Hoy me levanté con la extraña sensación de que me iba a ocurrir algo importante.
Las primeras horas de la mañana, no lo corroboraban: lo habitual, afeitarse, tomar mate... lo previsible, ver el correo con los saludos navideños, salir a hacer las últimas compras para la comida de Nochebuena.
Sin embargo, la sensación persistía...
A primera hora de la tarde, el aburrimiento me empezaba a ganar.
Sólo veo televisión de noche, muy tarde, para dormirme, la radio es para días de semana... leer? sí, pero nada muy profundo.
Quizá el diario, me dije. Pero qué puede traer el "Clarín" un 24 de diciembre? Las estúpidas notas de color de todos los años. Demasiado superficial. Encima, hasta es posible que ya no quede ninguno.
El kiosco. Subyacía el deseo de ir al kiosco, como cuando de chico, aún sabiendo que no era fecha de aparición de ninguna de las revistas que leía, me daba una vuelta, por las dudas.
Qué perdía con ir?
Salí de casa, dispuesto a hacer las tres cuadras hasta el kiosco.
Pero advierto enseguida que en la esquina, se ha instalado uno nuevo.
¿Cuándo? Anoche no estaba...
Lo leo como un signo.
A medida que me acercaba al puesto la sensación con que me había despertado, crecía. Se traducía en ansiedad, palpitar, sudor.
Aceleré el paso.
El revistero no exhibía ni el "Clarín" ni nada que pudiera ser minímamente interesante, salvo las tapas de revistas del espectáculo con minas en bolas, que sólo dan para echar un vistazo.
Me dije que una vez más, mis intuiciones no eran otra cosa que deseos disfrazados y arranqué para irme.
De pronto, en un ala lateral, me topo con (lo inesperado?)...
"LIBRO DE ORO PATORUZU 2006"
Cerré los ojos y los volví a abrir.
Era posible que todavía no me hubiese despertado, que el sueño –como me pasa a menudo- hiciera por mí las tareas pendientes y que, de paso, me trajera un regalo navideño.
Cerré los ojos y los volví a abrir.
"LIBRO DE ORO PATORUZU 2006"
El Indio en la tapa, con los brazos abiertos, y toda la familia de personajes detrás. Un globito: "Volvimos, chei!"
Estaba despierto.
Una franja horizontal anunciando a los grandes clásicos: Ferro, Blotta, Battaglia... " y 2 fascículos de regalo: De colección: 'El gran duque de la Mancha' y 'Las nuevas Andanzas de Patoruzú', ambas por Dante Quinterno"
¿No se había muerto el Viejo?
Cerré los ojos y los volví a abrir.
"Nuevas Andanzas"... "por Quinterno".
Decía eso. No cabía duda.
Estiro la mano hacia el único ejemplar en existencia, llegó a palpar su extraordinario grosor, lo voy a sacar del estante...
Me detiene la voz del kiosquero: "Está reservado para el señor"
Me doy vuelta, y registro a un hombre canoso, de traje y sombrero, bigote finito, flor en el ojal, unos sesenta años, que me dice cortésmente: "Disculpe".
Pregunto, ansioso: "No tiene otro?"
"Era el último que quedaba. Hay que reservarlo antes. Aparece y desaparece"- Replica el kiosquero con un guiño cómplice.
Vuelvo a casa, saco el auto del garage, y comienzo un frenético raid por todos los kioscos de La Plata.
Nadie tiene noticias de la reaparición del Libro de Oro.
Los kiosquero mas viejos, me miran como a un loco: "Eso hace años que no se edita mas".
Pasaron horas, ya no quedan quioscos por recorrer. Además, están cerrando. Incluso me doy cuenta que, en mi desesperación, los estoy repitiendo.
Mi mujer me llama al celular, reclamándome furiosa que ya está toda la parentela. No le puedo explicar nada. Le digo que voy para allá.
Cuando estaciono el auto en la puerta de casa, veo que el primer kiosco, el nuevo, ya no está.
Pregunto a un vecino viejo, de bigotes finitos, que a la olvidada usanza y en camiseta, está sentado en la vereda, tomando fresco, viendo pasar la gente...
"Acá hubo un kiosco, sí... Pero cerró como hace veinte años".
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Enjoy
domingo, diciembre 24, 2006
CUENTO DE NAVIDAD
Miguel Dao
24/12/05
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che que lindo este relato, es conmovedor pensar en todas las cosas que se han perdido en el tiempo.Un saludo y felices fiestas
ResponderBorrarFer!
Sos un fenómeno Miguel, aunque si Editorial Universo publicara el Libro de Oro 2006 seguro que sería tan horrible como las películas de Patoruzito. Mejor quedémonos con aquellos libros de oro de la infancia. Raúl
ResponderBorrarMUY BUENO TU CUENTO, PERO VOS SABES QUE YO ME QUEDO CON DON NICOLA Y NO CON PATORUZÚ.
ResponderBorrarYA SABES QUIEN ESCRIBE...
FELICIDADES
MUY BUENO EL SEGUNDO COMENTARIO,ES VERDAD SERÍA UNA BAZOFIA.
ResponderBorrarESTA PERSONA LA TIENE CLARA
sí, la verdá el amigo Raúl tiene razón... lo mejor sería que el hijo de quinterno vendiera de una vez por todas la editorial (pero no al corcho, claro)
ResponderBorrarQUE SE LA REGALEN AL PIRATA EN UNA DE ESAS HACE ALGO BIEN Y TRABAJA.
ResponderBorrarah, eso lo dijo usté, eh... (sería peor, la ñoñería no se soportaría)
ResponderBorrarNo entiendo porque en el relato escribis algunas veces Kiosko, y otras Quiosco... Sera la misma locura que te hace soñar con esto amigo CoVe?
ResponderBorrarAmigo:si se refiere a este relato, el que está soñando es usté... lo revisé: encuentro kiosco y kiosquero, pero no kiosko ni Quiosco... a menos que usté se refiera al famoso P_Kiosko???
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