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jueves, enero 25, 2007

LA BAÑADERA DEL COMIC Y OESTERHERLD

En varias oportunidades me referí en este blog a la gente de La Bañadera del Cómic. Y en distintos tonos. Yo chicaneo muchas veces porque me divierte, pero un lector me hizo notar que eso se interpreta como agresividad, así que últimamente estoy tratando de cuidarme, porque no es mi intención ser agresivo. Así, volviendo a los de la Bañadera, he rescatado que si bien tengo diferencias con el libro de Patoruzú, respeto la labor de difusión que realizan, y -agrego ahora- la pasión que ponen en sus publicaciones.
Ese respeto me llevó a comprar OESTERHELD EN PRIMERA PERSONA.
Una rápida ojeada me indicó que el trabajo es serio y muy completo.
Anoche empecé a leerlo. Al terminar el reportaje a HGO, que le hicieran en el ’75 Trillo y Saccomano, me detuve (pág. 33). Y no fue por cansancio de la vista.
Nuevamente -y lo lamento- aparecieron mis diferencias con estos muchachos.

El libro se inicia con un prólogo de los mismos Trillo y Sacommano, confeccionado -según se aclara- para la 5ta. Bienal Argentina y la Historieta, “El Humor hacia la Democracia 1976 1984”, en ese último año. O sea, no para este volumen, aunque Ferreiro, Formosa, García, Ostuni, y Rodríguez Van Rousselt lo hagan suyo.
Primer equívoco, ya que -también lo aclaran- el texto “contiene leves adecuaciones temporales”. No se que opinarán Trillo y Saccommano de esas “adecuaciones”. Supuestamente, han dado el visto bueno para la publicación del reportaje, o sea que deben acordar.
Yo creo que es un error.
Evitar meterse con la faz política de Oesterheld y con las circunstancias de su secuestro y asesinato, para no caer en esa “fascinación del horror” (Trillo y Saccommano dixit), de la que súbitamente estaba imbuida la sociedad argentina, era en 1984 una loable actitud ética.
Hoy resulta un sinsentido.
Porque aquello es historia. Reciente, pero historia al fin.
Y las nuevas generaciones siguen recibiendo información confusa al respecto, que -sospecho- tampoco les interesa aclarar demasiado.
Entonces, la publicación de todo el reportaje a HGO, sacado del contexto de como se conformaba el pensamiento de un militante popular en los ’70, resulta en un empobrecimiento de su figura.
Si el propósito de los de la Bañadera era solamente reseñar su fecunda trayectoria como guionista, hubieran debido extractar o elaborar del reportaje los aspectos pertinentes.
Ese afán por publicarlo por primera vez completo, de lo que se ufanan, los traiciona.
Afirmaciones -en boca del entrevistado- como que la historieta es un género mayor, por tener mayor cantidad de lectores, y en consecuencia, tener mayores lectores que Borges significa superarlo, suenan hoy, descontextualizadas, al menos chirriantes y posibles de interpretar en función de las leyes de la sociedad de consumo.
Tampoco se puede entender muy bien, sin remitirse al contexto de los ’70, qué significó la decisión de Oesterheld de aceptar trabajar para la industria historietística de Columba (evito citar, en pos de la seriedad prometida, los jugosos párrafos referidos a la editorial), y negarse a hacerlo para la yankee. La distinción aparece como caprichosa.
Sin la significación profunda -sólo perceptible, para los no avisados, por contexto, repito - de éstos y otros párrafos, HGO parece quedar fijado como un guionista demasiado preocupado por sus internas con los dibujantes. Por sus rencores hacia Pratt o Breccia.
Repito que no es responsabilidad de Trillo y Saccommano (salvo la del asentimiento que el reportaje se publicara así) este reduccionismo de la dimensión del autor de El Eternauta.
Como bien señara Borges, en el Corán no se mencionan los camellos. Quiero decir que en el ’75, lo que hoy es historia se estaba viviendo, no se necesitaba reseñar contexto.
Lo que se vive hoy en día en el plano del pensamiento -si algún pensamiento existe- es diametralmente distinto.
En el medio ocurrió un genocidio. Y la década menemista, además.
En este mismo blog, para mi sorpresa, apareció en un comentario -a raíz de un mención mía a la ideología de Quinterno- Rodríguez Van Rousselt (VER) explicando que en general, en La Bañadera, trataban de no meterse con la ideología de los autores que se trataban. Y parece sugerir que una de las causas de esa postura, proviene de las diferentes formas de pensar de los integrantes del grupo.
Con todo respeto, opino que en el caso de HGO, era insoslayable hacerlo.

No es posible la neutralidad, a riesgo de -como creo que sucede- empobrecer su figura.

4 comentarios:

  1. Buen cambio de actitud, yo fui el que te lo hizo notar. Mucha suerte con tu novela. Sé el esfuerzo que significa escribir una, y ni hablar de publicarla.

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  2. Doble gracias!!! (...por el señalamiento y por el deseo)

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  3. bueno, io estoy totalmente en contra del cambio de actitud, sino donde esta la diversion caracho?

    Nos dejaste con la pica en este post con varias cosas che.

    Creo que esta misma gente de Maneco esta preparando hace rato un libro sobre Wood. Y como lector querria que pongan TODO, que no recorten absolutmente nada, ni para bien ni para mal.

    Para mi la opcion no es recortar, sino intentar incluir tambien en la publicacion, sinteticamente si es posible el marco donde tales declaraciones fueron hechas.

    Por lo menos llamar la atencion al lector para que el se ocupe de situar los contextos.

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  4. Viste, Durán? no se puede conformar a tuitos...
    Te digo que en Oesterheld está TODO.
    Es un trabajo muy serio desde el punto de vista de su trayectoria.
    Pero la Bañadera, mas allá de las contradicciones internas que pueda haber entre sus miembros, parecería obedecer a un criterio: dirigirse con estos libros al tipo que lee historietas. Es decir, a un PERFIL del tipo que lee historietas. Esto puede obedecer a una estrategia de mercado. Si es así entendería algo, porque no son Clarín, y les cuesta un huevo hacer esto, como ellos mismos lo cuentan, y les creo.
    Ahora, si opinan que al grueso de los que leen historietas les chupa un huevo conocer contextos, es un feo prejuicio.
    No digo que se manden la gran Massota (aunque a mí, particularmente, me gustaría).
    Pero en el caso de Oesterheld, al menos, era imprescindible situar ese reportaje en el pensamiento y las circunstancias de un militante popular de los '70.
    No sé si ese criterio puede ser válido para Wood, pero creo que en ese caso, habría que ocuparse del medio en que fueron publicadas sus creaciones. Es decir, línea editorial de Columba, público al que estaban dirigidas, época en que fueron editadas, etc. Y contrastarlo además con lo que pasaba en otros campos del género, acá y en el mundo.

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