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sábado, mayo 10, 2008

BOLUDO EL QUE LEE: CONCLUSION

Conclusiones?
Hoy, a raíz de un post de Cinzcéu
(VER), me preguntaba si se le podía exigir inteligencia a la historieta en una sociedad donde la estupidez es reina y señora.
Aún cuando el sistema permita algunos resquicios, según lo desarrollado en las notas anteriores, es difícil que sean aprovechados si el panorama está como parece estar.
Entonces, no habría más remedio que aceptar que un género bastante estúpido por excelencia se torne más estúpido aún. Y que los que lo hacen y lo leen sean boludos.
En todo caso, la diferenciación se limitaría a los que siguen el manga que edita Ivrea o a algunos lectores inteligentes que todavía le queden a la Fierro.
Coincidentemente, hoy salió el número 19 de esta revista y, de lo que a mí me interesa, no hay prácticamente nada. Sin embargo, una joyita refulge allí.

Un amigo de la casa, Federico Reggiani, ha sido premiado en el concurso Hora Fierro, y muy merecidamente. El giro de contar la historia de Oesterheld desde el bando contrario y de reemplazar al narrador en off por la acción de personajes que operan una extraña maqueta con efectos especiales, resulta un hallazgo. Y de tal magnitud, que no queda deslucido por un guión menor suyo, también publicado en la misma edición (como andamo’, Fede!), con cierto tufillo sorianesco.
Por otra parte, ayer me enteré, gracias al posteo de Durán (gracias, Durán!) en un grupo, de un comentario
(VER) donde se le pegaba a Liniers en términos no demasiado diferentes a los que he expuesto aquí hace un tiempo. Lo curioso del caso es que la crítica parte de un trabajo suyo actual, “Abajópolis”, que no conocía y que me parece excelente. No sé si Liniers lo sabrá, pero uno de los pocos que recogió para el género la tradición literaria de la narrativa y el teatro en verso fue mi admirado Cézard, en “Arthur, le Fantôme Justicier”. Y en sentido paródico, como en el caso. El formalismo del verso, se lo use como se lo use, da un efecto de extrañamiento fascinante. Leo además en “Abajópolis” un posiblemente deliberado homenaje a las extrañas geografías que solía frecuentar Langostino. O sea que, si como dice el autor de la nota, Liniers está cambiando, yo creo que es para mejor.

Pero a raíz de esto me puse a rastrear trabajos anteriores suyos y descubro que lo de los cuentitos no es nuevo. Hace un año, publicó en La Nación (1 al 13 de abril de 2007 - VER), también como tiras en continuará, y denominándolo “cuento”, “El inquilino”, que me deslumbró con sus reminiscencias cortazarianas.
Más allá que el autor encuadre estos trabajos como narrativa ilustrada, se trata de auténtica historieta. Los dibujos no son mero adorno del texto. El tránsito del gris al color, los inquietantes paisajes, las fisonomías de los personajes de “Abajópolis”, narrran de forma totalmente independiente. Y “El inquilino” no tendría sentido sin la maravillosa plasmación gráfica del “Algo”. No me atrevería, a partir de esto, a afirmar que el mejor Liniers es el de las historietas y el peor el de las tiras cómicas... pero la verdá, estoy tentado.
Y desde ya compruebo que lo que gusta mayoritariamente del dibujante, no es lo que me agrada a mí, y viceversa.
En resumen, a pesar de la mirada pesimista que comparto con Cinzcéu, hoy -y solo por hoy- me encuentro con alguna esperanza que la historieta me siga interesando sin tener que sentirme un boludo por eso.
De la sociedad, en general, ni hablemos...

4 comentarios:

  1. En historietas atraso al menos una década, pero solía disfrutarlas en otra época (parece que también atraso en comentarios, porque éste encajaría mejor en tu post anterior). Me quedé pensando en lo que decís sobre la desaparición de los guionistas y el ascenso de los dibujantes a "historietistas globales" y no pude dejar de asociarlo a un fenómeno bastante anterior: la desaparición de los letristas en la música popular.
    En otros tiempos, antes de que nosotros naciéramos, los de la edad de oro del tango y también de los grandes musicales de Broadway, era casi impensable que un compositor, que se dedicaba a crear melodías, quisiera ponerles letra, porque esa tarea estaba reservada a poetas -menores o no- que para eso estaban. Hace mucho que eso dejó de existir (creo que el último "letrista", totalmente anacrónico, fue Pete Sinfield) y desde entonces los compositores llenan sus melodías con sus propias palabras que, salvo honrosas excepciones, nunca son tan buenas.
    Siendo así, en bastante lógico que aquellas duplas Breccia- Trillo, Lalia- Albiac, Giménez- Barreiro o Muñoz- Sampayo hayan quedado en el museo en un estante análogo a las de Gardel- Le Pera, Troilo- Manzi o Cobián- Cadícamo: si el dibujo (o la melodía) es suficientemente impactante, ¿qué importa lo que éste (o ésta) tenga para decir?
    En resumen, creo que derivamos sin retorno al impacto directo del afiche y del slogan sin importar su contenido: si el dibujo o la melodía son suficientemente impactantes nos nefrega lo demás. Saludos.

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  2. Buena analogía. No se me había ocurrido. Saludos

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  3. Me alegra que le haya gustado la historieta con K., espero que le guste en el futuro la historieta con Mosquito (es una serie, esto recién empieza).
    Lo de sorianesco, se lo anoto con lo de "romántico" de un post anterior. Qué puntería tiene para hacerme enojar, eh.

    El inquilino de Liniers es una maravilla. Esta última serie no la vengo leyendo, pero celebro que vuelva al "continuará". Me alejan un poco los errores de métrica que se le escapan, pero la versificación es un arte perdido, me parece...

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  4. Mi querido Fede:
    El día que deje de hacerlo enojar, este blog habrá perdido para mí gran parte de su diversión. Y no crea que me hago el modesto, pero el lograrlo no es tanto mérito de mi puntería como demérito de su previsibilidad.
    Fíjese hasta que punto se han invertido los roles respecto a Liniers que yo creo que los pifios en la métrica son adrede y contribuyen a lo paródico.

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