Aquí culmina esta serie de testimonios traducidos por mí, como forma de sumarme al homenaje rendido al gran Cézard por los autores de los prólogos. Este último, de Jean-Louis Mourier, es el que más me conmueve, dado que expresa de una manera precisa y simple ese instante único, iniciático, de fascinación infantil, que nos acompañará el resto de nuestras vidas. Es por eso que si bien en los anteriores prólogos sólo reproduje las imágenes que los acompañan en cada volumen de Thot, incluyo en éste las viñetas originales a las que Mourier hace referencia, publicadas en Pif Nº 207, de febrero de 1973.
Un lindo día de 1973, después de haber desembalado y extraído el juguete de mi flamante Pif Nº 207, me detuve sobre la primer plancha de "Arthur Le Fantome et le complexe sur mesure". Una gran viñeta mostraba a Arthur pescando en las zanjas del castillo del terrible señor "Sylvain Etrobon". El viejo muro agrietado se deformaba extrañamente, y crac, empujado desde el interior por la torpeza de un soldado de fuerza sobrehumana, cedía derrumbándose.
Pero qué pared… qué piedras… Cézard había reflejado genialmente la materia, el granulado, lo carcomido y la masa.
Copié ese muro muchas veces.
Como Chéret y Poïvet, Cézard forma parte de los autores que descubrí en Pif Gadget y que desencadenaron mi vocación.
Veinte años más tarde, recaí sobre la plancha original. El impacto fue más fuerte aún para el dibujante en que me había convertido. La potente eficacia, la vivacidad y seguridad de la pluma de Cézard es incuestionable. No hay raspadura, ni de tipex (*) u otras aguadas blancas… ni un arrepentimiento. Cuando supe que el buen hombre producía 18 a 20 planchas al mes, me sentí muy pequeño.
Me reencontré con uno de esos dibujos copiados de la época, a bolígrafo y en una hoja de cuaderno… (Suspiro)
Jean-Louis Mourier
*Marca equivalente al Liquid Paper
Pero qué pared… qué piedras… Cézard había reflejado genialmente la materia, el granulado, lo carcomido y la masa.
Copié ese muro muchas veces.
Como Chéret y Poïvet, Cézard forma parte de los autores que descubrí en Pif Gadget y que desencadenaron mi vocación.
Veinte años más tarde, recaí sobre la plancha original. El impacto fue más fuerte aún para el dibujante en que me había convertido. La potente eficacia, la vivacidad y seguridad de la pluma de Cézard es incuestionable. No hay raspadura, ni de tipex (*) u otras aguadas blancas… ni un arrepentimiento. Cuando supe que el buen hombre producía 18 a 20 planchas al mes, me sentí muy pequeño.
Me reencontré con uno de esos dibujos copiados de la época, a bolígrafo y en una hoja de cuaderno… (Suspiro)
Jean-Louis Mourier
*Marca equivalente al Liquid Paper
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