular. Se trata de "Bonifacio" (que firmaba con el seudónimo de "Histerio") y "Don Orlando el Jubilado". 

Ambas fueron publicadas en la revista Semana Gráfica en el año 1969. El jubilado, personaje anacrónico, porta un pájaro sobre su cabeza. No es de descartar que haya sido inspiración para el posterior Bartolo de Caloi.

En su corta vida, Bróccoli se hizo tiempo inclusive para escribir, junto al guionista Carlos Trillo, una trilogía de libros sobre el humor en la Argentina, que publicó el Centro Editor de América Latina.

Más allá de su oficio, Bróccoli era un apasionado de la historieta. Lo demuestran las constantes alusiones a otros autores del género, con recursos de metalenguaje. Para poner un simple ejemplo: El rival acérrimo de El Mago Fafá era Mandrake. El protagonista de la tira de Clarín vivía inmerso en un universo de historieta donde solía cruzarse con Mafalda, La Pequeña Lulú, Popeye, Mickey o Dagwood (entre nosotros Lorenzo, el marido de Pepita). Otro recurrente recurso de la tira era el "chisme del ambiente", y ese ambiente no podía ser otro, claro, que el historietístico.

También el mundo inmutable y surrealista de "Juan y el Preguntón" (dos únicos personajes, uno de ellos sentado en un escritorio) tiene su inspiración innegable en otra tira. Me refiero a "La mujer sentada", aparecida en 1964 en Francia, en Le Nouvel Observateur, pero de autor argentino radicado en ese país: el historietista, escritor y dramaturgo Raúl Damonte Taborda, más conocido como "Copi".

Finalmente "Pérez Man" es un hombre común, endeble y desvalido, pero enfundado en traje de superhéroe, en evidente parodia a los de DC o Marvel.

Mucho se ha escrito sobre estos personajes, y lo merecen, por supuesto. "El Mago Fafá" y "Juan y el Preguntón" se han recopilado en libros y han trascendido largamente nuestras fronteras. Existen en cambio muy pocas referencias al talento de Bróccoli en su faceta de humorista gráfico y dibujante.

Mengano, de Editorial Julio Korn, fue un quincenario de humor de excelente factura. Apareció por setiembre de 1974, fecha para nada casual, ya que coincide con la prohibición por decreto de Satiricón.  La transgresión permanente de la revista de  Oskar Blotta y cía. no fue soportada por el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Meterse con el sexo y la Iglesia (a más de la política y otros espinosos ítems), como lo hacía Bróccoli en un chiste integrado en diagramación a jovencitas en bikini, aparecido en el número 2, resultaba demasiado para aquellos tiempos turbulentos.


A Mengano emigraron muchos de los talentos de Satiricón, Bróccoli entre ellos, que volvió a ocupar un lugar relevante en la nueva publicación. En varias oportunidades, desde la primera página, en la sección "Menganoscopio", se anunciaban los logros del dibujante, tales como la aparición del primer tomo recopilatorio de "El Mago Fafá" en Ediciones de La Flor e incluso su repercusión en el exterior.

En el número 8, Bróccoli se luce como portadista. Allí sin dejar de hacer alusiones a la actualidad de la época, el tono es mesurado y se opta por la elipsis.


El tipo de humor que se desarrollaba en la nueva revista necesariamente debía hacer equilibrio para no sufrir la misma suerte que Satiricón y al mismo tiempo estar a tono con los lectores que ya habían empezado a tomarle el gusto a una audacia muy superior a la de Rico Tipo, por poner un ejemplo de décadas anteriores.

Esta limitación implicó, en el caso de Bróccoli, un despliegue imaginativo y gráfico que lo llevó a transitar brillantemente por tópicos de distinta índole.

"Este Bróccoli está verde", Mengano N° 2

La temática sexual, lo picaresco, no estaba ausente, aunque ejercida con mayor moderación, haciendo guiños al lector, sin necesidad de ser explícito. Bróccoli, además, se da el gusto de volver a la cita historietística, como en una página con temática de aerosoles, en que incluye a un Tarzán preocupado por las críticas de Jane a los efluvios que suele emanar.

"El aerosol sale para todos", Mengano N° 1

En cuanto a lo gráfico, se permite el virtuosismo que no le era posible ejercer en tiras diarias o semanales, donde la urgencia de la entrega lo obligaba a un trazo rápido y sintético. Un ejemplo maravilloso de página entera, cuya temática parece inspirada en "El combate entre el Carnaval y la Cuaresma" de Brueghel el Viejo, lo constituye el del inminente encuentro entre una comparsa circense (el circo es un elemento recurrente en Bróccoli) y un cortejo fúnebre.

Mengano N° 3

Para terminar, como frutilla del postre, un chiste gastronómico. Ilustraba –siempre en Mengano- una nota de Alejandro Dolina. Recuerdo el impacto que me causó cuando lo vi por primera vez, hace casi cincuenta años. Me sigue asombrando hoy la rotundez, la eficacia de su comicidad, con el recurso de un único y brevísimo texto repetido para dar énfasis expresivo, susurrado por el mozo a su colega, en referencia al comensal que, en segundo plano, degusta tranquilo su  almuerzo.  

"Los que escupen el asado. Oficios canallas. Hoy: los mozos", Mengano N° 14

Tengamos en cuenta que en toda una vertiente de humor gráfico, el dibujo ha sido simple ilustración del gag escrito. Aquí no: la frase se encuentra perfectamente integrada a la imagen, al punto que carecería de sentido la una sin la otra. Y existe además una doble apelación al lector. La primera, obviamente, es para completar la escena imaginando lo que puede llegar a contener el plato servido. La segunda, nos hace pensar en las veces que habremos estado en el lugar de la víctima.

Lo dicho... una pena que Bróccoli se nos haya ido tan joven.

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