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sábado, diciembre 16, 2006

OBRAS MAESTRAS: LA CASTA DE LOS METABARONES

Acabo de terminar La Casta de los Metabarones. La tenía bajada de la mula hace tiempo, y me la reservaba pa’ cuando tuviera ídem.
La primera conclusión es que hice mal en haberla leído... con el CDisplay. Tengo que ser menos pijotero y comprármela, ya estoy en eso.
Los extraordinarios dibujos de Giménez, los colores, los detalles, casi me dejan ciego al querer apreciarlos en pantalla. Se suma a esto que los diseños de doble página, son imposibles de abordar en un tamaño legible por medio del querido programita. Así que, a pesar de que con este comentario voy en contra del negocio de mi amigo el Perro Tucu, recomiendo a los que aún no la leyeron, que se junten unos mangos y vayan comprando de a uno y en secuencia los ocho tomos (9 con el que recoge bocetos, material no usado en la saga, notas de los autores, etc.).
Me referí varias veces en este blog a que, si bien la historieta merece ser analizada como género, eso no implica conferirle automáticamente categoría de arte. Pocas son las obras maestras.
Esta es una de ellas.
Ante todo, estamos frente a auténtica literatura y auténtica plástica. Jodorowsky no es Robin Wood y Giménez no es Lucho Olivera, gracias a Dios...
Y a los despistados de siempre, les aclaro que no se me puede acusar de europeizante, siendo chileno el uno y argentino el otro...
La casta es consecuencia, ramificación (me niego a usar spin-off) de El Incal, de Moebius y el mismo Jodorowsky, saga de la que apenas tengo fragmentos, pero que ya me aboco a conseguir.
Las múltiples remisiones literarias que se encuentran en La Casta han sido señaladas reiteradamente. Sin embargo, no son acabadas, ni todas correctas, a mi entender.
En el terreno de la ciencia-ficción, Asimov es una referencia inevitable, y no encuentro que se haya hecho.
También podría acotarse que en la saga campea un hálito de García Márquez, por la enrevesada historia familiar y sus características. Además, en medio de tanta parafernalia tecnológica, hay un trasfondo de rusticidad que podría juzgarse medieval, pero que a mí se me antoja latinoamericana.
Y si bien en la faz teatral (materia que Jodorowsky domina admirablemente), se ha hablado de Vladimir y Estragón, por la eterna espera de los robots narradores, es claro que aquí hay un Godot que llega, ergo, no puede tratarse de Godot. Esos diálogos absurdos y cómicos de las máquinas, que sirven de prólogo a cada uno de los tomos, están más cerca de Ionesco que de Beckett. También conforman el mecanismo shakespeareano (a la manera del portero de la tragedia escocesa) para compensar la desmesura que, de otro modo, se tornaría insoportable o ridícula.
Y ya que hablamos del bardo... no puede haber referencia mas explícita (y magistralmente recreada) al encuentro entre Ricardo y Lady Ana, que el de Cabeza de Hierro y Doña Vicenta Gabriela de Rokha.
Por otra parte, vaga aquí y allá el Edipo Rey de Sófocles, jugándose reiteradamente el tema del incesto (que en una vuelta de tuerca genial, Doña Vicenta Gabriela de Rokha evita... con la ceguera!!!).
Seguiría, pero -quizá- todas estas referencias podrían llegar a asustar a un público no acostumbrado a la literatura.
No temaís, legos!!! Es historieta, de todos modos. Pero Gran Historieta, de la que no abunda.
Y se emparenta, claro, con el arte.

4 comentarios:

  1. (...) “Giménez no es Lucho Olivera, gracias a Dios...” . La comparación no tiene sentido. Las condiciones de trabajo de uno y otro son diametralmente opuestas. En lo económico, Olivera debía entregar varias historietas mensuales, para obtener una paga digna. Su precio por página, como el de la mayoría de los dibujantes de Columba, era cinco veces inferior al de Eura (solo por citar una editorial europea). Gimenez produjo este trabajo en Europa, con uno de los mejores precios del mercado, y con un plazo de entrega infinitamente más largo.
    En cuanto a lo técnico, la tarea de Gimenez es excelente. Su formación industrial, su estudio del diseño y la ergonomía se revela en cada una de las páginas. Su narración es fluida y pareciera que el lector contemplara una pélicula. Sin embargo, su punto débil es la figura. No está a la altura del resto de su trabajo. Olivera era una maestro de la figura y el movimiento. Ronar, Ciborg, y muchos de los capítulos de Nippur de Lagash son claros ejemplos de su dominio de la técnica y la narrativa.
    La destreza en el manejo del color realzan las páginas de Gimenez y, a la vez, disimulan sus falencias . Para comprender el concepto, comparen “Basura” en blanco y negro, editada por Fierro, con la publicación original a todo color. Allí podrán observar su dibujo de base. Olivera poseía muchisimos más recursos. Lucho manejaba el color directo como pocos. Muchas tapas de Columba y Record lo atestiguan. El concepto es el mismo, las épocas, las herramientas, y las posibilidades de impresión son distintas.
    Yo disfruto del trabajo de ambos, merecen un enorme respeto . Por otro lado, habría que dar a conocer que muchos de los trabajos firmados por Olivera fueron realizados por sus ayudantes. Miguel: sería bueno que le preguntes a Gimenez acerca del trabajo de Lucho. Te sorprenderías.
    Respecto a Rep, no te gastes en revisar el material de Record en busca de sus dibujos. Miguel Repiso trabajó en Record, pero como dideñador gráfico.
    No comprendo el desprecio que destilan tus textos. Sobre todo hacia la gente que trabajó en Columba. En todo caso, solo tendrías que dejar de leerlos.

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  2. Estoy de vacaciones, pero lo serio del comentario, merece respuesta... Independientemente de la ideología que destilan Wood, Olivera y Columba toda, y que está en las antípodas de la mía y que sí me merece desprecio, no me parecen mal como material de entretenimiento (a mí, particularmente, me aburre, pero entiendo que haya gente a la que no). Y no es que los lea, ni los haya leído mucho... mis críticas apuntan a un sector de sus seguidores, que pretenden elevar estos trabajos a la categoría de arte. A mi criterio están muy lejos de eso: Wood es pretencioso, aspira a la literatura y está muy lejos de alcanzarla y la imaginería de Olivera es pobrísima -hasta torpe, diría-, lo mismo que su composición. Y opino sobre las mismas tapas de Récord que mencionás, que al compararlas -por ej.-con las de Enrique Breccia, me dan ganas de llorar. Y ya que hablamos de Breccia, te recomiendo a mi vez que leas reportajes del viejo para que veas en que condiciones realizó sus primeros trabajos, obras maestras indiscutidas del género, en una época en que las herramientas y las posibilidades de impresión eran inferiores incluso a las que mencionás. Si alguien trabaja adocenadamente -sea en las circunstancias que sea-, no es un artista. Si alguien firma lo que otros hicieron integralmente(un ayudante está para ayudar), no es un artista. Si alguien no respeta su propio trabajo, aún en las peores condiciones, no es un artista. Puede ser, sí, admito, un buen artesano que entretiene a mucha gente, pero si esa gente pretende endiosarlo, yo doy mi opinión, porque me parece que no hay que meter todo en la misma bolsa. Y reivindico mi punto de vista ante quien sea, sin importarme demasiado la opinión de Giménez, por ej., al que admiro como dibujante pero al que no necesariamente tengo que seguir en todo (me importan mucho más las opiniones del viejo Breccia, y tampoco le doy pelota cuando consideraba a Olivera un buen dibujante, porque la gente de un métier es muy caprichosa juzgando a los que están en lo mismo). Y de esto se trata mi blog, en definitiva, de mis puntos de vista. No sé si aclaro con esto mis recurrentes opiniones sobre Columba. Saludos (el dato sobre Rep ya me lo habían dado, pero igual te lo agradezco).

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  3. ... se me quedó algo colgado de tu comentario. Mas bien, de todo lo que tu comentario omite. El post no trata de la comparación entre Giménez y Olivera. Me parece que lo que hacés es un reduccionismo absoluto.

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  4. Tampoco yo los mencioné como artistas. Sólo hablaba del oficio. Y sí, estoy al tanto de las condiciones en las cuales trabajó Alberto Breccia.
    Arribé a tu blog desde uno de los grupos de Yahoo y simplemente deseaba aportar un comentario para enriquecer (ó no, quien sabe..)el post. Solo reitero que encuentro mucha agresividad y desprecio en el blog. Me parece, y es solo una opinión, innecesario. Despues de todo uno llega aquí por amor a la historieta.
    Buenas vacaciones.

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