SOBRE ESTE BLOG...

Vas a encontrar, básicamente, data sobre historieta cómica argentina clásica. Además, bastante de bande dessinée. Algunas reflexiones sobre el lenguaje historietístico, muchas polémicas y miles de imágenes, la mayoría de mis propios archivos. La forma más fácil de ubicar un material o autor es ir a "Etiquetas", revisar y hacer click en la pertinente. También podés escribir una palabra clave en "Buscar en este blog". Tenés mi contacto, encima, acá al lado → → →→ → →→ Suelo responder mails si la consulta es muy específica. En cuanto a enlaces que ya no funcan, lo siento, llegaste tarde. Podés tomar lo que quieras, en tanto cites la procedencia. Si no citás, y te ubico, te escracho públicamente, como he hecho en varias oportunidades. Enjoy

jueves, agosto 17, 2006

QUERIDO TORINO


Siempre me cayó simpático Torino. Quiero decir la persona de Torino. O quién intuía que era, ya que no lo conocí. Y eso, independientemente de considerarlo uno de los grandes de la historieta cómica argentina.
Quinterno puede ser mucho más importante como dibujante y como innovador en el mercado. Pero nunca me terminó de gustar. Ideológicamente, desde ya. Y tampoco como persona, porque para mí ambas cosas van de la mano.
No se escucha hablar muy bien de Quinterno. No es que sus grandes colaboradores lo denosten y no reconozcan su talento. Pero no dicen, por ejemplo: “Que gran tipo que era!!!”. Todos ponen énfasis en su exigencia y obsesividad, en un contexto que parecería ser elogio de su perfeccionismo, pero en realidad, uno sospecha que esconde crítica.
Se manejaba con sus artistas como el patrón de estancia que era. Hay una anécdota, contada por uno de los dinosaurios de la editorial (empleado, no creativo) que lo pinta de cuerpo entero. El viejo tenía un auto importado único en el país. Pero como no le gustaba parar a cargar nafta, siempre llevaba un bidón de reserva en el baúl. Un día, cerca de Luján, tiene un accidente y se salva por un pelo de explotar junto con el coche. Entonces, agradecido a la providencia, decide duplicar el sueldo de todo el personal. El dinosaurio contaba esto elogiosamente. Pero yo me digo que si el viejo aumentó el sueldo al doble es porque desde antes del accidente estaba en condiciones de hacerlo, y tendría mala conciencia. Está bien… ya sé que existía la opción de haberse ahorrado esa guita, que no me venga alguno con objeciones pelotudas. Lo que digo es que es un gesto típico de patrón de estancia: la suerte laboral de los empleados dependía de sus humores. De cómo le fuera en la vida. Igual que cuando te pide plata tu hijo y te agarra atravesado y se la negás porque sí. Y lo contrario cuando estás de buen humor. Paternalismo puro.

En cambio Torino… No es que sepa mucho de Torino. Sé mil veces más de Quinterno. Pero vean las tapas publicadas anteriormente... Le daba a cada dibujante la oportunidad de tener una revista propia con su personaje. Mazza con Pepinucho, Daloisio con Tric y Trake, Govio con Piratón, Mazzeo con Caburito… Por supuesto que todas llevaban el sello editorial de Torino, pero la dirección de cada una la ejercían los propios dibujantes.
Ha dicho de él, Cilencio (humorista gráfico): “Si quieren saber como fueron los trompas que tuve, tengo que decir como los jugadores de fútbol, que los mejores DT son los que los ponen de titulares. Y si les pagan bien, mejor. Y los peores quienes no los ponen. Si es por eso, tuve muchos buenos trompas o jefes. Entre los mejores, están Torino…” (Reportaje en "El Historietista" N°4, Marzo del 2004)
Pero también Cilencio cuenta que a Torino no le iban demasiado bien las cosas, porque no se ocupaba lo suficiente de la editorial.
Sin duda, Héctor Torino no tenía la conciencia de la importancia de sus creaciones, como la tuvo en cambio Quinterno, al punto que fue el primero en retener para sí el copyright de sus tiras.
Uno de los escasísimos reportajes que se pueden conseguir de Torino (no porque no los diera, como Quinterno, sino porque no se los pedían) es el aparecido en “Hora Cero” Nº 4 (de Ediciones de La Urraca), Suplemento Risas Argentinas, en 1990, poco antes de su muerte (calculo, porque no pude hallar un solo dato de la fecha de su deceso).
Allí –entrevistado por Pablo de Santis- cuenta que al principio se le había propuesto que la acción de Don Nicola, transcurriese en una pensión. “Pero era un ambiente que no conocía. Me era más familiar el conventillo. Los conocía de mi barrio, San Juan y Boedo. La fuente de inspiración era lo que veía a mi alrededor. Cuando me dijeron que abusaba con el costumbrismo, empecé a meter aventuras en planetas lejanos, en Marte, hasta en el infierno, adonde Nicola viaja en busca de un antepasado muerto”.
El Conventillo nace por mediados del '30 en la revista "Aquí está". Siempre estoy por ir a lo del amigo Contartesi (gran coleccionista) que me ha dicho que tiene algunos ejemplares para canje. Espero que si lee ésto y todavía los conserva, me los reserve.
Allí -por lo que se puede ver en esta tira choreada de internet- ya aparecía Don Nicola, junto a los sabios Turbina y Lamparita.
Claro que yo agarré el Conventillo, como revista, mucho después. A mediados de los '60, que es cuando empezó toda esta pasión por la historieta.
El primer número había salido a la luz, en enero de 1961, y su tapa da cuenta con claridad de la continuidad, hasta entonces, del contenido costumbrista que -desafortunadamente- le han criticado a Torino.
Resulta curioso que Torino no haya debutado con revista propia con Don Nicola, que era un personaje instalado en la gente desde hacía muchos años, sino con Pascualín. Un flaco lungo y narigón, de los que describe Dolina, típico muchacho de barrio, de la mesa de café, de "la barra", como titulaba la revista. Más costumbrismo, que quizá también fuera criticado, puesto que a veces trasladaba sus aventuras al Far-West!!! -ver tapa del Nº 9 en "Ediciones Torino (1)"-.
Allí, en "La barra de Pascualín", ya por el Nº 30, aparece la publicidad del primer "Conventillo de Don Nicola"...
Estos ejemplares, si bien no cotizan tanto como otros en el mercado del coleccionismo, son más difíciles de conseguir. Primero, porque tenían una tirada muy inferior a, por ejemplo, los de Quinterno. Segundo, porque la gente consideraba estas historietas como lecturas de momento: de tren, de baño, de colectivo, de sala de espera. Una vez leídas servían para hacer cuentas o anotar la lista del almacén. Teléfonos, menos. Pasaban de mano en mano, hasta que se destruían. Los pocos que se han preservado lo han sido gracias a algún visionario que valoró su trascendencia, o a raíz de que quedaron olvidados en algún depósito.
Esto viene a cuenta que hace muy poco y de casualidad, pude hallar los primeros números de Don Nicola. Esperaba encontrarme con esas aventuras fantasiosas que tanto me gustaban en mi infancia. Pero me topé con los episodios de dos páginas, resueltos como gags, absolutamente teñidos de ese costumbrismo que Torino abandonó después, debido a las críticas. Lo mal que hizo, don Héctor...

Ojo, que no desdeño ese período de transición que creo prometía formas nuevas, que finalmente no llegaron. No me refiero, como verán, a esta etapa...
Yo sigo disfrutando de las largas y disparatadas historias de marcianos, o de caserones misteriosos. O de algunas más inclasificables, donde cierta atmósfera de sordidez que se filtraba inevitablemente dentro del pintoresquismo, se extendía en aventuras extrañas.
Hay una en particular, que me impactó de chico y me sigue impactando hoy en día. Se publicó originariamente en el Nº 84 de "El conventillo...". Diciembre del '67, cuando yo tenía 10 años. Es posible encontrarla aún en alguna reedición de las tantas que se hicieron (pero sin mutilaciones, a diferencia de las de Quinterno).
Allí, Don Nicola vuelve de visitar a un paisano y encuentra el conventillo sombríamente vacío. Descubre que ha sido desalojado por unos extravagantes delincuentes que utilizan los pasajes subterráneos para trasladar contrabando. Son dirigidos por un jorobado, con garfio en vez de mano, que juega al balero. Este personaje es de una crueldad inusitada, que se grafica en tomar esclavos para que trabajen atados a norias, fusilamientos y torturas. Termina linchado por una multitud.
Túneles, actividad nocturna y subterránea, sórdidas conspiraciones...
No quisiera hacerme al inteligente y forzar comparaciones entre lo popular y lo culto -ay, la intertextualidad!!!-... Pero no puedo dejar de decir que hay en esto algo del tránsito del sainete de Vacarezza al grotesco discepoliano.
La primera asociación es evidente. Una época se refleja en todas sus manifestaciones culturales, de una u otra forma. La segunda puede ser más discutible.
Sin embargo, no puedo dejar de pensar en el Gaetano, de "Mustafá", pieza bisagra entre uno y otro género. Yo creo que hubo -en un momento dado- una intuición genial en Torino que, lamentablemente, por las críticas, se abortó.
Los tarados de siempre le hicieron creer que ya no había espacio en la sociedad para un tano que regenteaba un conventillo, y lograron que lo aggiornara.
Al igual que, por los '70, los recién llegados a la editorial de Quinterno decidieron que el Isidoro perdedor no iba más, y había que coronarlo como rey de los play boys (ver "ISIDORITO CAÑONES: LO QUE VA DEL TRAJECITO CON MOÑO AL JEAN Y CAMPERA").
Pero éstos hábiles sociólogos, al menos, sabían que tal transformación era posible y terminaron imponiéndola. Al punto que hoy en día, sólo los coleccionistas tenemos otra imagen de Isidoro.
El pobre don Héctor, en cambio, con su modesta editorial artesanal, no habiendo terminado de creer nunca en la importancia y en la potencia de su personaje, y llevado por estúpidas críticas, le hizo hacer ganar la lotería al gringo de Cattanzaro, abandonar el conventillo junto al maestro Esculapio, y los largó a ambos a que se dedicaran a una vida parecida a la de Isidoro Cañones.
El esquema, por supuesto, era insostenible.
Sin embargo, la mayoría de lo que se llamó "Grandes aventuras de Don Nicola", no fue dibujada por Torino.
Dejó a ese tano en manos de otros.
El -como si se hubiera rendido frente a las supuestas necesidades del mercado, pero sin convencerse del todo- siguió haciendo, de tanto en tanto, casi como un hobby, las viñetas del conventillo.
Con algún apunte de vestuario más actualizado, eso sí.
Pero sin abandonar la pileta y las medias colgando de la soga en el patio, las chapas rotas de los techos, las palanganas atajando las goteras, los tachos desbordando de basura, las inquilinas gordas mateando junto al calentador, y -siempre testigos de todo- los perros, los gatos, las ratas...
Y es por todos esos detallecitos -entre otras muchas cosas- que Ud. me resulta tan entrañable, don Héctor.

20 comentarios:

  1. Sublime Don Dao...sublime!. Muy interesante el articulo, mire que soy muy arisco a leer por la mañana y este careo de editoriales, me distrajo por un rato de mis tareas laborales. Siga sorprendiendo a la monada. Slds!.
    JuAnO.-

    ResponderBorrar
  2. Caballero Dao porque siempre tiene que poner al Don Dante en sus artitulos? Deberia dejar su memoria en paz.

    atentamente un amigo argentino que reside en españa.

    ResponderBorrar
  3. Acaso no es muy ingenioso en sus articulos para no involucrar su memoria? necesita de su fama?.

    ResponderBorrar
  4. No soy, y vos lo sabés Miguel, un especialista en historieta, sin embargo creo que tu articulo sobre "El conventillo" es novedoso y aportador. Ordaz, Castagnino, Gallo, etc. han relacionado con bastante fortuna el nuestros géneros teatrales venáculos (sainete, grotesco, etc.) con el circo, la inmigración, el tango, el futbol, la mala vida,etc.). Creo que vos inaugurás otra veta y, por lo que intuyo, muy rica. La relación con el Don Gaetano de "Mustafá" y la aperturas Arltianas, me parecen brillantes.
    A profundizar, entonces...
    Alberto Wainer

    ResponderBorrar
  5. A JUANO: Me maté de risa con la figura penal "careo de editoriales"!!! Sólo a vos se te podía ocurrir!!! ...chas gracias, querido botarate!!!

    ResponderBorrar
  6. A WAINER: Mirá que curioso, Oso... Es la 2da. vez que, cuando creo estar refiriéndome al mundo de Discépolo, vos me señalás que, en realidad, estoy más cerca del de Arlt. Se me debe haber fundido el uno en el otro, en mis simultáneas lecturas de adolescente, para cometer tan flagrante preterición... Tendría que empezar la tarea de despegarlos, para sopesar cuánto realmente tienen en común... Pero ése sería otro trabajo de profundización, y vos sabés lo vago que soy...

    ResponderBorrar
  7. Caballero amigo argentino que reside en España:
    Espero que Ud. no me haya lanzado un anatema por perturbar la paz de los sepulcros.
    Porque no sólo don Dante ha muerto, sino la mayoría de los que enuncio en el encabezado del blog,y de los cuales ya he hablado -no siendo óbice ésto para que lo siga haciendo- o pienso hablar en el futuro.
    Claro que hay algunos, como Ghelderode o Mazzone, a los que muy poca gente conoce...
    A ésos he decidido borrarlos de la lista, ya que, según me ha hecho Ud. reparar, no me servirían para colgarme de su fama.
    Le digo más... Sabe por qué persisto en ésto???
    Porque todavía no sé de ninguna maldición que haya alcanzado a sociólogos, historiadores, sicólogos, por ocuparse -con muchísima más autoridad que yo, por supuesto- de muertos notables.
    Y así, muchos, aprovechándose de la fama ajena, cimentaron la propia...
    Por qué no imitarlos, entonces???
    Atte. un amigo argentino que reside en la Argentina.

    ResponderBorrar
  8. Miguel... Un abrazo fuerte para vos y por favor, cuando hayas hecho fama y dinero gracias a la memoria de los artistas muertos, no te olvides de mí, que como vos la sigo bancando desde ARGENTINA, ese ignoto lugar donde si la pasás mal tenés 2 opciones: te rajás a probar suerte en la Madre Patria, o hacés fama y dinero gracias a la memoria de nuestros artistas muertos...

    ResponderBorrar
  9. Querido Juanca... si logro dinero y fama en vida, prometo que te ayudo. Y si es después de muerto, te podés colgar de la mía... eso sí, bancate las acusaciones!!! Y si no, que sé yo... andáte a España. Un abrazo.

    ResponderBorrar
  10. Don Dao, para cuando la proxima nota?.

    saludos
    Cris-Riky

    ResponderBorrar
  11. QUE??? NO ALCANZÓ CON ÉSTO PARA LA FAMA???

    ResponderBorrar
  12. Queremos notas de historietas!!!
    Mazzone, Repetto, Blotta y otros famosos.

    ResponderBorrar
  13. Tranquilo, querido público... Adelantos: De Mazzone se viene (ya entró en imprenta)"De como Capicúa me cagó la vida". Y, además, nuevas entregas de la payada y de Patoruzú bajo la lupa... A Blotta no lo tenía en la lista, pero si me garantizan que es famoso, hago una nota...Tengo el título: "Dr. Blotta y Mr. Hyde" (o sea, en Patoruzú y apañando las maldades de su hijo en "Satiricón"... les gusta???)

    ResponderBorrar
  14. viejo, te tengo en favoritos, porque lo que hiciste de torino, yo laburé para él, como vos sabés, me pareció muy piola, y desemburrante incluso algunas cosas para mí... pero sos muy vago... queremos más...Te dejo un gran abrazo en Cilencio, pa' que te sirva de anticipo cuando escribas más cosas...

    ResponderBorrar
  15. Maestro Cilencio, que honor!!! Le cito de memoria un personaje suyo de mediados de los '60 en el Conventillo y Ud. me dice si le erro o no: Don Plácido. Pero por supuesto que también lo recuerdo de cuanta revista humorística haya aparecido en el país. Sus monos petisos son inolvidables. En serio, hace mucho bien que gente como Ud. u otros amigos tiren alguna línea de aliento pa' seguir adelante y no vaguear tanto.

    ResponderBorrar
  16. miguelao, laburá, vago... poné algo más...Es verdad lo de don placido, pero no mo acordaba,
    Chau, va un abrazoo -o sea un abrazo animal- en Cilencio

    ResponderBorrar
  17. cuan grato a sido reencontrarme con don nicola , un viejo amigo de mi infancia hoy la distancia del tiempo me permite ver cuan rico,imaginativo e ingenioso era el sainete,puesto a la mano de los niños a travez de esta verdadera obra maestra. Dios los bendiga

    ResponderBorrar
  18. Estimado Rompetele, espero que leas esto. En mi otro blog, La colección de Dao, podés encontrar material de Torino para descargar. Y pronto habrá más... Saludos

    ResponderBorrar
  19. Excelente nota. Conocí a mi ídolo Torino en una charla que dio en la ADA en 1980.

    ResponderBorrar
  20. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar