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Vas a encontrar, básicamente, data sobre historieta cómica argentina clásica. Además, bastante de bande dessinée. Algunas reflexiones sobre el lenguaje historietístico, muchas polémicas y miles de imágenes, la mayoría de mis propios archivos. La forma más fácil de ubicar un material o autor es ir a "Etiquetas", revisar y hacer click en la pertinente. También podés escribir una palabra clave en "Buscar en este blog". Tenés mi contacto, encima, acá al lado → → →→ → →→ Suelo responder mails si la consulta es muy específica. En cuanto a enlaces que ya no funcan, lo siento, llegaste tarde. Podés tomar lo que quieras, en tanto cites la procedencia. Si no citás, y te ubico, te escracho públicamente, como he hecho en varias oportunidades. Enjoy

sábado, junio 26, 2010

ALTRI TEMPI

Hace dos años, posteaba sobre la agradable sorpresa que me llevé con Jim, Jam y el otro. Ahora vuelvo a referirme a Max Aguirre, pero a raíz de una nota que le hace Andrés Valenzuela, en el último número de Comic.ar. El cronista lo presenta como "uno de los historietistas más lúcidos del medio". El entrevistado vuelca, desde el vamos y durante todo el reportaje, su amarga queja contra los editores, dado que su libro Los resortes simbólicos terminó en una mesa de saldos de la calle Corrientes.
Pienso en Quinterno, Mazzone, Torino. En los ejemplares atrasados de Patoruzú, Capicúa o Don Nicola que terminaban rematándose a tres por uno en los kioscos. No tengo noticias que ninguno de los nombrados haya puesto el grito en el cielo por eso. Al contrario, pienso que lo preferían, antes que terminaran enmoheciéndose en un rincón de la editorial.
Pero claro... eran otros tiempos. Los historietistas no se pensaban a sí mismo como artistas. Quinterno, Mazzone o Torino -Oesterheld, inclusive- se hubieran cagado de risa si alguien les proponía vender sus productos en librerías. La historieta, todavía, no se había vuelto "adulta".
Creo que si Valenzuela le adjudica tal grado de lucidez a Aguirre, debe tener sus razones, por más que yo no las advierta en esta nota. Quizá, dicha lucidez, haya quedado un poco obnubilada por las muestras en el Recoleta, o por la edición en Sudamericana, vaya uno a saber...

19 comentarios:

  1. Es un poco ridículo comparar hechos sin tener en cuenta de que se trata de modos de producción completamente diversos. No se trata de creencias (ser artista, ser artesano) sino de la brutal materia.
    El modelo de la revista incluía que el autor cobrabra, todos los meses o cuando le pedían un laburo.
    El modelo del libro implica que el autor cobra si el libro vende. A lo sumo, cobra un adelanto, pero es lo mismo.
    Si un libro se salda, el autor pierde por varias puntas: no cobra un mango de lo que paga el saldero, el libro termina con su recorrido comercial, y corre el riesgo de que el saldo "le baje el precio" futuro al autor: que la gente no compre un libro futuro ("total, después se salda") o que los editores no lo editen ("Uy, este va a saldo").

    Como bien decís, aunque no por las razones por las que lo decís, "altri tempi"

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  2. A veces no estás a la altura de tu inteligencia. El problema de Aguirre -y pareciera que también el tuyo- es que piensa la historieta desde un paradigma único e inconmovible: el de su publicación en libro y su distribución en librerías. Están inmersos en esa problemática, la naturalizan, y no ven más allá de ahí. No veo por qué estaría superada la alternativa de la edición de historietas en forma de revistas que se comercializan en kioscos, que fue su espacio de origen, y ahora parece que ni siquiera merece ser tenido en cuenta.

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  3. Creo que el problema es otro que los autores no tienen en cuenta. En el formato de revista el autor cobraba cuando se le pedia el laburo, pero la revista se vendía, los que editaban las revistas no eran mecenas que pagaban para ayudar al dibujante o al guionista, editaban porque vendían y ganaban guita. Si un libro se salda no es por capricho del editor sino porque NO SE VENDE, y si no se vende es porque no interesa, ya sea por el dibujo, el guion o simplemente porque hay menos gente que lee historietas sea por el motivo que sea. A lo sumo puede ser por impericia del editor por editar cualquier verdura, despues de todo no vi en las mesas de saldo ningun libro de De La Flor, por ejemplo. La prueba está en que ni siquiera como saldo, a un 10% del precio de tapa, fueron un exito de ventas. Y sí, el autor tendría que estar contento que por lo menos su obra se difunda, gente que no lo compró a 20 $ a lo mejor lo compra por 2 $, lo conoce y el proximo lo compra apenas sale, al que le interesa algo generalmene no se arriesga a esperar que salga como saldo. Despues de todo, si el libro se queda tirado en el deposito del editor el autor tampoco cobra.

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  4. Totalmente de acuerdo con vos Miguel, además creo el principal fin de la historieta debe ser entretener contando una historia.Que no se entienda la palabra entretener con como "entretiene" por ejemplo Tinelli.Algunos se fijan más en la impresión y el tipo de papel en que se va a aditar que en la obra en sí.Esto no quiere decir que no se editen también libros para venderse en librerías, otra cosa que creo le hizo mal a la historieta nacional es que se politizó y también se intelectualizó llegando al punto de que todo lo que hizo Oesterheld fué genial y todo lo publicado en Columba es basura, por citar un ejemplo.Disculpáme si me extendí o me fuí de mambo.Te mando un abrazo.

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  5. Para el anónimo: comparto lo que decís, pero me resisto a quedar atrapado en discutir lo que plantea Aguirre. Quizá tendría que haber transcripto la nota de Valenzuela (no lo hice, porque es una revista que está en los kioscos y merece ser comprada), pero allí el punto central es la reflexión sobre la edición de historieta, tema que preocupa al entrevistado. Repito que Aguirre lo sitúa exclusivamente en el mercado del libro. Incluso habla del atraso histórico en la edición de “la obra” de otros historietistas -no tan- jóvenes. Esto está asociado indisolublemente a una concepción de la historieta como “hecho artístico”, vinculado con la “cultura mayor”. El lugar desde donde habla es el del artista que reclama atención, que merece ser publicado y difundido en condiciones acordes a su “nivel jerárquico” dentro de esa cultura, y por supuesto, recompensado económicamente acorde a dichos méritos. Se queja, además, de que la historieta, más allá de los circuitos que hoy en día la consumen, “no sucede” entre la gente. (...)

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  6. (continúo)Desde este posicionamiento, por más que se hagan todas las preguntas que según Aguirre no están planteadas, no va a haber muchas respuestas. O por lo menos, no las que espera el entrevistado. Como vos lo esbozás, estas cuestiones se rigen por una lógica comercial. No vendés, no publicás, o si llegaste a publicar, terminás en mesa de saldos. Por otra parte, hay tanta novela, cuento, ensayo, inédita. Y son lenguajes que natural y legítimamente pueden reclamar el formato libro, porque no admiten otro canal para su difusión. Por qué habría entonces que darle prioridad a la historieta? Los escritores son muy concientes de esta realidad, la sufren. Muchos saben que su obra -por temática, estética, lo que fuere- difícilmente llegará al gran público y buscan caminos alternativos, como son los concursos literarios, los subsidios estatales, etc. Ahora, si Aguirre pergeña una recopilación de historietas, bajo el título de “Los resortes simbólicos”, sin poner en la tapa unos resortitos con carita, medio desdibujados y saltando, tendría que sentirse afortunado de que lo hayan publicado, sin tener que bancarse una doble lista de espera: la de los escritores no populares, y la de los historietistas que aspiran al libro. Pero no, se queja de la mesa de saldos. Y encima, pretende llegada a ese colectivo indefinido que es “la gente”. Qué gente, me pregunto? El público de librerías? Supongo que si un distraído lector de ensayos de cualquier campo, abriera “Los resortes simbólicos”, atraído por el título, al ver dibujitos lo devolvería al estante enseguida. Y si un lector de historietas, de los que buscan entretenerse, pasara por la librería cansado de no encontrarlas en los kioscos, ante el mismo título pasaría de largo. Con lo que quiero decir que las preguntas que hay que hacerse no sólo pasan por los canales de comercialización de un producto, sino -ante todo- por qué se cuenta, cómo, para quién. Yo, que formo parte del microclima historietómano, leí “Los resortes simbólicos” -lo adquirí en mesa de saldos- y más allá de que me gusten más o menos las historietas que contiene, me queda claro que su destino no podría haber sido el kiosco. Porque el kiosco, donde iba esa fracción del colectivo “gente”, interesada en pasar un buen rato con la historieta, no admite pretensiones literarias dibujadas. Es por esto que resulta una falacia responder a las cuestiones expuestas con que ya no hay editoriales de revistas de historietas que paguen por adelantado a dibujantes y guionistas. Seguirá sin haberlas, en tanto dibujantes y guionistas no se planteen su metiér en función de complacer a un público que exceda a unos pocos nerds. Así, aún cuando se quejen, promueven la nueva marginalidad de la historieta (ahora dentro de la “cultura mayor”), en vez de reivindicar su lugar de origen, que era marginal por oposición. Muchos historietistas se piensan en términos de posteridad y no de inmediatez, individuales y no colectivos. Las editoriales de revistas cerraron, y ellos añoran la llegada que tenían, pero producen para élites y sin resignar su sello personalísimo de “autor”. A lo sumo se juntan, para que cada uno, por turno, edite su “obra”. Y cuando llegan a editar, se quejan de que no venden. Seamos serios, muchachos. Porque de última, si aún retomando el rumbo perdido de lo popular, no aparecieran editores, quedan las cooperativas (poniendo guita del bolsillo, apelando a subsidios, publicidades, lo que sea). Los que laburamos en el teatro sabemos mucho de eso, y no se nos caen los anillos de “artistas” por conformarlas.

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  7. Adrián: el concepto de entretenimiento es otro de los bastardeados, en tanto se lo identifica rápidamente con Tinelli.Oesterheld -al menos, en principio- hacía historieta sin aditamentos ("comprometida", "profunda", "política", "adulta"). Y con calidad, y entretenida, y popular. Y lo mismo Quinterno con Patoruzito semanal, para no hablar de la historieta cómica. Y desde ya que Columba también, aunque yo tenga otros cuestionamientos para hacer en ese tema. Obviamente que en la actualidad no es dable repetir las mismas fórmulas, pero entre los elementos esenciales del lenguaje, a mi parecer, no se pueden resignar tres: marginalidad respecto a las culturas "mayores", pretensión de alcance masivo y entretenimiento. No reniego de la "literatura dibujada" o como quieran llamarla, pero que no se quejen los que la cultivan de no alcanzar la repercusión que tenía la historieta en otros tiempos, porque ya no estamos situados en el mismo concepto de historieta. Abrazo

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  8. No tengo tiempo ahora de leerte en extenso, sólo dos precisiones.
    1. No sé de dónde sacás que Max (o yo) creemos que el libro es el único espacio. Uno publica donde puede. Ojalá fueramos todos dueños de nuestros medios de producción. A mí también me encantaría publicar cada mes en una revista muy barata y muy masiva: si conocés un capitalista dispuesto a armar ese negocio, dale mi teléfono y me siento a conversar con él, feliz.

    2. Anónimo: los saldos no siempre tienen que ver con esa dicotomía "vendés/no vendés", ni con impericia del editor. Hay mil cosas que deciden el recorrido de un libro. No fue el caso de Domus (sus vicios fueron otros) pero hay editoriales monstruo cuya estrategia es editar muchos títulos sabiendo que mandan a saldo buena parte de lo que sacan.
    Y "Los Resortes..." en particular tengo entendido que vendió bien (lo que convierte en sanata buena parte de la argumentación de Miguel, dicho sea de paso)=.

    3. La idea de que si algo se politiza y se intelectualiza se vuelve malo es tan ridícula que ni me molesto en contestarla, pero me gustaría que la contestes vos, Miguel.

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  9. ah, bueno! si no hay tiempo de leer en extenso, entonces no me molesto más en responder en extenso...
    1.- De vos, no sé. De Aguirre lo saco de lo que se trasunta en el reportaje.
    2.- Lo que me toca... en la mesa de saldos donde compré "Los Resortes..." había como pa' enyenar varias librerías, y siguió habiendo.
    3.- Yo no dije que se vuelve malo, sino que se convierte en otra cosa. La historieta política, por ejemplo, en panfleto. Y la intelectual, en "Literatura ilustrada".
    (...seguí alegando falta de tiempo, y rebajando el debate a la chicana, que es de lo que siempre me acusás a mí)

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  10. Otra, relacionada con 1:
    Hay una obra de Beckett, que se llama "Esperando al capitalista", o algo así...

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  11. Es admirable la manera de interpretar lo que dije (equivocada, pero bueno, cada uno interpreta como quiere)y es envidiable tener tanto tiempo libre para poder escribir.
    Mil gracias Miguel. Un día si te cruzo en vivo te explico que me malinterpretaste. Saludos a todos y un beso a Federico.

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  12. Algo más y qué es interesante, yo no leí aún la nota y me causa curiosidad que según lo que leo acá estoy más de acuerdo con vos que conmigo. Creo que algo no sucedió bien.

    Para cerrar, hay muchísimos libros de Los Resortes en saldo y eso no es en sí mismo ni un problema ni una vergüenza ni algo preocupante y eso estimo haberlo dicho. Me preocupan condiciones de laburo, mercado real, la no gremialización de los que trabajamos de ésto, la degradación de lo que se cobra ya que suele ser el autor la variable de ajuste...

    ¿Posta se leyó la nota como que uso una boa violeta y la voy de divo?

    Insisto, algo falló.

    Otra vez, gracias Miguel.

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  13. Max: no sé si es malinterpretación o no. Yo diría que es interpretación, a secas. Legítimo -e inevitable- derecho de cualquier lector. De todos modos, intento (no se si lo logro) circunscribirme a lo que extraigo de la nota, que no se condice con lo que expresás acá. Me alegra, por ejemplo, que menciones la preocupación por lo gremial. En cuanto al tiempo para escribir, no creas que tengo tanto. Simplemente uso el que otros dedican a ver a Tinelli o el Mundial. A lo mejor, hago mal, que se yo... Saludos

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  14. Ahora sí te leí, pero me hubieras avisado que era todo una rabieta inconducente, así no me perdía a Tinelli...
    Creo que la clave está acá:
    "Es por esto que resulta una falacia responder a las cuestiones expuestas con que ya no hay editoriales de revistas de historietas que paguen por adelantado a dibujantes y guionistas. Seguirá sin haberlas, en tanto dibujantes y guionistas no se planteen su metiér en función de complacer a un público que exceda a unos pocos nerds."

    Tenés una idea de las causas y las consecuencias medio rara. Un tipo ya mayor como vos tiene que haberse cruzado alguna vez con Charlie Marx: estás suponiendo que la superestructura (los dibujantes artistizados) precede a la infraestructura (el modo de producción, el campo editorial).

    Concedo que las relaciones entre ambos campos (autores, editores) son complejas. Pero la idea de que los autores "causan" la situación editorial es completamente absurda, además de ser falsa. Y digo que es falsa, porque está lleno, pero recontra lleno de autores dispuestos a hacer historieta popular (Max es uno, es rarísimo este debate).
    Si esos autores no están haciendo "historieta entretenida para lectores no nerds" es sencillamente porque no tienen cómo ni donde.
    Los autores más "raros" (todas estas categorías hay que problematizarlas, pero bueh) sí tienen donde, porque sus condiciones de producción son más sencillas.
    La causa es obvia: para ser masivo necesitás, además de contenidos masivos, medios masivos.
    Editar libros es monstruosamente más barato que editar revistas.
    ¿Contento ahora?

    Un abrazo

    Fede

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  15. Uf, que trabajo sobreexplicar lo obvio!
    El párrafo: "Seguirá sin haberlas, en tanto dibujantes y guionistas no se planteen su metiér en función de complacer a un público que exceda a unos pocos nerds", significa que en tanto los historietistas no se pongan como meta recuperar al gran público, y para eso, repensar qué decir, cómo decir, y dónde decir, no sólo no habrá revistas de historieta, sino que tampoco habrá historieta. Quedará, sí, la Narrativa Gráfica, esa especie de obra artística menor, que vos defendés.
    Y los mangas, y los cómics, y todas esas pelotudeces, por supuesto.

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  16. Creo que con lo que escribí anteriormente, vas a seguir sin entender. Por eso respiro, me armo de buena voluntad, y me explayo.
    Vos afirmás que hay un montón de "autores" dispuestos a hacer "historieta popular". Tienen que dejar de considerarse "autores" y hacer historieta, a secas! Y ahora, ya, no cuando los llame un editor! Desde donde puedan e inventen. Y como ejercicio conciente y convencidos de la necesidad de practicarlo. Sabiendo que les va a llevar bastante tiempo dejar de mirarse el ombligo y recrear un lenguaje de comunicación con la gente. No entiendo cómo carajo podría hacer alguien que está enfrascado en sus experimentaciones estilistíticas, para de la noche a la mañana sacudirse de un plumazo esas formas y tener llegada al gran público? Qué? Te parece tan fácil? Se trata de rebajar la calidad de la prosa y dibujar simplecito para la gilada?
    No me hagás calentar. Tampoco vengas a darme lecciones de marxismo. En el modo de producción capitalista no podés esperar sentado a que se fijen en la historieta e intenten reubicarla en el consumo popular, mientras que vos te dedicás a hacer literatura con dibujitos. El desafío es reestablecer el nexo perdido con el gran público, por los canales que sean. Y el cuento de que es absurdo atribuírles a los historietistas esa ruptura, ya lo escuché muchas veces, al punto que me suena a lugar común. No es la única causa, es cierto. Pero en este momento es la principal. Están muy cómodos luciéndose con sus dibujitos y cagándose en lo que cuentan, o ensayando de escritores, para ocupar algún peldaño inferior en la escalera del arte, o relatando la extraordinaria aventura de ir a comprar media docena de facturas. Y recibiendo aplausos de los nerds, y de los que nunca agarraron literatura en serio, y de los pelotudos que ven poética en un viaje a la panadería. Pero igual estos genios se quejan de que la historieta ya no es masiva! Y si se les sugiere que tendrían que salir a buscar a la gente, con otros recursos, con otros temas, te contestan que no habría ningún problema en hacerlo, siempre y cuando aparezca un editor que los financie! Dejáme de joder! Viste alguna vez un grupo de teatro callejero? No se quedan experimentando en un sótano, mientras esperan que los llame Rotemberg para la calle Corrientes... Abrazo
    (...y aclaro que la discusión ya excede a Max, para no seguir hiriendo la susceptibilidad de la gente de Historietas Reales)

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  17. Y te lo hago más clarito, por si todavía quedan dudas: sí, estoy convencido que los autores "causan" la situación editorial de manera indirecta, en tanto sobre ellos pesa gran parte de la responsabilidad de la ruptura de la historieta con el gran público. Si la historieta no tiene llegada popular,no es porque no hayan vehículos que la transmitan, sino porque aún cuando existieran, no se consumiría la historieta que esos "autores" hacen. Y siendo así, nunca va a haber editores que piensen en financiar revistas (o álbums, o tomitos, no importa el formato) para poner en los kioscos. En todo caso, cuando quieren vender historieta, reeditan Patoruzito o Mafalda o Corto Maltés, que todavía siguen interesando.

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  18. La calentura por la doble derrota sudamericana no es el mejor estado de ánimo para contestar tus desvaríos, Miguel.

    Decís: "En el modo de producción capitalista no podés esperar sentado a que se fijen en la historieta e intenten reubicarla en el consumo popular, mientras que vos te dedicás a hacer literatura con dibujitos."
    En el modo de producción capitalista, uno produce según manda el modo de producción. No te hacía tan inocente como para suponer que los historietistas tendrían que ponerse a entrenar en hacer historietas "para las masas" hasta que lleguen los editores.
    (¡La idea es tan absurda que no puedo creer que la esté exponiendo!)

    Pero me interesa más decirte que tu rabieta contra los autores tiene el problema de no tener el menor soporte fáctico. Y por varias puntas.

    1. Autores (o artesanos, elegí tu palabra preferida, no soy un nominalista como vos) "que se miran el ombligo" como Liniers o Tute están, lejos, entre los más exitosos, masivos y leídos de Argentina. Y otros tienen un núcleo de lectores muy sólido, como Carochinaski. Claro, la leen chicas que seguían su fotolog, no señores mayores fanáticos de Don Nicolá, ¿qué culpa tengo?

    2. En otros países, autores que han hecho historietas de una complejidad enorme venden mucho y se hacen millonarios. (Maus, Persepolis, ¿te suenan?).

    3. Hoy, el panorama está lleno, pero recontra lleno de gente haciendo historieta muy comprensible y para nada avant garde. Casi con lo que tengo a la vista: la gente de Comic.ar, Mosquito (y yo cuando laburo con él), el propio Max, humoristas como Cirianni y Sala, muchas cosas de Lucas Varela, Salvador Sanz, Carochinaski. Que algunos no te apelen a vos, es otro tema: no sé si los tipos como vos conforman un mercado.

    Abrazo!

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  19. Quiero creer que los intentos de desacreditar mi discurso con meras adjetivaciones, que ya venías exhibiendo, obedecen en este caso a tus berrinches futboleros, como insinuás. De lo contrario, tendría que pensar que guardan proporcionalidad inversa con la coherencia de tus refutaciones.
    Yo le imputaba a Aguirre el estar encerrado en un paradigma, pero él al menos, reconoce que la historieta no sucede entre la gente.
    Lo tuyo, en cambio, pasa de encierro a enclaustramiento, con el matiz de voluntad que implica el último término.
    En este planteo que hacés del huevo o la gallina, hay algo que parece de sentido común, pero que sin embargo a vos se te escapa.
    El mercado satisface necesidades o las crea. Eso se verifica también en la historieta. Porque yo acuerdo con Aguirre en que la historieta no sucede, en tanto hablemos de un determinado modelo de historieta. Hay otro que sigue sucediendo y por lo tanto se produce. Te desafío a conseguir y comparar el volumen de venta de todas las ediciones de los libros de Liniers (tu supuesto ancho de espadas) con el de los tres títulos que la decadentísima Editorial Universo pone en los kioscos de todo el país cada mes. Te adelanto el resultado: ganan por muchísimos cuerpos Patoruzú, Patoruzito e Isidoro.
    Y no se trata de que me gusten a mí (de hecho abomino de esas ediciones), sino de que tipo de historieta "sucede". Si es por complacerme a mí, te diré que hay expresiones que me gustan mucho y que jamás alcanzarían repercusión masiva. Pero me parecía obvio que no se hablaba de mis gustos. Como también creí innecesaria la aclaración que al hablar de historieta nos referíamos exclusivamente al mercado nacional. Aventuro que estos malentendidos permanentes derivan de tu refractarismo a mi nominalismo, y no a los intentos de tirar la pelota afuera, para estar a tono con tu inicio. Porque, de paso, si se trata de mirar para afuera y de citar al autor de Maus, no vendría nada mal que te fijaras en la frase suya con la que encabezo el blog desde hace un tiempo.
    Por último, hacer historieta "comprensible" no equivale a hacer historieta popular. Por supuesto, que hasta un pibito medio lelo puede entender las vicitudes de un "autor" en su dura lucha por ir hasta la panadería de la esquina a comprar media docena de facturas. Pero de ahí que interese a alguien más que a un grupúsculo de familiares y adictos... Por otra parte, es cierto que no hay mucho de nuevo en eso. Es lo mismo que hacía Calé y otros tantos, pero con más talento, y menos "autobiógrafo". Abrazo, Fede querido.

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